Mujeres como sujetos deseantes en el cine de Desiree Akhavan

Mujeres como sujetos deseantes en el cine de Desiree Akhavan

La directora iraní-estadounidense Desiree Akhavan sabe que la sociedad y la industria de Hollywood tienen miedo a la sexualidad de las mujeres y la han condenado a los márgenes del discurso hegemónico, así que ella dedica su carrera a probar que estas historias también importan y merecen ser contadas.

13/02/2019

 

‘The miseducation of Cameron Post’ (Desiree Akhavan, 2018)

‘The miseducation of Cameron Post’ (Desiree Akhavan, 2018)

El comienzo del pasado año cinematográfico auguraba una época muy prometedora para Desiree Akhavan: ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Cine de Sundance 2018 con The miseducation of Cameron Post (2018) y enfrascada en la serie The Bisexual (2018) para Channel 4 y Hulu, la directora neoyorquina de origen iraní regresaba con fuerza después de que su ópera prima, Appropriate Behavior (2014), llamase la atención cuatro años antes en la esfera indie con las andanzas de una joven bisexual que debe encontrar su lugar tras una ruptura sentimental. Sin embargo, aunque se alzó también con la Espiga de Plata en la Seminci de Valladolid en otoño, el que parecía el año de Akhavan no lo fue tanto y la trascendencia mediática de The miseducation of Cameron Post se diluyó muy deprisa pese a la envergadura de sus logros y la importancia de su contenido narra la historia de una adolescente lesbiana internada por su familia en un centro de terapias de conversión. La película estuvo condicionada desde el principio por una distribución en salas comerciales limitada que tardó en llegar y generó cierta crispación en la propia directora, y ha quedado fuera de la recta final de la temporada de premios.

Si bien las obras de autoría femenina que participan en festivales de renombre no han recibido, tradicionalmente, el mismo trato comercial que las de sus compañeros, en este caso el problema va más allá. Akhavan está convencida de que la industria no deja sitio a las películas que, como Appropriate Behavior y The miseducation of Cameron Post, lidian de manera honesta con las complejidades de la sexualidad de las mujeres. Se ha demonizado su deseo hasta tal punto que esto se ve reflejado en las representaciones fílmicas, que siempre han de girar en torno al disfrute masculino y solo interpelan a los hombres cis de la audiencia. Para que eso suceda, se excluyen del discurso hegemónico aquellos relatos que naturalizan el placer femenino; no entran en los circuitos de distribución mayoritarios como si tuviesen algo que hubiera que esconder y se suele impedir que sean las mujeres quienes se encarguen de dirigirlos.

Así, la necesidad de cambiar la mirada cultural y social sobre la experiencia y el cuerpo femeninos ha llevado a Desiree Akhavan a intentar demostrar que las historias en las que las protagonistas exploran el deseo sexual como una parte importante de su identidad pueden ser igualmente rentables y merecen tener un hueco, como ya sucede con aquellas que normalizan la sexualidad masculina o cualquier otro aspecto de la vida de los hombres.

Dejando atrás la cosificación de las mujeres

Hace unos años, el Geena Davis Institute on Gender in Media hizo pública la investigación Gender bias without borders, con la que pretendían analizar las representaciones de género más comunes en el cine a lo largo y ancho del globo. Sus alarmantes resultados confirmaban que los personajes femeninos estudiados tenían más del doble de posibilidades de aparecer en pantalla con ropa sexualmente sugerente, delgadas, normativamente atractivas y parcial o totalmente desnudas si se las comparaba con los personajes masculinos, así como recibían cinco veces más comentarios relacionados con su aspecto físico. Estas formas de sexualización, poco o nada requeridas por la trama, se daban en personajes femeninos de edades comprendidas entre los 13 y los 39 años y delimitaban qué es y qué no es deseable también más allá de la ficción.

