La prueba del pañuelo explicada para dummies

La prueba del pañuelo explicada para dummies

Las bodas gitanas y la llamada 'prueba del pañuelo' generan gran interés y morbo entre la cultura paya. Silvia Agüero Fernández analiza por qué: ¿simple curiosidad o moralidad paya?

08/11/2019
La foto es del cuadro Carmen Bastián, deMariano Fortuny: una mujer en un diván con vestido y medias pero la vagina a la vista. La pintura tiene un marco rosa hecho por Señora Milton

Carmen Bastián, de Mariano Fortuny, en un marco de Señora Milton

Ser  una bruja comeplacentas, payofóbica y feminazi –como dicen mis “admiradores”– o militante pro parto natural, lactivista, activista gitana y feminista–como afirmo yo– tiene sus desventajas. La interseccionalidad de todo lo que soy hace imposible mi integración en la sociedad homogeneizada y homogeneizante, de payos machos progres y mujeres blancas con camisetas de Mango con las que reivindican su feminismo esponsorizado. No, ahí no quepo, ni siquiera quiero caber: no me da la gana de integrarme, que lo sepas.

En la realidad de mi vida existe DIVERSIDAD. Una diversidad normalizada, tan normal como la que veis ustedes, mujeres desprejuiciadas que leéis Pikara, cada día y por doquier. Una diversidad que no me causa sorpresa y que no veo como “extraordinaria” porque no me resulta extraña. No me asombra ver gitanos gays, ni gitanas lesbianas, ni me asombra ver un gitano médico, ni de Japón. No me asombra ver una gitana militando activamente en el PP ni me asombra ver una europarlamentaria gitana por el partido sueco Iniciativa Feminista. Lo mejor de todo es que toda esta diversidad —sexual, profesional, vocacional, de orígenes, de pensamientos, ideológica, de creencias— ha existido siempre en mi vida y en la vida de las gitanas y de los gitanos que he conocido y de los que guardo memoria.

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En estos valores me educaron, nos educaron. Así veo y vivo la tradición gitana: una alternativa al machismo, al patriarcado, una alternativa a la transfobia y a la homofobia. Una tradición basada en el respeto, la solidaridad o la biofilia, el amor a la vida. Recordemos que incluso en las condiciones más lamentables y peligrosas como lo fue el Samudaripen, el genocidio sufrido por las personas gitanas durante el nazismo, nacieron niños. Sí, sí, incluso en Auschwitz nacieron más de 200 niños y niñas de vientres gitanos.  La tradición gitana es también la de la no-violencia. Jamás las personas gitanas hemos participado colectivamente en ninguna guerra más que como víctimas. Sí, sí, jamás hemos montado ninguna guerra, insisto. La cultura gitana lucha por el bienestar global de la comunidad y no por el egoísmo de la individualidad.

Por supuesto, la obligatoriedad de la integración hace mella en esta cultura con base oriental. India es el origen remoto de la población gitana. La moralidad impuesta por el catolicismo (antes, ahora y siempre) y por el evangelismo (más exacerbado en estos tiempos) en la comunidad gitana buscan alienar y machacar la tradición de la solidaridad, el respeto y la moral gitana a golpe de asustar con el mismísimo infierno. Esto debe sonarle a la sociedad mayoritaria, esa de de la que ninguna de nosotras formamos parte, ni ustedes, ni Pikara, ni yo.

La virginidad de las mujeres

Os cuento este rollo, que quizás ya sabéis, porque soy muy pesada y me paso la vida como un disco rayao Intentando gitanizar el mundo, por eso de pretender la felicidad; la vuestra, la nuestra. ¡Uy! ¡Qué mayor soy! No sé si las millennials sabéis era un disco y lo que pasaba cuando se rayaba. Pues que se repetía, una y otra vez. Eah!  Pero también porque hay una pregunta y una afirmación que se repiten más que yo. Un morbo exacerbado por la sexualización de las mujeres gitanas, por esto el topicazo extendido hasta la saciedad por esos machipayos que hacen y rehacen a las gitanas a su antojo. Esa morbosa curiosidad les ha llevado a escribir, dibujar, filmar nuestras bodas: las bodas gitanas. Aumentando cada vez más el morbo y retroalimentando el estereotipo una y otra vez mas. Las bodas gitanas son famosas por la duración, la extravagancia, la belleza, el misterio, el exotismo y, sobre todo, conocidas por eso que llamáis ‘la prueba del pañuelo’.

Esa prueba del pañuelo que tanto deseáis conocer es el principal argumento por el cual las personas racistas afirman que “los gitanos son mas machistas” Se usa hasta para negarnos el carnet de feministas. Os cuento: al amparo de la grandiosa campaña #MeToo relaté los abusos que había sufrido en mi adolescencia y se me troleó cuestionando mi legitimidad para participar en dicha campaña por provenir de una cultura en la que se comprueba la virginidad de las mujeres previamente a su casamiento.

Personalmente me parece increíble que esto siga pasando. Tanto en las bodas civiles como en las religiosas, las novias —payas o gitanas— suelen lucir unos preciosos vestidos blancos. Os recuerdo que el color blanco representa la virginidad de la novia. Claro, diréis que no todas se visten de blanco por esa razón o que no todas se visten de blanco en su boda. Pero realmente sigue siendo muy común. Si yo al escribir esto tengo que reconoer la excepción de esas mujeres que no se casan o no lo hacen de blanco, ¿por qué ustedes no tienen en cuenta las excepciones, la diversidad, la heterogeneidad de las gitanas? Bueno, a decir verdad, sí que lo entiendo. Es parte del antigitanismo que nos afecta específicamente a las mujeres gitanas, es antigitanismo patriarcal.

Diréis: Ya, Silvia, sí, vale, no todas las gitanas lo hacen, pero se sigue haciendo, ¿verdad? Entonces, ¿tú qué opinas?

Pues, opino…

Que hay mil debates en el feminismo en los que puedo participar con mi propia voz.

Que este debate, igual que el debate de la prostitución, básicamente se basa en discutir si las mujeres lo hacen por la naturalización del machismo o porque realmente quieren o lo necesitan.

Que en torno a la prueba del pañuelo se ha generado un morbo brutal que afecta a mi vida personal cotidiana. Cada vez que hago una nueva amistad, inmediatamente, automáticamente, como si tuvieran un misterioso resorte que las impele, acaban por preguntarme —antes que después— por el dichoso pañuelo. Yo creo que lo hacen para restregarme en la cara una moralidad paya que consideran superior. O no, quizás es sólo eso, morbo… pero que da un po’l saco qué no veas!

Opino, por supuesto, que tengo un nivel hardcore de feminismo gitano y que las mujeres son dueñas de sus cuerpos, pero sobre todo…

Opino que en el jojoi de las gitanas mandan las gitanas.

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