Disfrutar de la revolución sexual más allá de los genitales

Disfrutar de la revolución sexual más allá de los genitales

En el libro ‘Sexo sin genitales’, de Sonia García Barbera, el placer va más allá de la penetración y los genitales. Desafía las normas para abrazar una sexualidad inclusiva y empoderada. Una lectura esencial para quienes buscan redefinir su relación con el sexo.

Ilustración Mariia Petrova (iStock).

03/07/2024

En un mundo donde la sexualidad ha sido históricamente definida por estrechas convenciones y limitadas perspectivas, el grupo editorial Letrame publica un libro, de apenas 90 páginas, que desafía audazmente el statu quo. En su obra, titulada Sexo sin genitales, Sonia García nos invita a cuestionar, redefinir y liberar nuestra comprensión de lo que significa verdaderamente la sexualidad. Ella es experta en estos temas, pues es psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y educadora sexual. Ha escrito otros libros sobre sexualidad como Los enemigos del sexo. Una guía práctica para eliminarlos de tu vida, desde su conocimiento y experiencia.

En un acto de valentía intelectual, el libro desmantela los mitos arraigados que giran en torno a la sexualidad, desafiando las nociones preconcebidas sobre el acto sexual y la identidad erótica. Y lo hace dividiéndolo en seis capítulos: inteligencia sexual, sexo con la mente, sexo con la piel, la besología, el sexo hablado y el placer sexual con juguetería erótica. A través de estos, García explica cómo la sociedad ha perpetuado la idea de que el sexo se reduce a la unión física de genitales, relegando otras formas de expresión sexual al olvido o la marginalización. Sin embargo, ella muestra un camino hacia una revolución sexual personal, donde el placer y la conexión trascienden las fronteras del coitocentrismo y el falocentrismo.

Llaman especialmente la atención los capítulos de la inteligencia sexual y la besología, por ser temas diferentes para explorar. De hecho, en los centros escolares y en los libros enseñan que hay “inteligencias múltiples”, como la lingüística-verbal, la lógico-matemática, la visual-espacial, la musical, la emocional, pero Sonia García nos indica que la sexual, además de existir, se puede entrenar y potenciar.  Siempre en el caso que no hayas sufrido violencia o vivido una agresión sexual, “una persona es sexualmente inteligente cuando tiene la capacidad de disfrutar de una vida sexual sana, plena, positiva y satisfactoria. Está relacionada con la salud sexual a nivel emocional y con la satisfacción experimentada en la vida sexual y se refuerza en el tiempo gracias a las experiencias vividas”, explica. El libro enumera las cuatro claves que hay para entrenar esta inteligencia: el autoconocimiento, ya que es importante saber nuestros gustos y preferencias; la educación sexual de calidad para alejarse del “analfabetismo sexual, y la idea de que el porno educa”; la asertividad sexual, que hace referencia a la habilidad de expresar nuestras opiniones, intereses y deseos sexuales sin faltar al respeto a la otra persona ni a una misma y sin sentirnos mal por ello. Y, por último, la liberación de juicios y prejuicios, para lo que es muy sano hablar de sexo, ya que esta es “otra forma de entrenar y, así, mejorar la calidad de las conversaciones. Otra forma de practicar sexo oral”.

Los besos no son preliminares, pues son una práctica sexual más

En el capítulo de la besología, García enseña que los besos tienen su propia ciencia: la filematología. Esta rama de estudios investiga “los cambios que los besos provocan en el organismo desde las hormonas implicadas hasta los beneficios del acto de besar y las razones de por qué los seres humanos se besan”. Nos descubre que las investigaciones más recientes en esta ciencia afirman que el intercambio de saliva que se produce con los besos ayuda a escoger la pareja más adecuada: “Esto tiene que ver con el intercambio químico que se produce al interaccionar nuestra saliva con la de otra persona al besar”. También usa su libro para unirse a la desmitificación de que los besos no son preliminares, pues son una práctica sexual más. De hecho, hay personas que solo alcanzan el orgasmo a través de los besos. A esto se le llama basoexia e implica que, aunque esa persona disfruta de otras prácticas eróticas, sin besos no llega al paraíso orgásmico.

