“Nosotras desde aquí dentro, vosotras desde ahí fuera”, escribe Alizia Saez, presa en la cárcel de Logroño. Hace años que tenemos relación con ella, hace años que nuestros materiales atraviesan controles sin sentido para que pueda leernos. Tuvimos claro, mientras pensábamos en los temas para el monográfico de cárceles que acabamos de poner a la venta, que queríamos que ella escribiera la introducción. Nos llega, a través de su abogado, un archivo escaneado, escrito de su puño letra, en el que Saez reivindica el derecho de las encarceladas a ser escuchadas más allá de prisión. Nos señala con el dedo: “Nosotras desde aquí dentro, vosotras desde ahí fuera”.

La cárcel es esa institución total —como lo son los psiquiátricos o los Centros de Internamiento para (Personas) Extranjeras— en las que escondemos nuestros fracasos como sociedad. En las prisiones, en las afueras de nuestras ciudades, todas iguales, todas grises, todas tristes, aparcamos a todas esas personas que no cumplen las normas. A las mujeres que se defienden de sus agresores, a las que transportan droga para poder subsistir, a nuestros maltratadores, sí; pero también a nuestros vecinos y vecinas, esas que se buscan la vida como pueden para sacar adelante a sus familias. Lo dice La Polla Records, no lo digo yo: “El rico nunca entra y el pobre nunca sale”.

Las mujeres, además, somos una excepción en las prisiones. No están pensadas para nosotras ni las infraestructuras carcelarias ni los programas de (sic) inserción. En el Estado español, no somos más del 10 por ciento de toda la población reclusa, pero, pobre de ti si entras en la cárcel, porque el estigma es desproporcionado. Delinquir no está bien visto, pero mucho menos si las delincuentes somos nosotras. Educadas para no saltarnos las normas, estar presas es una ofensa que la sociedad no nos perdona.

En el monográfico tratamos de entender qué violencias se ejercen contra las mujeres presas, pero también de qué manera las instituciones penitenciarias ignoran nuestras necesidades. Hablamos del economato, de maternidad en prisión, de arquitectura, de lesbianismo, de la realidad de las personas trans en las cárceles; de las distintas posturas del movimiento feminista ante la cárcel y de la necesidad de desarrollar en mayor profundidad de qué hablamos cuando hablamos de feminismo antipunitivista. Además, tratamos de ampliar la idea de cárcel para abordar también qué violencias se ejercen, por ejemplo, en los psiquiátricos y analizamos las vivencias y los estigmas del Pueblo Gitano en prisión. Entrevistamos también a Irene Abad Buil sobre su libro En las puertas de prisión. De la solidaridad a la concienciación política de las mujeres de los presos del franquismo y, publicamos el testimonio inédito de la socióloga Raquel Osborne, escrito tras su salida de la cárcel en 1973. Detenida por el Tribunal de Orden Público, estuvo presa en las cárceles de Santa Cruz de Tenerife, y, en 1974, en la de Yeserías (Madrid).

Análisis, crítica y periodismo feminista para acercarnos a las múltiples violencias que se sufren en prisión y para tratar de entender las dinámica de las instituciones penitenciarias. El monográfico, que ya está a la venta, está incluido en las suscripciones de MEJORES AMIGAS (74€/año) y AMIGAS DEL ALMA (120€/año) , pero también puede comprarse en nuestra tienda online [donde podéis ver el índice completo] o en librerías. Nosotras, la verdad, preferimos que te suscribas porque es la opción que nos da más seguridad. Aunque, ahora que lo pensamos, quizá eso de la seguridad esté sobrevalorado.

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