High School Musical es bi: caja de herramientas para el análisis bisexual

High School Musical es bi: caja de herramientas para el análisis bisexual

Vengo a proponer que superemos de una vez la visibilidad y a poner sobre la mesa unas cuantas herramientas para incorporar lo bi de forma real y jugar con ello. 'We're breaking free!'

Texto: Elisa Coll

Zac Efron, actor protagonista de High School Musical./ Disney

Recomendación de la autora: el presente artículo se enriquecerá considerablemente si usted acompaña su lectura con este hilo musical.

Estamos en septiembre y ha llegado el momento de decir: basta de visibilidad. Mejor dicho, basta de centrarnos en ser visibles, en que se nos nombre. Llevamos ya suficientes años de movimientos de activismo, teoría y divulgación bi (¡quién lo iba a decir! ¡chin chin, compañeres!) como para quedarnos atascades aquí, ¿no os parece? Con este artículo vengo a proponer el superar de una vez el bisesuale esiten y poner sobre la mesa unas cuantas herramientas para incorporar lo bi de forma real y no solo en el titular. Por supuesto, este artículo no va dirigido únicamente a bis sino, sobre todo, a todas las personas no bis con el deseo del apoyo mutuo.

Pintada en una pared "vanpiro esiten"

Pintada que se ha viralizado (autoría desconocida)

Empecemos por el principio. ¿De dónde partimos? Lo habréis visto en artículos, conversaciones de podcasts, textos académicos o publicaciones de redes sociales: a menudo ocurre que textos o conversaciones bienintencionadas mencionan la bisexualidad, tratan de tenerla en cuenta, pero no la integran realmente como mirada. Más bien lo que suele pasar es que se añade la palabra “bisexual” en enumeraciones aquí y allá, como un signo de buena fe, un intento de visibilidad. Lamentablemente, de poco sirve esto. El bisesuale esiten no aporta demasiado si no entendemos qué implica esa existencia y de qué maneras puede transformar nuestra manera de mirar el mundo.

Entender la bisexualidad va mucho más allá de la orientación sexual. Y ahí es donde entra High School Musical. Pero vayamos por partes.

1. Ojo con el lenguaje

Si te fijas, la mayoría de las alusiones a lo bi se refieren a personas bis (no a “lo bi”), y más concretamente, a personas que tienen prácticas sexuales o afectivas relacionadas con la bisexualidad, es decir, con personas de distintos géneros. Raramente se habla de bisexualidad como estructura, como modo de vida, como eje de disidencia concreto, como marco de análisis en sí mismo. A diferencia de otras identidades queer que cuentan con un marco teórico validado, la bisexualidad todavía se aborda como una particularidad amparada dentro de algún otro marco de análisis que sí se considera válido, como gay & lesbian studies o teoría queer. De hecho, Resistencia bisexual está clasificado dentro de la categoría de gay & lesbian studies. La ironía se cuenta sola. Y esto permea inevitablemente en el uso del lenguaje.

Maria San Filippo no busca acotar la bisexualidad, sino al revés, explorar su ambigüedad como algo subversivo, lo que ampliará nuestra mirada, la volverá más poliédrica

Así, nos encontramos que, incluso cuando se habla de bisexuales, en cuanto hay alguna alusión a la estructura que las enmarca, el lenguaje abandona el terreno de la bisexualidad. Por ejemplo, dos chicas, o incluso dos bisexuales se besan en una película y lo llamamos “escena lésbica”. Esto ocurre porque lo único que vemos como bi son las personas implicadas, pero damos por sentado que la estructura que las ampara es otra, más amplia, más compleja. Lo mismo ocurre cuando se habla de “relaciones hetero/homosexuales” entre personas bis, “homofobia” cuando realmente se trataría de bifobia, de “análisis queer” cuando lo que se analiza tiene claramente un componente bi, o de “deseo lésbico/lesbiano”, “homosexualidad” o “lesbianismo” al hablar de procesos o personas bisexuales.

Es una alegría que palabras como “sáfica”, “safismo” “bibollo” y derivados se hayan extendido en los últimos años, permitiendo el florecimiento de formas más amplias de entender lo queer. Sin embargo, si no hay una observación consciente sobre su uso, se corre el riesgo de meter todo en una única categoría homogénea que, al final, vuelve al marco teórico de siempre. Creo que tan importante es el uso de estas palabras que nos aúnan a todas, como ahondar en las particularidades de lo bi, igual que en lo bollero, lo lésbico, lo queer. Algo tan aparentemente banal como el uso que hacemos del lenguaje puede despojar a la bisexualidad de su complejidad… o ayudarnos a entenderla.

2. Lectura bisexual y los missed moments

Tanto en nuestros imaginarios culturales como en la teoría queer, existen conceptos y narrativas muy valiosas que se enriquecerían muchísimo si se les aplicara una mirada bi. O, dicho de otra manera, no hace falta inventar nada nuevo: tenemos a nuestra disposición montones de ideas y narrativas a las que darles una vuelta de tuerca.

Maria San Filippo, académica especializada en estudios fílmicos, llama “missed moments” (momentos no percibidos) a las “preguntas y significados que quedan sin explorar cuando se impone una perspectiva monosexual en un texto que es rico en potencial bisexual”. En su libro The B Word, sobre análisis fílmico desde un marco bisexual, explora los análisis que suelen hacerse en la ficción de personajes o tramas que podrían ser bisexuales. Un ejemplo sería el análisis de las vampiras únicamente como lesbianas, que pierde perspectiva cuando faltan las gafas bis: “Una femme fálica, que engaña con su apariencia, que cruza la línea entre vivos y muertos, evoca copiosamente los tropos característicos de la bisexualidad”.

