Guillermina Constantino

Ilustración de Florencia Barzola

Hace algunos años me sumergí en este, para mí, nuevo universo de la deconstrucción de lo impuesto. De la mano del feminismo vino la necesidad de replantearme cómo concebía el amor y por ende los vínculos sexo-afectivos. Primero me replanteé la monogamia, luego comencé a leer e investigar sobre las formas de relacionarse dentro de un mundo patriarcal y capitalista, y con ello me encontré con que no quería encasillarme en ningún rotulo, ninguna definición; ni monogamia, ni amor libre, ni poligamia, tan solo quería relaciones sanas atravesadas por determinados pilares que creo fundamentales.

Entiendo que el camino de la deconstrucción es constante y unx nunca se termina de deconstruir, pero me parece muy importante la necesidad de poder compartir con todos nuestros vínculos (familia, amigxs, compañerxs) lo urgente de generar vínculos sanos. Y en esta nota me limitare a hablar solo de los vínculos sexo-afectivos pero muchos de los pilares pueden extenderse a todos los vínculos que unx desea tener.

Una de las primeras cosas que me dejé en claro cuando comencé a transitar este camino era qué tipo de vínculo no quería volver a tener. Y con esta aclaración me tuve que obligar a repasar todas mis relaciones monógamas, las cuales por estar inmersas en este sistema me habían llevado a reproducir las lógicas del amor romántico.

Mis relaciones anteriores habían estado atravesadas por los celos, la posesión y la idealización, mayoritariamente y de ambas partes. Por ejemplo, mi primera relación me dejó una semana tirada en la cama, adelgacé 3 kg y sentí que mi vida ya no tenía sentido. Había depositado todo en la otra persona y no entendía por qué me había dejado. Con el tiempo y este nuevo rumbo que tomaron mis relaciones entendí que había aprendido una manera de “amar” queno era la más conveniente, ni para mí, ni para mis compañerxs.

El amor compañerx, como me gusta llamarlo, es una nueva ética de amor y cuidado. Los pilares fundamentales son: la responsabilidad afectiva, la autonomía, el consentimiento, la libertad personal, la horizontalidad, el cuidado de nuestra red social y afectiva y el dialogo. Esta lista que comencé a escribir hace un tiempo siempre tiende a extenderse a medida que voy hundiéndome en este camino de ida, sin retorno.

Podría explayarme infinitos renglones sobre cada pilar que creo fundamental, pero mi objetivo con esta nota es dar cuenta de que ningún rotulo está mal, siempre y cuando entendamos la importancia de crear amores compañeros, de los cuales siempre se pueda aprender, se puedan cuestionar y re inventar. La manera en la que queramos que se dé la inventamos nosotrxs con lo que más comodxs nos haga sentir. Cuestionar el amor romántico es un primer paso y con ello entender que cada amor compañerx es un aprendizaje, que no tiene garantías, que se puede terminar en cualquier momento y que eso no está mal, siempre y cuando sea con respeto y mucho amor.

Muchxs de ustedes se preguntarán: ¿cómo se lleva a la práctica?, a lo que les responderé que no hay que seguir estrictamente la receta “feminista del amor compañerx” sino, más bien, desde el deseo más profundo de querer crear algo bonito y de entender las libertades personales de cada unx, guiarse por el camino, saberse acompañadx y acompañar.

Entre mucho de lo que leí e investigue una de las personas que más me atravesó fue Coral Herrera Gómez quien escribe para Pikara Magazine y de la que me hice eco de muchos de sus consejos. Por lo que me gustaría finalizar esta nota citándola con una frase que lo englobatodo: “El amor se puede despatriarcalizar, descapitalizar, deconstruir, desmitificar, colectivizar y re-inventar, y además tiene un hermoso y noble potencial revolucionario”.