Hacer red, pintar la pared

Hacer red, pintar la pared

Juntarnos como bis, desde la identidad, para hacer planes de ocio que nos gustan, nos ha ayudado a hacernos amigues, a crear red. Ya no hay vuelta atrás, como la bisexualidad misma somos un nolugar y vamos ocupando sitios para encontrarnos con les bibollos.

14/06/2023

Fotografía del Instagram @pintaditasbis.

@pintaditasbis @bilerabi

Sucedió en Bilbo, Bizkaia

Desde que vino Elisa Coll a presentar Resistencia Bisexual a Louise Michel, empezamos a ponernos caras como bis, y no solo como cuirs o supporters en el orgullo, concreta y específicamente como bis. Empezaron las reuniones, los colectivos, las asambleas, y esos formatos que parten con muchas ganas, pero con tanta participación que la dinámica horizontal los paraliza. De esos, salen grupúsculos, por afinidades, por impaciencia a la acción directa, por salir del marco oficial y las pautas del activismo®, porque si somos bis por qué no cuestionarlo absolutamente todo.

De pronto llevas año y medio quedando a tomar algo, a pasear, al cine, a contarse las penas y alegrías con gente con la que te has juntado por el hecho de ser bisexual. No gente con la que te has acabado juntando por coincidir en clase o en el curro, o por amigues en común. Vínculos puramente identitarios (y si progresan, afines por supuesto). Nos quitamos la bifobia internalizada al visibilizarnos y nombrarnos constantemente sin culpa entre nosotres, para referirnos a confusiones diarias, a violencias tristemente cotidianas, pero sobre todo para ensalzar nuestra pluma bi y celebrar nuestras luces, acompañándonos en las sombras.

80 por ciento de amistad en grupito, elegida y cuidada de forma consciente, hacia la construcción como quien no quiere la cosa de un lugar llamado hogar. 20 por cierto de intervenciones en el espacio público y de generación de encuentros para la comunidad bibollo a través de la fiesta. Como la bisexualidad misma, somos un nolugar y vamos ocupando sitios para encontrarnos con les bibollos de nuestro alrededor y correr la voz de que queremos juntarnos y tener la fiesta en paz.

Estamos viviendo un despertar bastante fuerte respecto a la imperante necesidad de espacios para dar rienda suelta a esta endogamia dicho sea sin que huela a cerrado, más por el hecho de visibilizarnos entre nosotres y colectivizarnos no solo desde la mani de turno sino desde el ocio, y vemos esto como algo político. Entra mucha gente. No te tiene que caer bien todo el mundo, no es una gran familia blablabla, es simplemente, un lugar en el que pretendemos divertirnos sin estar alerta. Esto no es una receta mágica, creando un cerco alrededor no desaparecen las violencias, pero desde luego que no son la norma sino la excepción, y el ambiente que se crea es precioso.

Nos quedan un montón de cosas, y empezar sin referentes, sin ayudas, como cualquier persona que lleve tiempo en esto puede concluir por sí misma, es una labor de lo más incierta, pisando terreno inestable. Haber partido de juntarnos para hacer planes que nos apetecen ha sido clave para hacernos amigues primero, y por ello es necesario hacer grupúsculos, que vayan cambiando, creciendo o menguando, mudando entre sí, manteniendo el organismo de la Billa de Bilbao bivito y coleando.

La respuesta que vamos obteniendo conforme seguimos generando estos espacios está siendo certera y agradecidísima. Sabemos que no hay vuelta atrás, no vamos a dejar de hacer red, ni de pintar la pared.

Este texto ha sido publicado en euskera en el fanzine del proyecto Bizi.


Leer más:

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba