Un momento de la mesa sobre libertad de expresión. / Foto: Pikara Magazine

Alrededor de las preguntas quién fija los límites de la libertad de expresión y quién tiene mayor capacidad de altavoz giró una de las mesas que mayor debate generó en el III Congreso de Periodismo Feminista Lucía Martínez Odriozola, celebrado los días 18 y 19 de octubre en el Bilborock (Bilbao). Las juristas Laia Serra, Adilia de las Mercedes y Violeta Assiego abordaron durante dos horas los límites de la libertad de la expresión, un tema que tiñe de lleno la práctica periodística, y también el activismo feminista y el uso de redes sociales.

Los límites de la libertad de expresión son una cuestión de poder, arrancó Serra, quien añadió el matiz de la importancia que se da a determinados relatos en detrimento de otros. “El poder tiene muchas formas de acallar voces y la litigación es una de ellas”, apuntó, a la par que recordó la importancia de tener “un colchón económico” para la defensa de este derecho de manera judicial. La abogada penalista afirmó también que “la libertad de expresión es una cuestión de sesgo político”: hay discursos que son desinformación y negacionistas y son permitidos. “¿Qué hacemos con quién dice que la violencia de género no existe?”, preguntó.

“La libertad de expresión es una cuestión de sesgo político”

Violeta Assiego recordó que la libertad de expresión es un derecho humano y que uno de sus límites debe ser la protección de los colectivos vulnerables. Por ello insistió en que hay que tener cuidado con la dignidad de las personas. La abogada invitó a pensar cómo decir lo que se quiere decir para evitar así problemas legales o posibles demandas.

Adilia de las Mercedes, que intervino de manera online, recordó que el marco legal no es funcional para todas las personas, lo que limita también la libertad de expresión y el altavoz que se puede usar: “Vivimos la exclusión como voces autorizadas”, dijo en referencia a las personas migrantes y racializadas, reforzando así que el debate sobre la libertad de expresión es un debate sobre el poder, “el tema del que hablan las feministas de la mañana a la noche”. La abogada finalizó su intervención apostando por la importancia de abordar los debates y las ideas incluso de los temas más dolorosos: “Donde está la incomodidad también está la enorme fuerza política del encuentro”.

Asistentes al III Congreso de Periodismo Feminista Lucía Martínez Odriozola. / Foto: Sara Plaza

El III Congreso de Periodismo Feminista Lucía Martínez Odriozola, organizado por periodistas ligadas a Pikara Magazine y financiado en parte por Emakunde y el Ayuntamiento de Bilbao, comenzó con una ponencia de la investigadora Nerea Barjola titulada ‘Los feminicidios y las violencias sexuales como relatospoliticos de disciplinamiento y control: el caso Alcásser’. “Las narrativas del terror sexual son un proyecto político que afecta a nuestra vida”, arrancó. Barjola ejemplificó cómo se establecen controles al cuerpo de las mujeres a través de la disciplina y cómo los realities shows que hacen algunos medios de la violencia sexual dificultan el análisis de los casos en términos políticos. Para la investigadora el abordaje mediático hace que los medios justifiquen la violencia sexual e incluso la reproduzcan. “Convierten a nuestros cuerpos en dóciles, por un lado, mientras que por el otro justifican la violencia sexual y crean una impunidad alrededor del agresor”, subrayó la autora de Microfísica sexista del poder.

Una conversación entre Isabel Cadenas y Lorea Agirre, de los podcast De eso no se habla y Lokatza, respectivamente, y una mesa de debate sobre si el periodismo con enfoque LGTBIQA+ es una especialidad, en la que participaron Andrea Momoitio, Olaia Garaialde y June Fernández, completaron la primera jornada del congreso.

La comunicadora Nerea Pérez de las Heras compartió con las asistentes, alrededor de 120 personas tanto de manera presencial como online, algunos de los artículos que publicó en su época como redactora en revistas de moda. Con tono de humor y ternura, desgranó el avance de la mirada feminista en su trabajo, durante la ponencia que abrió la segunda jornada del congreso.

“Si la gente migra por temas económicos, ¿no puede migrar por temas sanitarios?”

La mesa sobre salud fue otra de las que generó más participación y debate la cita periodística. Las periodistas Sara Plaza, de El Salto, y Belén Remacha, de El País, y la comunicadora y enfermera Quinndy Akeju reclamaron la importancia de la atención primaria y comunitaria y denunciaron cómo mucha población que vive en España no tiene acceso a la sanidad. “Si la gente migra por temas económicos, ¿no puede migrar por temas sanitarios?”, reflexionó Plaza, quien también subrayó los sesgos racistas y clasistas dentro de las consultas. Akeju tiró de ejemplos para denunciar estos sesgos, como el hecho de que muchas personas negras fallezcan porque se dé por supuesto que pueden aguantar más el dolor.

Remacha, que cubrió toda la pandemia en eldiario.es, expuso que las instituciones médicas son opacas y elitistas, lo que dificulta el abordaje de muchos temas. Desde el público se lanzaron multitud de preguntas e intervenciones: “¿Por qué es más barato anestesiarte con Lorazepam que comer sano?”, preguntó una de las asistentes.

En el marco del congreso también se entregó el I Premio de Periodismo Lucía Martínez Odriozola, que recayó en Ana María Bosch Pla por su reportaje ‘Por-no hablarlo’. El jurado del premio, compuesto por periodistas integrantes de la asamblea de Pikara Magazine, ha valorado no solo el tema, sino la profundización del reportaje, la amplitud de fuentes y el nombrar a personas no binarias.

Un conversatorio sobre los distintos formatos entre las periodistas Berta Gómez Santo Tomás y Lucía Mbomío cerró las ponencias, aunque el broche final del congreso fue un monólogo de Irantzu Varela.