Cuando hablamos de ficción, colocar el sexo como el factor definitorio es la trampa perfecta para borrar la bisexualidad en cualquier tipo de análisis

Clara Bafaluy hace una lectura parecida en su interesantísimo análisis de la novela Stone Butch Blues: “Aunque no se trate de una novela sobre bisexualidad, algunos personajes pueden ser potencialmente leídos como bisexuales, y hacerlo puede expandir nuestro entendimiento de los espacios y casas queer de Stone Butch Blues.”

No se trata de aplicar una mirada bi en vez de, sino además de. Maria San Filippo me parece interesantísma porque no busca acotar la bisexualidad, sino al revés, explorar su ambigüedad como algo subversivo. Aplicar una lectura bi no solo es una cuestión de responsabilidad, sino que ampliará nuestra mirada, la volverá más poliédrica.

3. Significado bisexual y, ahora sí, High School Musical

Antes de hablar de High School Musical, te cuento rápido el concepto de “significado bisexual”: Lo desarrolló en 2002 Clare Hemmings en su libro Bisexual Spaces y se refiere a la bisexualidad más allá de la orientación sexual, enfocándolo como concepto para desestabilizar categorías binarias y como lugar de subversión. Básicamente: la bisexualidad como idea abtracta y abstraíble. Hay mucha más miga que sacar, pero ahora lo que me interesa es aplicarlo a lo que ya habrás deducido que es mi ejemplo favorito.

Poco después de salir del armario, volví a ver High School Musical y sentí que estaba viendo una película totalmente distinta a la que recordaba. Todo el argumento parecía una descaradísima metáfora de la bisexualidad. Sus protagonistas, Troy y Gabriella, tienen una identidad social ya formada (capitán del equipo de baloncesto, empollona de matemáticas) pero descubren una pasión oculta (cantar) y sufren una crisis de identidad, muy relacionada con el género, porque no es que ahora quieran ser cantantes, sino que quieren ser —oh no— ambas cosas. Aquí también hay muchísima miga que ya ha sido ampliamente analizada en internet, porque, por supuesto, mucha más gente se había fijado. No ahondaré en este análisis, lo que me interesa es esto: que haya una clarísima lectura bisexual no quiere decir que Troy y Gabriella sean bisexuales. Y esto significa que podemos entender la bisexualidad como concepto amplio, y por tanto transportarlo a otras narrativas, aplicarla como metáfora, como marco, como mirada. Esto nos da una valiosa herramienta de exploración, tanto de la realidad como de la ficción. La bisexualidad tiene mucho que aportar como concepto si aprendemos a mirarla más allá del bisesuale esiten.

Meme sobre bisexualidad utilizando foto de Zac Efron

Meme de un usuario reddit, @princr19

4. Y, por último, más allá de lo sexual

Volvamos a esa escena en la que dos chicas se besan. ¿Por qué es esa escena concreta la que definimos como lésbica o, en términos más amplios, queer? ¿Acaso dos amigas sáficas preparando café no constituirían una “escena lésbica/bisexual”? ¿Por qué cuando no hay escenas relacionadas con lo sexual no consideramos que una historia sea verdaderamente queer?

Cuando hablamos de ficción, una mirada alosexual (es decir, que coloca el sexo como el factor definitorio) es la trampa perfecta para borrar la bisexualidad en cualquier tipo de análisis. Si para considerar algo queer tiene que haber ciertas prácticas sexuales, entonces, o tenemos a los personajes bisexuales enrollándose constantemente con personas de distintos géneros, o nunca podremos nombrarles como bis. En caso de parar, solo se tendría en cuenta la última práctica, colocándolos o en la heterosexualidad o en la homosexualidad (“antes se acostaba con chicas pero ahora vuelve a ser hetero”). Además, se refuerza así la idea de que lo bi lo conforman las prácticas sexuales, no la identidad o la estructura. Mientras otras identidades queer se asocian con el ser (estructura), lo bi se relaciona con el hacer (práctica).

La fotógrafa bisexual Nan Goldin relató en una entrevista en 2017: “Mostré fotos del matrimonio de Cookie con Vittorio Scarpati, y después imágenes de ella con Sharon, que fue su amante durante mucho tiempo, antes de casarse con Vittorio (…) Y entonces alguien dijo “No sabía que era lesbiana”. Ahí es cuando me di cuenta de que tienes que mostrar la vasta experiencia de la vida humana.”

Desde las críticas al queerbaiting y a la falta de representación queer en productos culturales mainstream se reivindica que se retrate lo queer de forma explícita y no abierta a la interpretación. A mí me gustaría tener esto en cuenta para ir más allá. Me gustaría que nos preguntáramos a qué llamamos explícito y qué otras formas tenemos de narrar y analizar las vidas que se desvían de la norma en muchos más aspectos además del sexual.

Estos son solo algunos brochazos de algo mucho más amplio y, por suerte o por desgracia, aún vastamente sin explorar. Ojalá sea de utilidad, al menos para que, cuando vuelvas a ver a Troy y Gabriella cantando, se te erice un poquito el vello de la nuca. A veces, la mirada que tenemos sobre los relatos pueden ser aún más poderosas que el propio relato.

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba