Panteras Negras. Auge, acoso y legado

Panteras Negras. Auge, acoso y legado

Recorremos la historia del Partido Pantera Negra de Autodefensa. Ya desaparecido, su legado es incuestionable y sigue presente en la comunidad afroamericana y, por extensión, en la población negra. Las referencias a la filosofía, actitud y hasta la estética se encuentran presentes en la música, el deporte, el cine y la literatura.

Texto: Ana Bibang
30/09/2020
foto histórica en blanco y negro. mujeres negras con el pelo afro, en fila y con banderas

Una acción de las Panteras Negras. / Foto: Blog Momentos del Pasado

“Cuando finalmente en el mundo las vidas de los negros sean reconocidas como algo que importa, eso va a significar que todas las vidas importan”.
(Angela Yvonne Davis)

Las palabras de Angela Davis, filósofa, profesora universitaria, miembrx de lxs Panteras Negras, y referente internacional del activismo antirracista y feminista aún en la actualidad, resumen el espíritu del que fue Partido Pantera Negra de Autodefensa (PPN).

El PPN, conocido popularmente como Panteras Negras, nace en Estados Unidos a finales de los años 60, cuando el país se encuentra bajo el mandato de Lyndon B. Johnson, quien se convierte en el 36º presidente tras el asesinato del John Fitzgerald Kennedy. Johnson, aunque demócrata, tenía un carácter más conservador que su predecesor, lo que despertaba ciertos recelos en la comunidad afroamericana y en lxs principales dirigentes del movimiento por la lucha de los derechos civiles. Sin embargo, bajo su mandato se aprobaría finalmente la Ley de Derechos Civiles de 1964 (Civil Right Act of 1964) que supuso la abolición de las leyes de segregación y discriminación racial en todo el país.

Este hecho supuso un punto de inflexión en la vida política y legislativa del país, ya que oficialmente se derogaban las leyes infames y racistas de Jim Crow y permitía al mismo tiempo que el país realizara un lavado de cara, por la vergüenza del mantenimiento oficial de la segregación racial durante más de 80 años.

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Pero los cambios legislativos no llegaron de forma efectiva a la sociedad civil.

La resaca del racismo era fuerte en todo el país, especialmente en los estados sureños, en los que las conductas racistas estaban tan normalizadas que formaban parte de la costumbre de los lugares y sus lugareñxs no estaban dispuestxs a cambiarlas. Las autoridades correspondientes tampoco emplearon mecanismos de aplicación y seguimiento del cumplimiento de la Ley de Derechos Civiles, con lo que la población afroamericana seguía viviendo en situación de vulnerabilidad y desprotección ante el racismo. Los índices de desempleo, pobreza y desigualdad eran muy elevados dentro de la comunidad negra, lo que originaba que los actos de delincuencia se dispararan, siendo reprimidos con dureza extrema y brutalidad policial.

Y es en este escenario, desgraciadamente reconocible todavía, fue en el que a finales de 1966 en Oakland (California) dos estudiantes de la Universidad de Merrit, Huey P. Newton y Robert George Seale, fundaron el Partido Pantera Negra de Autodefensa, lxs Panteras Negras.

 

Auge

El PPN se definió como un partido de izquierdas, influenciado por las teorías marxistas, que abogaba por el nacionalismo negro y cuyo ideario se fundamentaba en la defensa y protección de la comunidad negra ante el sistema racista instaurado en Estados Unidos.

Herederxs de la doctrina del político y activista El-Hajj Malik El-Shabazz (Malcolm X) entre otrxs, lxs Panteras Negras entendían que la defensa de la comunidad negra debía hacerse desde la acción efectiva, a través del conocimiento de las leyes y los derechos constitucionales, la reclamación de su cumplimiento y la prestación de servicios de carácter educativo y social que permitiera el fortalecimiento de la población negra.

El ideario del partido se resumió en el llamado Programa de los Diez Puntos, que contenía los principios, líneas de actuación y reclamaciones planteadas por lxs Panteras Negras y que, en suma, reclamaban el cumplimiento de los derechos fundamentales recogidos en la norma constitucional.