No obstante, la idea de que las mujeres están ahí para ser miradas y consumidas prevalece en toda la esfera cultural que nos rodea, y sigue siendo tabú que actúen como sujetos de su propia sexualidad. Al fin y al cabo, la meta de subordinarlas a lo que quieren otros y cosificarlas públicamente es que no tomen el control de sus cuerpos. Por eso resulta esencial que directoras como Akhavan conozcan las limitaciones de nuestro modelo de representación y decidan trascenderlas: en Appropriate Behavior, The miseducation of Cameron Post y The Bisexual vemos a mujeres probar y explorar lo que les gusta de manera natural e íntima muchas veces, incluso incómoda y cómica, huyendo del habitual voyeurismo de películas como La vie d’Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013) en las que los cuerpos femeninos suelen estar expuestos en un sentido artificioso que busca satisfacer más el deseo de la audiencia masculina que el de los mismos personajes enfrascados en la escena. En los trabajos de Akhavan, en cambio, esos momentos no le pertenecen al público sino a las protagonistas, pues son parte de su historia y de la situación en la que se encuentran, y esto es especialmente relevante dado que está narrando las vidas de personajes femeninos no heterosexuales en un contexto como el audiovisual donde suelen ser deshumanizados y excluidos.

‘Appropriate Behavior’ (Desiree Akhavan, 2014)

‘Appropriate Behavior’ (Desiree Akhavan, 2014)

Aunque la representación LGTBQ+ al completo todavía es insuficiente en los medios, los datos de organizaciones como GLAAD indican que la inclusión de mujeres lesbianas, personas bisexuales y personas trans es mucho más pobre que la de los hombres gays, ya que ellos ascienden a más de la mitad de los personajes LGTBQ+ vistos en las obras audiovisuales analizadas. A esa escasa presencia hay que sumar la hipersexualización de los personajes femeninos: si la sexualidad de las mujeres cis heterosexuales está objetificada y pasada por el filtro del deseo masculino, la de las mujeres lesbianas, bisexuales y trans, cuando aparece, directamente es filmada como un acto salido de fantasías pornográficas imposibles. Y ahí tiene mucho que ver el ojo que hay detrás de la cámara, a quién se está permitiendo contar esos relatos y a quién no.

Desiree Akhavan, que además de ser abiertamente bisexual protagoniza Appropriate Behavior y The Bisexual exponiéndose a sí misma con escenas de encuentros sexuales de toda índole, considera un acto político el tratamiento visual y narrativo que se da a los cuerpos y al placer de las mujeres. Ella es el claro ejemplo de que para llevar a cabo un cambio en el paradigma de representación y terminar con la objetificación, transformando a los personajes femeninos en sujetos como ya sucede con los personajes masculinos, es importante que las mujeres tengan poder para decidir qué es lo que va a verse en pantalla; como creadoras y como actrices.

Precisamente porque quiere ampliar la visión que el público tiene de las mujeres, la sexualidad de sus protagonistas no es un arma de doble filo en sus manos sino que posee aristas que los personajes cuestionan en la diégesis y que puede verse incluso en la planificación de cámara que utiliza en sus encuentros sexuales: demasiado incómodos en el caso de Shirin en Appropriate Behavior y de Leila en The Bisexual, pues ambas todavía se están buscando en los confines de su identidad bisexual; y a escondidas y rodeados de un deseo efervescente en los protagonizados por Cameron en The miseducation of Cameron Post, que desea algo que para ella es natural pero que la lleva a ser internada en un centro de terapias de conversión porque su homosexualidad es vista por los demás como un pecado. Independientemente del enfoque de cada producción, son situaciones que están definidas por las ganas que las protagonistas tienen de sentir lo que ellas quieren sentir, intentando hacer con sus cuerpos lo que les apetece.

Encajando dentro de la marginalidad

Como mujer racializada y bisexual, Desiree Akhavan siempre ha sabido lo que es ser marginada por el discurso mayoritario y cuáles son los efectos de no verse reflejada en las imágenes que se consumen a diario y que ostentan poder suficiente como para legitimarnos o no a nivel social frente a los demás. Es por esto que le interesa representar a colectivos invisibilizados y construye su discurso audiovisual en torno a los caminos de mujeres queer que tratan de hallar su lugar en el mundo y que anhelan cierto confort en torno a su identidad. Parte de ese confort pasa por aceptar y desarrollar en libertad su propia sexualidad, ya que no lo tienen fácil dentro de una cultura mayoritariamente heterosexual que no pretende aceptar cómo funciona su deseo ni las complejidades de sus relaciones y sus emociones.

