Crónica de una elite y su muerte anunciada en las elecciones guatemaltecas

Crónica de una elite y su muerte anunciada en las elecciones guatemaltecas

La casi inexistente democracia de Guatemala agoniza en medio de un pacto de impunidad del actual régimen, que se niega a soltar el poder y a aceptar los resultados.

05/07/2023

Varias personas se concentran frente al Tribunal Supremo de Guatemala. / Foto: Festivales Solidarios

La región centroamericana lleva años, décadas, por no decir siglos en crisis, despojo y empobrecimiento. Demás esta decir que la violencia y militarización han sido la norma en el centro del continente, que lucha entre la invisibilidad y la apatía mundial.

Guatemala ocupa el primer lugar de pobreza extrema en América Latina, según el Banco Mundial; y el Observatorio de Salud Reproductiva ha registrado entre enero y abril de este año más de 809 embarazos de niñas de 10 a 14 años. Todo ello en un país que ocupa el más alto nivel de desigualdad mundial.

El 25 de junio se celebraron cabo elecciones generales en Guatemala, un proceso que se inició fuertemente cuestionado por la polémica de no permitir la inscripción de varios candidatos sin ningún fundamento, como los casos de Thelma Cabrera y Jordán Rodas, del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP). Esto fue denunciado como fraudulento y dictatorial desde diversos sectores, pues se violentó el derecho constitucional de elegir y ser electo.

La campaña electoral estuvo protagonizada por las mismas prácticas de la política denominada tradicional, liderada por narcocandidatos que promovían e incitaban a la apología del delito en actos y mítines, compra y venta de voluntades. Esas prácticas, tan comunes en el continente, han querido hacer creer a la población lo que es la política.

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Con campañas millonarias y con las encuestas de los medios oficiales que colocaban a la cabeza candidaturas del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y la coalición Valor-Unionista, el panorama era para muchos sectores desalentador y no avizoraba ningún cambio; el régimen dictatorial y los sectores de impunidad estarían intactos con este resultado, según la lectura que hacían los analistas políticos.

Las elecciones se desarrollaron en medio de un panorama que se puede denominar normal para ser una de las regiones más violentas en el mundo, con algunos hechos violentos aislados y con “acarreo de votantes”, como le denominan en el país a la compra y venta de voluntades. Siendo Guatemala un país empobrecido esto se ha convertido en una forma se sobrevivencia para la población el recibir dádivas de los políticos de turno.

El cierre de mesas y los primeros resultados fueron sorpresivos para la población pues el binomio presidencial del progresista Movimiento Semilla, de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, transitaba en los primeros lugares y este era un escenario diferente a lo esperado que se esperaba que cambiar con el paso de las horas.

La sorpresa es que con más del 80 por ciento de las mesas contabilizadas el resultado se mantenía y el Movimiento Semilla ocupada de forma contundente el segundo lugar para ir a segunda vuelta con contra el partido UNE. Diversos tanques de pensamiento calificaban este resultado como histórico pues ningún partido en la época democrática, que es muy joven en Guatemala, no tiene más de 26 años, se había observado un resultado como este, siendo Semilla además la tercera fuerza del Congreso de la República. Los números hablaban por sí solos y en la madrugada el Tribunal Supremo Electoral (TSE) daba a conocer los resultados preliminares oficiales.

El partido Semilla también ofreció una conferencia de prensa donde anunciaba que, según los resultados, irían a segunda vuelta. Diversos sectores aceptaban y felicitaban los resultados y varios candidatos reconocían los resultados: pero sí hubo algunos silencios de los espacios más reaccionarios.

La plaza de la Constitución en la Ciudad de Guatemala volvió a llenarse de esperanza, afirmaban a gritos cientos de jóvenes que dieron la bienvenida a las y los representantes del Movimiento Semilla. Desde el partido afirmaban que ganarían en la segunda vuelta y que esto abriría un futuro de regreso a las personas exiliadas y criminalizadas que están fuera del país a raíz de la persecución del régimen actual.

El problema se inició con los resultados a la candidatura de la alcaldía para la Ciudad de Guatemala, que registraba votos faltantes y diversas anomalías y datos que no cuadraban en algunas actas. Movimiento Semilla, Partido Creo y otros presentaron ante el TSE varias impugnaciones.

La sorpresa fue que el partido Visión con Valores presentó ante la Corte de Constitucionalidad resolver un amparo para volver a contar los votos. Según abogados constitucionalistas esta entidad no tiene facultad para retrotraer el proceso electoral, es decir, es una decisión inconstitucional. Inmediatamente la Corte dio lugar al amparo y de forma arbitraria el proceso se retrotrajo en los últimos días de forma sorpresiva para la población.
Entre la juventud hay decepción y dolor, porque fue la que lideró en las redes sociales el cambio de voto hacia la búsqueda de cambios reales para la población. Las manifestaciones en los últimos días son el escenario actual donde la casi inexistente democracia guatemalteca agoniza en medio de un pacto de impunidad del actual régimen, que se niega a soltar el poder y a aceptar los resultados. También se han levantado organizaciones indígenas que hasta la fecha siempre se habían mantenido imparciales ante resultados electorales y partidarios.

Estamos en medio por régimen moribundo en el que una elite muy desgastada y en la que la población no confía se niega a perder sus privilegios.

 


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