En base a este programa, el PPN llevó a cabo una intensa acción reivindicativa, protectora, educativa y social: realizaron acciones de presencia efectiva en situaciones de conflicto, detención y arresto de afroamericanxs, así como impartieron formación gratuita en Derecho, Economía y Primeros Auxilios a la comunidad negra. En congruencia con su frontal oposición a las drogas por cuanto lo consideraban un elemento alienante, gestionaron clínicas de salud locales para la prestación de tratamientos y ayudas a drogodependientes.

Instauraron el programa alimentario de Desayunos Gratuitos para los Niñxs, con el fin de evitar la malnutrición infantil en las familias más vulnerables; este programa, inicialmente dirigido a los menores de las familias negras en situación de exclusión en Oakland, acabó expandiéndose por todo el país y lxs Panteras Negras acabaron proveyendo de desayunos gratuitos a más de 20.000 escuelas y locales afiliados.

Y, como no podía ser de otra forma, también la causa feminista tuvo cabida en lxs Panteras Negras, si bien no fue tarea fácil. El PPN fue una organización progresista y revolucionaria, pero con una predominante presencia masculina.

Las mujeres tuvieron un papel importante y activo dentro del PPN por cuanto el papel de las mujeres negras era particularmente complicado, como consecuencia de las dificultades que se encontraban tanto dentro de su comunidad como fuera de ella. Por un lado, las mujeres negras estaban situadas dentro del ámbito familiar y comunitario a la sombra del hombre, ya fuera padre, hermano y/o marido, si bien, y paradójicamente, estas figuras masculinas estaban ausentes, lo que relegaba a las mujeres a soportar cargas extraordinarias en el hogar y la economía familiar. Sin embargo, las mujeres negras que alzaban la voz y se enfrentabna a las actitudes machistas era leídas como una amenaza a la masculinidad del hombre negro.

Por otro, estaba la presión multiplicada que las mujeres negras recibían por parte del modelo racista, patriarcal y capitalista, unida a la ignorancia del feminismo blanco sobre el binomio indivisible raza – clase.

El feminismo negro se situó con fuerza dentro de lxs Panteras Negras, afianzando la interseccionalidad como “condictio sine qua non” de la causa, reclamando el reconocimiento y protección de nuevos modelos de familia monoparentales formados en edades tempranas y construyendo nuevos roles de género con una mujer negra empoderada, activa, revolucionaria y diversa, que reclamaba cambios y el reconocimiento de su propia realidad.

La representación de la militancia feminista en el PPN se refleja en figuras de la talla de la ya mencionada Angela Davis, Elaine Brown, Kathleen Cleaver o Afeni Shakur, entre otrxs.

Ellxs fueron lxs encargadxs de la comunicación y publicidad llevada a cabo desde el periódico oficial del PPN, Black Panther. También accedieron a puestos de liderazgo dentro del PPN, como fue el caso de Elaine Brown, quien desempeñó la dirección del partido en ausencia de Huey P. Newton, y sufrieron el mismo hostigamiento judicial que los miembros masculinos.

A principio de los años 70, la cuota de mujeres afiliadas al PPN era superior a la de hombres. Lxs Panteras Negras disponían de oficinas por todo el país, contaban con miles de afiliadxs y su posicionamiento ideológico, sus acciones de protesta pública y su extraordinaria capacidad de autogestión les convirtió en una de las fuerzas de oposición más poderosas contra el “establishment” estadounidense.

En ese momento el entonces director del FBI, J. Edgar Hoover, describió al PPN como “la mayor amenaza interna para la seguridad del país”.

 

Ocaso

J. Edgar Hoover encarnaba la América que luchaba contra la constante amenaza comunista y uno de los medios utilizados en esa lucha, fue el programa COINTELPRO. COINTELPRO era las siglas de Counter Intelligence Program o Programa de Contrainteligencia, creado por el FBI exclusivamente para “exponer, desbaratar, descarriar, desacreditar o de lo contrario neutralizar, las actividades de los movimientos disidentes y sus líderes”, tal y como constaba en su documento fundacional.