‘The miseducation of Cameron Post’ (Desiree Akhavan, 2018)

‘The miseducation of Cameron Post’ (Desiree Akhavan, 2018)

Estamos, por tanto, ante mujeres jóvenes que necesitan conocerse y aprender a navegar cómo las ven los demás, pues ellas mismas son aún un proyecto en construcción, y tienen en común la incapacidad para encajar en ninguna parte, incluso en la comunidad marginal a la que, teóricamente, pertenecen. La bisexualidad de Shirin en Appropriate Behavior y la de Leila en The Bisexual no solo es un secreto para sus familias iraníes sino que supone una fuente de conflicto para el entorno de sus parejas homosexuales; y la homosexualidad de Cameron en The miseducation of Cameron Post la ha obligado a llevar una vida que no la satisface, mientras guarda en secreto una relación lesbiana que, nada más descubrirse, la condena a un centro en el que día y noche se dedican a negar y a atacar quién es ella en realidad.

Los cuerpos y las experiencias de las tres son cuestionados en la narrativa por su inadecuación a la norma de una manera u otra. A lo largo de cada película y cada capítulo televisivo presenciamos sus luchas internas generalmente torpes, ayudadas por el humor que impregna los guiones de Akhavan por avanzar en la dirección que creen correcta, tratando de ser mejores como les han dicho que deberían ser, hasta que sus arcos de transformación revelan que su verdadera evolución pasa por dejar atrás esa tóxica tendencia adquirida a complacer a los demás.

‘The Bisexual’ (Desiree Akhavan, 2018)

‘The Bisexual’ (Desiree Akhavan, 2018)

Así, todas sus historias cuentan con un punto de inflexión en el que sus protagonistas se dan cuenta de que, en realidad, no se puede encajar al cien por cien en ningún molde predefinido, y que bastante complicado es ya el mundo que las rodea como para intentar configurarse a sí mismas según los clichés y estereotipos que otros han ideado. En el caso de Shirin y Leila, esto sucede a modo individual; mientras que Cameron lo consigue gracias al apoyo del pequeño grupo de amigos y amigas que encuentra en el centro de terapias de conversión, dando lugar a un mensaje de unión entre los marginados para apoyarse y sobrevivir. De esa forma descubren que no merece la pena continuar intentando ser alguien que no las representa de verdad, alguien que las aboga a mentir y a adaptarse a duras penas a unos ritos que no son para ellas, sino que su camino tiene que estar basado en aquello que desean; aunque todavía no sepan, exactamente, qué es eso que quieren.

Por tanto, los relatos de Akhavan muestran una gran empatía incluso en los momentos más ridículos y lamentables de sus personajes, y los finales de Appropriate Behavior y The miseducation of Cameron Post condensan ambos con planos medios fijos de sus protagonistas dentro de un vehículo en movimiento la esperanza y las posibilidades que tienen por delante, porque están ante un viaje al que nadie debería poner límites. No tenemos ni idea de qué es lo que les va a deparar la vida a partir de ahí, pero esos instantes finales desprenden una sensación de alivio frente a lo que viene, pues solo puede ser mejor que lo que han conocido hasta entonces.

El discurso audiovisual de Desiree Akhavan intenta decirnos, en definitiva, que la identidad no es algo estático, sino que tenemos derecho a explorarla porque es imposible encorsetarlo todo con etiquetas artificiales que lo único que logran es que nos sintamos fuera de lugar. Y que gran parte de esa exploración está determinada, también, por el modo en que los demás ven y entienden nuestros cuerpos y lo que hacemos con ellos. Así, el deseo de la directora por llegar a cuanta más gente mejor con su cine para ampliar esta visión y cambiar un paradigma de representación cuestionable tiene su origen en la importancia de las historias que contamos y de los modelos de conducta que nos sugieren, y no debería verse limitado por un mercado que todavía tiene miedo a lo que las mujeres deciden hacer o contar libremente.


Conoce a otras cineastas lesbianas y bisexuales: 

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