Ni de nada más. El sistema electoral excluye a las personas migrantes sin nacionalidad española y a sus hijos e hijas, salvo excepciones por países, en los comicios municipales. Nacer -y crecer- en el territorio o forjar una vida en él tras años de residencia no es suficiente para que estas personas puedan decidir sobre políticas que condicionan sus vidas. El voto es, todavía, un privilegio en España.
“No puedo votar a favor del feminismo” Planeta, Reportaje
