De la sociedad que ve a la sociedad que consume

De la sociedad que ve a la sociedad que consume

Da igual si el producto que una persona vende y la otra debe comprar es fruto de un duelo, una enfermedad mortal o un acto ilegal: los sentimientos son merchandising.

15/11/2023

Merchandising de Donald Trump con la fotografía de su ficha policial.

A finales de los años 90, Giovanni Sartori acuñó el término “homo videns” para referirse a una sociedad controlada y manipulada por lo que emitía en televisión. Hoy parece que vamos un paso más allá, cuando lo que se muestra tanto allí como en las redes sociales son productos de consumo.

El 19 de abril Harper Collins publicó El chico de las musarañas, un texto que Aless Lequio comenzó a escribir cuando le diagnosticaron cáncer y cuyos beneficios han sido destinados a la investigación de la enfermedad que acabó con su vida, gestionados a través de la fundación que Ana Obregón ha abierto en su nombre. El libro ha encabezado la lista de los títulos más vendidos durante las tres semanas después de su lanzamiento y fue el libro más vendido de la Feria del Libro de Madrid 2023. No voy a dar cuenta de la calidad literaria de esta producción porque, sea una joya de la literatura o no, ¿cómo se ha gestado esta operación editorial? Para comenzar, se pone a la venta en el punto más álgido de la polémica despertada por la fabricación y compra del bebé del fallecido por parte de su madre. Según ella, su hijo, antes de morir, le dijo que quería escribir un libro, tener un hijo (o hija, entendemos) y levantar una fundación (suponemos también que para ayudar a financiar la investigación del cáncer que acabó con su vida) y su madre está cumpliendo todos y cada uno de los sueños que Aless ya no podrá llevar a cabo.

Sea como fuere, la actriz recibirá 1,05 euros por cada libro vendido. La fabricación de la nieta costó 170.000 euros según la revista Lecturas. Eso significa que para alcanzar esa cantidad debería vender 161.904 libros, cifra que parece que aún no ha alcanzado, aunque lleva unos 150,000 ejemplares vendidos. Es muy difícil saber con exactitud la cifra. ¿No habría sido más sencillo invertir esos 170.000 en la investigación en vez de en un acto ilegal, y que pasa por la explotación de otra mujer, y colgar este libro en PDF en la web de la fundación en descarga gratuita, por ejemplo?

Seguramente, pero entonces la revista ¡Hola! no le habría pagado la sustanciosa exclusiva, ni volvería a estar en el candelero. Tanto el ser humano fruto del vientre de alquiler como el libro se convierten así en merchandising póstumo, elaborados con la materia prima de alguien que, por desgracia, ha sufrido una enfermedad mortal. Entendemos el dolor de una madre que ha sobrevivido a su hijo, pero no su necesidad de colmar sus carencias de personalidad narcisista a base de leer su nombre en titulares apropiándose de la intimidad de su hijo y comerciando con ella. Las fotos de la revista ¡Hola! están fantásticamente iluminadas y retocadas, una gran labor de maquillaje y peluquería. Mostrar la cara de una bebé de días fruto de una serie de actos ilegales en España y arrebatándole la intimidad previo pago de su importe, en cambio, ya no parece tan fantástico.

suscribete al periodismo feminista

No es la primera vez que alguien saca rédito personal de una tragedia. La influencer Tamara Gorro se colocó una calota de látex adornada con flores en la gala de los Premios Ídolo para que, según ella, se hablase del cáncer y se destinara más dinero a la investigación. Meses atrás Gorro perdió a su sobrina a causa de un cáncer infantil y no dudamos del dolor por la pérdida y de las buenas intenciones del mercadillo benéfico que organizó después para recaudar fondos dedicados a la investigación en la enfermedad, pero cabe cuestionarse el objetivo de presentarse de esta guisa en la gala, donde no representaba a nadie más que así misma, y cuyo objetivo parecía circunscribirse a que se hablara de ella.

