Flores para Miley

Flores para Miley

El 12 de enero, cumpleaños de su exmarido, Miley Cyrus publica ‘Flowers’, una canción sobre la superación de su ruptura. 96 millones de reproducciones en Spotify en seis días. Un récord. Pero ¿y lo que la queremos ahora? Eso sí que va a ser difícil de superar.

22/02/2023

Fotograma del vídeo ‘Flowers’.

Cuando todavía no te habías recuperado de la sesión #53 de Bizarrap con Shakira, va Miley Cyrus y suelta Flowers. Como si hubieran quedado entre ellas (vete a saber, entre divas seguro que se conocen). De repente todas estábamos a fuego con las mujeres que ya no lloran porque, cuando empiezan a llorar, se acuerdan de que ellas pueden comprarse flores -y lo que haga falta- con lo que ellas facturan.

Que nadie se me enfade, pero no tenía yo a Miley en el olimpo de las divas (¿del pop?) hasta que no viví lo que mi venerada (¿diva del pop?) Virginie Despentes llama “la iluminación lésbica” y entendí el pedazo de butch icon que es Miley en Wrecking Ball (2013). Que ya sabía yo que me gustaba más esa Miley con pelo corto, tupé y rapado al costado, con Marteens y sin más feminidad que la suya, pero no le había prestado demasiada atención.

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Porque soy una señora mayor y cuando lo de Disney Channel yo ya estaba a otras cosas.

Y entonces descubrí Jolene (2013) esa versión muy de Tennessee (como si se pudiera ser más de Tennessee que Dolly Parton) y me enganchó esa voz que convierte cualquier versión en un reto hacia arriba de la original (cuando quieras, discutimos sobre el Zombie de The Cranberries en la que Miley mira a los ojos a Dolores).

Y resulta que la tía es bisexual. Dice que se lo contó a su madre con 14 años. Y lo ha explicitado en los medios de comunicación también cuando no se lo han preguntado, y ha posado con sus parejas también cuando no eran el hermano de Thor. Así que vete a saber en quién estaba pensando cuando grabó Adore You (2013) que es un vídeo que rezuma lujuria y ternura.

Ella quiere que la quieran, supongo que como todes, pero lleva tiempo pidiendo a gritos ser libre. Primero, de las cadenas de Disney y la industria musical. Ahora, del amor romántico que ellos se inventaron.

Yo me perdí lo de Hannah Montana, porque Barricada me estaba contando que “ya no quedan príncipes azules”, pero daría mucho por haber estado en Rock in Rio Madrid en 2010 cuando, en “el día de la familia” del festival, Miley mató a Hannah. Vestida de negro, en bragas, sin impostar ese bozarrón de vieja interesante que tiene, Cyrus asustó a las miles de niñas que iban a ver a su amiga mayor de la tele y salió a cantar la amiga que sus padres -en unos años- no iban a querer que tuvieran.

Y les cantó Can’t Be Tamed (no puedo ser domesticada). Y tanto. Y mira que lo han intentado. Si las niñas habían prestado atención en las clases de inglés, fliparían con la letra. Ojalá la adoptaran como himno secreto.

Algo le pasó a Miley en 2010, porque es el mismo año en que, todavía trabajando para Disney (y con 17 años) escribía y cantaba Robot: “Deja de tratar de vivir mi vida por mí. Necesito respirar, no soy tu robot. Deja de decirme que soy parte de la gran máquina. Me estoy liberando, ¿no lo ves?”. Por poner una estrofa, pero es así toda la canción. Supongo que Hannah Montana podía permitirse no tener miedo a sus jefes.

Se cortó el pelo y ya no se cortó más. Hipersexualización lo llamarían, porque se encarnaba y jugaba con su sexualidad desde un lugar que daba miedo a los que no les gustan las mujeres libres. Y lo que la pacata e hipócrita cultura popular llama “escándalos”. Para el unplugged de la MTV (2014) ya era una diosa del mal y (The Fucking) Madonna le hacía los coros y le ponía el culo en pompa (20 años antes que a Tokischa) como rito de iniciación.

Cuando era una niña Disney cantó Robot como una diva del pop y cuando era una diva del pop que venía de ser niña Disney salió en Black Mirror haciendo de niña/diva del pop convertida en robot. Porque ella sabe utilizar los lenguajes audiovisuales y los mensajes entre frames. Vas a flipar si lo has descubierto con Flowers. Una canción sobre la superación de su ruptura, publicada el 12 de enero, cumpleaños de su exmarido y con 96 millones de reproducciones en Spotify en seis días.

El vídeo de Can´t Be Tamed (2010) es una fantasía contemporánea, que tiene tantos elementos paralelos con otras obras de arte (que salieron prácticamente a la vez) que me pregunto a dónde coño estaba mirando yo hace 13 años, que no lo vi. El vídeo se publica en junio y tiene coreografías y planos que recuerdan al vídeo con más visitas de la historia de YouTube hasta ese momento, esa joya que es Telephone, de Lady Gaga feat Beyonce, que se publicaba en marzo. Pero es que también tiene un aire muy marcado al All The Lovers de Kylie Minogue, que salió también ese junio. Las reinonas del pop marcando el zeitgeist, ahí. Pero es que el vídeo también tiene el alma de Black Swan, la perturbadora película de Aronofsky que es (¿a que ya lo has adivinado?) ¡de 2010! La mejor salida de la jaula de niña (Disney) desde el sopapo que nos había dado Christina Aguilera con Dirrty, ocho años antes.

¿Y cuando salió con Ariadna Grande, las dos en pijama, cantando Don´t dream it´s over (2017) en un vídeo para recaudar fondos para Happy Hippie, su fundación para luchar por las persona LGTBI sin hogar? Pues una reina. Otra vez.

Nada que pueda borrar una década de fotos y alfombras y heteronorma con el cuñado de Pataky y boda con vestido de Vivienne Westwood (tan punk y tan pop, las dos) y separación al año y un montón de vídeos en los que ella es ella y él se avergüenza.

Dicen que ella lleva esmoquin de Yves Saint Laurent en el vídeo de Flowers, porque se parece al que él llevó en su boda. O viceversa.

“Éramos buenos, éramos oro, una especie de sueño que no se puede vender”, canta ella en esa mansión donde él iba a follarse a otras. “Empiezo a llorar, pero me acuerdo de que yo puedo comprarme mis flores”

Y cantó en directo con Bisbal. En aquel Rock in Rio. Qué pena no haber ido.

Le hubiera comprado flores.

O no, que se las compre ella.

 


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