Las trabajadoras de residencias de ancianos de Bizkaia narran lo que ha supuesto la victoria de su huelga por un convenio más justo en un sector de gestión privada pero que se financia con dinero público. Dignificar las condiciones de gerocultoras y personas usuarias ha supuesto 370 días de paros en los que se han sentido invisibilizadas y menospreciadas por instituciones y patronales. Para ellas la lucha ha sido así por ser mujeres y dedicarse al sector de cuidados, un sector no productivo que no ha sufrido pérdidas con cada paro.
“Nos queréis invisibilizar y vamos a estar presentes más que nunca” Crónica,Planeta
