Mujeres construyen paz en México desde el periodismo independiente

Mujeres construyen paz en México desde el periodismo independiente

Ante el aumento de la violencia contra las periodistas en México, ha habido “un florecimiento brutal de periodismo independiente de altísima calidad que cuenta historias de vida en tiempos de muerte".

Texto: Fragmentados
11/03/2020
dos mujeres hablan sentadas en una mesa redonda

Guiomar Rovira (izda) y Daniela Pastrana. / Foto. Fragmentados

Desde el año 2000 hasta la fecha, la organización Artículo 19 ha registrado el asesinato de 131 periodistas en México y 24 más siguen desaparecidos. Las agresiones a profesionales de la información se elevaron al aumentar la violencia en el territorio mexicano. En 2006, el Gobierno del entonces presidente Felipe Calderón inició la llamada “guerra contra el narco”, que desató una violencia en la que hasta hoy más de medio millón de personas han sido asesinadas.

El riesgo de ser periodista en México tiene una dimensión distinta para las mujeres que se dedican a ello. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-18) las agresiones a las mujeres periodistas aumentaron un 341 por ciento. Las profesionales de este oficio están en un riesgo multiplicado: por ser mujer y por ser periodista. Para afrontar el ejercicio de la profesión en este entorno de violencia, han surgido redes y medios de periodismo independiente liderados principalmente por mujeres.

En conversación, Daniela Pastrana, editora general de PiedePagina.mx y coordinadora de investigaciones de la Red de Periodistas de a Pie, con Guiomar Rovira, escritora y profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y con Patricia Mayorga, corresponsal del semanario Proceso y fundadora de la Red Libre Periodismo colectivo, hablaron sobre los principales desafíos de ejercer el periodismo independiente en México, las nuevas narrativas y propuestas que éste ha creado y el rol de las mujeres en el oficio.

De frente al miedo y retando al silencio

En México la violencia hacia las periodistas no deja de preocupar, el índice de impunidad en las agresiones permanece en un 99,13 por ciento. “Nos ha tocado cubrir esto sin estar preparados. Un corresponsal de guerra va con consciencia de que va a cubrir una guerra, pero nosotros no. Nos ha llevado mucho tiempo entender lo que estaba pasando”, explicó Patricia Mayorga, que actualmente se encuentra en Barcelona en un programa de acogida ante las amenazas que ha sufrido por su labor.

En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que elabora anualmente Reporteros sin Fronteras (RSF), México ocupa el 147 lugar de 180 países examinados. En su informe de presentación sobre la situación del país, afirma que “si los periodistas cubren temas relacionados con la corrupción de las autoridades (sobre todo gobiernos locales) o con el crimen organizado, padecen intimidaciones, agresiones y pueden ser asesinados a sangre fría. La impunidad, que se explica por la corrupción generalizada, alcanza niveles insólitos y alimenta el círculo vicioso de la violencia”. La mayoría de los periodistas asesinados en México investigaban casos en los que políticos locales tenían alianzas con miembros del crimen organizado, denuncia RSF.

La situación pone en jaque a la libertad de expresión que, como señala en entrevista Guiomar Rovira, no tiene que ser solo una declaración sino que se debe ejercer diariamente. “Tiene que formar parte de una cultura política del querer saber, del poder saber y del poder actuar. Lo que vemos hoy día en México es una labor audaz de periodistas denunciando hechos al detalle, documentados y hasta probados, que no hay duda de que son ciertos, y que no tienen ninguna consecuencia. La libertad de expresión tiene que ser también una libertad política amplia. Y sucede al revés, hay un silenciamiento de estas voces críticas, molestas”, denuncia la investigadora, e insiste en que “hay bolsones de silencios, zonas completas del país de las que no tenemos información, no se sabe nada, donde los periodistas son silenciados porque hay esta ley de plata o plomo…o cobras o te matan”.

En la República mexicana, el silencio se consigue a través del miedo, y los grupos interesados en perpetuar el silencio recurren a distintas violencias para conseguirlo. Daniela Pastrana, periodista con más de 25 años de experiencia, explica cómo se han ido transformando estas amenazas desde 2006, año en el que inició la llamada guerra contra el narcotráfico. “Empezó a haber ataques a medios, sobre todo en el norte del país, aunque algunos en el sur, con incendios o con granadas. Ahí es cuando empezamos a entrarle al tema. Eso bajó y por regiones empezó a haber ataques a blogueros o a gente. En los últimos años hubo un giro, han aumentado las demandas contra periodistas. Lo único que ha sido constante son los asesinatos. Lo que sí ha cambiado es la respuesta de los periodistas”.

23 periodistas han desaparecido en el país según Artículo 19; muchos otros se han visto obligados a exiliarse. Patricia Mayorga se desplazó de Chihuahua tras recibir amenazas. El 23 de marzo de 2017, las amenazas se cumplieron en el caso de su colega Miroslava Breach: ocho balazos terminaron con su vida cuando estaba por llevar a su hijo al colegio. Hoy Mayorga se encuentra en Barcelona en el programa de acogida temporal del la Taula per Mèxic y el Ayuntamiento de Barcelona, pues su vida en México sigue en riesgo.

En esta situación de violencia, Patricia Mayorga explica que “la apuesta que tenemos que hacer, no solo es el periodismo independiente sino colaborativo. Es muy difícil ejercer de manera independiente y aún así se está haciendo. Hay periodistas asesinados, desplazados, desaparecidos y amenazados. El mensaje de los perpetradores, o de los agresores, es ‘callar’ y el efecto ha sido el contrario. Sobre todo en los estados donde ha habido ejecuciones o asesinatos han surgido redes de periodistas que le apuestan a la capacitación, a la profesionalización y en los últimos años a medios independientes”.

El periodismo independiente y colaborativo

Guiomar Rovira explica México ha vivido “un florecimiento brutal de periodismo independiente de altísima calidad que cuenta historias de vida en tiempos de muerte. Un periodismo resiliente, que genera comunidad, que genera procesos de entendimiento de la locura a la que está sometida el país”.

Ejemplo de ello es la Red de Periodistas de A Pie, una red que aglutina a 11 medios independientes y periodistas que colaboran. Daniela Pastrana, fundadora, explica que “la labor colectiva de la Red ha tenido un papel fundamental para romper el miedo en muchos lugares porque hemos demostrado que se puede ir a los lugares, regresar y publicar. Sin embargo, el periodismo independiente está todavía muy en ciernes, porque es independiente pero no es sustentable. Nosotras hemos entendido el periodismo independiente como independiente del gobierno. Seguimos siendo minoría”.

Una parte de los problemas que ha vivido este periodismo se ha debido precisamente a deficiencias en la sostenibilidad económica del mismo, como apunta Guiomar Rovira: “Para fortalecer los medios independientes hay que incentivar la profesionalización, la buena paga, y la creación de medios públicos locales y a la vez autónomo, que no estén sujetos a quienes estén el poder”.

El resultado es un panorama muy complejo: hay un periodismo independiente que paga las consecuencias de su independencia. “El periodismo en provincia, local, ejercido por periodistas precarizados que cubren la fuente policiaca y del ‘narco’, fuente de la violencia, no tienen ningún amparo y se ven sometidos a los intereses de todo tipo de grupos”, explica Guiomar, y añade, “es una situación de extrema debilidad para ellos: un periodista en México no vive, sobrevive. No hay condiciones, no hay garantías.”

Cambiando la narrativa de la violencia

En México, 6 de cada 10 mujeres han sufrido violencia en su día a día. Las mujeres periodistas y defensoras normalmente sufren un tipo de violencia específica, como explicó Daniela Pastrana: “En las agresiones hay una diferencia brutal. En el caso de los hombres llegan y los amenazan, o llegan y los matan. En el caso de las mujeres primero te dicen ‘yo sé que tú tienes una familia.’ En las agresiones a mujeres claramente hay dos características: una es que primero te atemorizan con la familia, y la otra son las connotaciones sexuales”.

El cambio que han traído las mujeres reporteras al periodismo independiente mexicano responde a su contexto de violencia. “Ellas [las periodistas] cambian el discurso de la nota roja, y empiezan a construir cuáles son las consecuencias de ese dolor”, explica Rovira. Y añade: “En lugar de nada más contar la catástrofe, cuentan cómo México es capaz de generar procesos de resiliencia. Cómo la gente se acuerpa, cómo de repente aparecen espacios de lo colectivo. No el hecho violento, sino todo lo que hay detrás. Y eso es un periodismo, en el fondo, político, una narrativa que apuesta por mostrar más que solo muerte: procesos de organización, procesos de cuidado, procesos de afecto”.

Patricia Mayorga explica que “ha incrementado muchísimo el número de mujeres en el periodismo en los últimos años, pero no de mujeres directoras, ni jefas de información. Pero si que lideran o impulsan medios independientes”. La periodista apunta cómo sus colegas aportaron una nueva perspectiva al conflicto: “En México es muy común que si entras a algún medio como mujer te adjudican salud, educación o religión, y yo creo que esa visión nos dio otra mirada al llegar esta guerra. Vimos primero a las víctimas”.

Respecto a la diferencia en las coberturas, Pastrana reflexiona: “Los hombres tienen las costumbre de meterse en estas dinámicas de acción, si no pasa nada no entienden cuál es la nota, y las mujeres estamos mucho más interesadas en entender procesos, en tratar de entender las consecuencias aparte de las causas. Quizás es esa la diferencia”.

Los signos de la resistencia

De esta forma, en los últimos años en México se ha gestado un periodismo crítico que, aunque sigue teniendo un pequeño espacio, cada vez es más visible y fuerte. Daniela Pastrana sostiene que hoy los periodistas están mucho más organizados, “tenemos muchas más herramientas para defendernos de las que teníamos en 2006. Prueba de eso es que está funcionando la alianza que tenemos de 11 medios, donde compartimos información, alertas, y damos acompañamiento incluso técnico, ya no nada más de cómo hacer investigaciones, sino de cómo conseguir recursos, de cómo trabajar audiencias”, afirma.

Sin embargo, esta profesión sigue siendo una las más peligrosas para ejercer. Pastrana afirma que hay periodistas que están escarbando para sacar la verdad y hay otros que están ocupados en ocultarla, que sirven al régimen o que sirven a intereses de otros poderes fácticos, incluso hay periodistas que básicamente se han convertido en sicarios.

Este panorama se agrava teniendo en cuenta que la ‘solución’ en los casos de amenaza y persecución en contra de los periodistas independiente y críticos ha sido desplazarlos de sus lugares de trabajo, que según comenta la investigadora Guiomar: “La situación debe solucionarse en el territorio, no extrayendo al periodista de su lugar y además garantizar la investigación de los delitos y que éstos tengan consecuencias. No podemos hablar de libertad de expresión si la impunidad permanece.”

Frente al daño colectivo que la violencia contra periodistas ha ocasionado y los caminos para revertirlo Patricia Mayorga opina que “ha faltado impulsar la investigación de los homicidios de periodistas para saber exactamente dónde estamos parados, y para que la sociedad entienda qué se está vulnerando con cada homicidio, con cada agresión. Pues no es nada más una vida, sino es un derecho fundamental de los mexicanos y de la ciudadanía en general.”

Una de las enseñanzas de este periodo de la historia del periodismo mexicano es que la asociación y solidaridad es fundamental para afrontar la violencia. En el país se incrementaron las experiencias alrededor de la construcción de organizaciones periodísticas que tienen como propósito la formación, asociación, alerta, defensa y promoción de periodistas en condiciones de riesgo.

En ello coinciden Mayorga y Guiomar, que aseguran que a pesar de todo hay medios que están saltando, que están perdiendo el miedo, y que habido una toma de conciencia del periodista como un actor político muy relevante, porque es el que hace posible la transformación, la reacción que depura el horror. Si la acción de la violencia contra medios y periodistas ha sido tan grave como persitente, la acción de los colectivos periodísticos es ejemplar y activa. El periodismo mexicano, especialmente el hecho por mujeres, ha respondido con valentía e imaginación.

 

#Defensoras
Este texto forma parte del #PikaraLab de Defensoras,

realizado con el apoyo de Calala Fondo de Mujeres  y financiado por el Ayuntamiento de Barcelona.  


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