El escritor Brian Glick recoge en su libro War at Home que las técnicas utilizadas por el FBI a través del programa COINTELPRO incluían infiltrar agentes especializadxs en las filas de la organización disidente con el fin de causar desconcierto, enfrentamientos y divisiones internas; utilización de medios de comunicación afines para desacreditar de modo público tanto al movimiento en sí como a sus líderes, su entorno personal y familiar; así como el hostigamiento legal a través de detenciones, acusaciones falsas y criminalización de lxs activistxs y sus acciones para causar el descrédito en la población.

Lxs Panteras Negras fueron uno de los objetivos de este programa.

El PPN gozaba de una popularidad imparable, no solo dentro de la comunidad negra sino también en la izquierda blanca, que empezaba a considerarlxs una oposición poderosa por su claro posicionamiento en cuestiones de gran calado como la prestación del servicio militar o su inequívoco rechazo a la guerra de Vietnam.

Y, sin duda, la postura activa de lxs miembrxs del partido, fuerte, elocuente, desafiante, alejada del victimismo y de la sumisión colonial, partidaria del uso de la fuerza como respuesta ante la agresión y hasta su imagen, inspirada en la estética de líderes como el Che Guevara que contenía el orgullo de su raíz en su pelo afro, era un revulsivo constante para sus enemigxs.

Y así fue. El PPN no era perfecto, como ningún movimiento ideológico lo es y sus enemigxs aprovecharon sus grietas para atacar desde el contraespionaje y la desinformación.

Comenzaron las luchas de poder internas y la confrontación en el liderazgo entre Huey Newton y Bobby Seale y se inició también el acoso y derribo público del partido en los medios vinculados al conservadurismo blanco, vinculando a sus miembrxs con tráfico de drogas y otras actividades criminales.

Huey Newton sufrió un hostigamiento policial continuado que conllevó su encarcelamiento en varias ocasiones, con su posterior liberación, y que motivó su salida del país durante años. Newton perdió la vida en un tiroteo que los medios de la época vincularon con un asunto de drogas.

Fred Hampton murió tiroteado por la policía de Chicago y el FBI mientras dormía en su cama. La razón esgrimida por la policía federal fue “la captura de unx de lxs criminales más peligrosxs de todo el país”; otrx activista Mark Clark, perdió la vida en el mismo tiroteo.

Angela Davis fue acusada en 1972 por su supuesta participación en un caso de asesinato y secuestro, de la que fue absuelta posteriormente en medio de una gran presión internacional. Si bien se le prohibió ejercer su actividad como docente universitaria. En la retina de todxs está la imagen de Davis compareciendo en una sala de Justicia con el puño en alto, o la de Afeni Shakur acusada de actividades terroristas y sentada en el estrado, embarazada del que sería el rapero Tupac Shakur. Ambas llevaron a cabo su propia defensa en los tribunales.

El declive del Partido Pantera Negra para la autodefensa fue un hecho que se prolongó durante la década de los 70, considerándose prácticamente disuelto a principios de los años 80.

 

Legado

El legado del PPN es incuestionable y sigue presente en la comunidad afroamericana y, por extensión, en la población negra. Las referencias a la filosofía, actitud y hasta la estética de lxs Panteras Negras se encuentran presentes en la música, el deporte, el cine y la literatura; se podría hacer un listado infinito de artistas, actores, actrices, cantantes, deportistas y, por supuesto, políticxs y activistxs que hacen suyas la doctrina y simbología de lxs Panteras Negras.

A propósito del legado que nos ocupa, quien escribe estas líneas y en el momento que lo hace, no puede por menos que mencionar la película Black Panther, récord de taquilla a escala mundial en 2018 y a su protagonista Chadwick Boseman, recientemente fallecido, que interpretó de modo espléndido al super héroe negro Tchalla. Ambos recrearon referentes negrxs poderosxs que se mostraron al mundo y en especial a las nuevas generaciones, como una realidad.

Eso también se lo debemos a lxs Panteras Negras.

 


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Especial #PikaraLab
Este contenido se enmarca en ‘Feminismo desde mi piel’, una colaboración con Mujeres con Voz y Calala Fondo de Mujeres. Financiado por el Gobierno Vasco
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