“¿No habría sido más sencillo invertir esos 170.000 en la investigación? Seguramente, pero entonces ¡Hola! no le habría pagado la sustanciosa exclusiva”.

Sartori decía: “La televisión estimula, pero también, frente a estos progresos, hay una regresión fundamental: el empobrecimiento de la capacidad de entender”. Si hay personas que manejan como nadie los tiempos y la dosificación de la información estas son las que se dedican a la prensa del corazón. Llevan años mostrando sin pudor los bebés comprados fuera de nuestro país, normalizando esta situación, y ahora aprovechan para afirmar que ha llegado el momento de regular esta práctica en España, pasando por alto el hecho de que haya sido la madre del difunto la que haya querido convertirse en abuela en un acto de consumo. Pero, si alguien sabe de mercadotecnia, ese es Donald Trump.

En la actualidad se encuentra inmerso en el enésimo problema legal al ser acusado de inflar el valor de sus propiedades para así obtener ventajas financieras en la contratación de seguros y otros productos bancarios. El juicio por estos hechos viene solo unos meses después del que le sentó en el banquillo para dirimir si compró, con fondos de la campaña presidencial de 2016, el silencio de la actriz porno Stormy Daniels sobre el encuentro sexual que tuvieron.

Según la televisión inglesa BBC la propia imputación por el pago ilegal a Daniels se está gestionando como un acto más de campaña para presentarse a las elecciones presidenciales de 2024, demostrando que cualquier acto ilegal o moralmente reprobable gestionado con picardía y sin escrúpulos puede dar muchas ventajas a la persona protagonista. Y que no existe la mala publicidad.

Trump es un especialista en sacar una oportunidad de negocio de cada tropiezo que tiene con la justicia, y no dudó en lanzar toda una colección de moda llamada “Free Trump collection”, compuesta de camisetas, gorras, tazas, etcétera. La camiseta exclusiva con el lema “Not guilty” (no culpable), ilustrada con un fotomontaje suyo, fue creada para obsequiar a los seguidores que le donen más de 47 dólares para su defensa. Según su propio equipo, Trump lleva ya recolectados más de 50 millones de dólares en donaciones para su defensa.

Trump es un especialista en sacar una oportunidad de negocio de cada tropiezo que tiene con la justicia.

Evidentemente no es la primera vez que el expresidente de los Estados Unidos saca provecho económico de cualquier imputación o escándalo en el que se ve envuelto. El pasado mes de diciembre sacó una colección de 45.000 cromos virtuales en NFT (Non Fungible Token) a un precio de 99 dólares la unidad que se agotaron en menos de 24 horas, justo cuando el exdirector del FBI Robert Mueller fue designado fiscal especial y anunció que iba a investigar a Donald Trump por instigar el asalto al capitolio del 6 de enero de 2021 y por la sustracción de documentos clasificados de la Casa Blanca. Finalmente, el pasado mes de agosto un gran jurado de Washington DC acusó formalmente a Trump de cuatro delitos: conspiración para defraudar a EE.UU.; conspiración para obstruir un procedimiento oficial; obstrucción e intento de obstruir un procedimiento oficial y conspiración contra los derechos ciudadanos.

Tras la moción de censura que ha llevado a cabo la facción “trumpista” del partido republicano contra su propio portavoz y presidente de la Cámara de los Representantes (tercer órgano del Gobierno de los Estados Unidos), Donal Trump se ha ofrecido a ocupar ese puesto de forma temporal y ya se prepara para la carrera presidencial de 2024. Ninguna mala acción queda sin recompensa, parece, en el caso de Donald Trump.

La tienda online del expresidente de los Estados Unidos Trump es un desfile de objetos que van desde las convencionales camisetas, gorras, sudaderas o tazas hasta el surrealista set de cuchillos para quesos, los aperitivos y galletas a la estrambótica reproducción en porcelana de la mansión de Mar-a-lago y de su avión privado, todo ello a un precio nada popular. Apoyar a tu estrella particular tiene un coste económico.

Download PDF
master violencia de género universidad de valencia

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba