En defensa de la paranoia
¿Sabrán las sectas que los miércoles son perfectos para la captación?
¿Sabrán las sectas que los miércoles son perfectos para la captación?
Vengo a proponer que superemos de una vez la visibilidad y a poner sobre la mesa unas cuantas herramientas para incorporar lo bi de forma real y jugar con ello. 'We're breaking free!'
La escritura profética es un fenómeno literario en el que algo que ocurre en un texto de ficción de pronto se hace realidad. Pero, ¿lo llamaríamos "predicción" si tomáramos más en serio las fuentes de información no racionales?
Lástima: los momentos que más me muero por narrar se mantienen intocables, protegidos por la urgencia de la nostalgia.
Las ficciones problemáticas pueden ofrecer un descanso, liberarnos por un momento de la culpa, el dolor o la responsabilidad. A veces, lo que hay detrás de una fantasía problemática es la simple búsqueda del alivio.
Hemos interiorizado la perversa idea de que hablar de violencia intragénero significa traicionar al feminismo. Sin embargo, ignorar esta realidad dificulta el poder reconocerla, nombrarla y pedir ayuda cuando ocurre lo que, en el fondo, todas sabemos que ocurre.
A veces una chica solo quiere romantizar a sus amigues en paz.
Forcejeamos con la idea de que "aún estamos a tiempo" de hacer algo nuevo porque existen unas concepciones normativas del tiempo: "A esta edad toca esto, a esta edad toca lo otro". No es que no pase nada por hacer algo nuevo tarde: es que "tarde" también es un constructo social.
En estas fechas de reencuentros familiares vuelven los duelos de reparaciones que nunca se darán: tú puedes ir a terapia todo lo que quieras pero, a partir de cierto punto, si la otra parte no se hace cargo, no hay reparación posible, solo autodefensa. Y ahí es donde entran las amigas.
Los hombres bisexuales fueron retratados como una amenaza porque parecían los únicos miembros del mundo queer que podían habitar el mundo heterosexual sin ser detectados, y por ello era urgente localizarlos. La vigilancia mutua y el concepto del "enemigo en casa", combinados con un discurso de pánico sexual, configuraron nuevos mecanismos de bifobia.
Quienes hemos crecido sin espiritualidad llegamos a la adultez sin herramientas para encarar el abismal asunto de que un día dejaremos de existir.
Hemos conseguido hablar con franqueza de la bifobia en lo queer sin sentirnos unas plastas y hacer hueco a la verbalización de ansiedades, culpas, inseguridades y dudas.