García menciona el trabajo de la antropóloga Helen Fisher que habla del beso y la saliva como cuestiones hormonales y biológicas cuya explicación más instintiva es procurar la supervivencia de la especie. “Puro instinto animal, de compatibilidad química y de evolución”, explica. Entonces, indica la importancia del primer beso con otra persona y quita valor a quienes presumen de tener una técnica de besar excelente, ya que cabe la posibilidad de que la cosa no vaya a más y no fluya porque en la saliva existen “ciertas sustancias que van a aumentar o disminuir la atracción sexual y el deseo de establecer o no un vínculo con esa persona y así ver si merece la pena invertir tiempo en esa relación”.

Sexo sin genitales incita a reflexionar sobre el poder de las fantasías, los besos, las caricias y los masajes como expresiones legítimas de la sexualidad humana

A través de una mirada crítica y perspicaz, destaca cómo la educación sexual tradicional ha sido moldeada por estructuras patriarcales, perpetuando la idea de que el placer sexual es exclusivamente masculino y centrado en la penetración. Sexo sin genitales incita a reflexionar sobre el poder de las fantasías, los besos, las caricias y los masajes como expresiones legítimas de la sexualidad humana. A medida que la persona lectora se sumerge en las páginas de esta obra, es llevada a un viaje de autodescubrimiento y emancipación sexual. Es un llamado a la acción para desmantelar las estructuras obsoletas que han dictado la comprensión actual del sexo y abrazar una visión más amplia, inclusiva y empoderada de la sexualidad humana.

La autora ha escrito algo más que un libro; es un manifiesto, una guía, para una nueva era de libertad sexual, donde cada persona tiene el poder de definir y disfrutar su propia sexualidad sin restricciones ni juicios. Es hora de dar paso a esa revolución sexual de la que habla García que invita a explorar, experimentar y disfrutar el placer en todas sus formas, más allá de lo impuesto por la sociedad. De hecho, en el libro resalta que su objetivo con esta lectura es “encontrar la llave a la apertura mental en el concepto del sexo y que eso lleve a experimentar dosis de placer y enriquecimiento sexual”.

Portada ‘Sexo sin genitales’.

Y algo que ayuda a ese enriquecimiento sexual es el uso de la juguetería erótica. García protesta porque aún hoy se siguen encontrando publicaciones donde las personas y los medios se refieren a estos como “consoladores” y ella quiere dejar atrás esa idea arcaica de que los juguetes son “el consuelo de las mujeres”. Primero, porque no son exclusivos de las mujeres y segundo porque su uso tiene beneficios en nuestra sexualidad: conectar con el cuerpo más allá del contacto piel con piel brindará autoconocimiento, son de ayuda para trabajar dificultades sexuales como los problemas de erección o bajo deseo sexual, también crea un ambiente “novedoso de diversión y curiosidad que desactiva la tensión y permite disfrutar más” y, por último, mejora la autoestima sexual. “Una mente más abierta lleva a una mente y un cuerpo más estimulados”, concluye.

Resalta que, aunque la Real Academia Española define el sexo como la actividad sexual, Sexo sin genitales afirma que el sexo va más allá, es experiencia, vivencia, deseo, emoción, disfrute y placer. Quedarse con lo genital, con la penetración, priva a las personas de sensaciones positivas y gratificantes. Y para disfrutar con los cinco sentidos solo existe una premisa obligatoria y fundamental: dejarse llevar: “Esto implica estar presente en el aquí y ahora. Entraña sentir, sentir con la piel, con el gusto, el olfato, el oído, el tacto y la vista”. Sonia García considera que el sexo es mucha vida, mucha salud física y mental. Un ámbito de la vida más importante de lo que se cree, pero no solo haciendo referencia “al que se practica en la cama”, sino al sentido más amplio de la palabra: respeto, cuidado, autoestima, identidad y afecto.

Al cerrar las páginas del libro, queda la certeza de que el camino hacia una sexualidad plena y satisfactoria no está marcado por reglas obsoletas o limitaciones impuestas por la sociedad. Invita a mirar más allá de lo convencional, a explorar nuestros deseos con valentía y autenticidad, y a abrazar la sensualidad en todas sus formas. En última instancia, este libro no es solo una lectura, sino un llamado a la acción para iniciar nuestra propia revolución sexual, donde el placer es un viaje de descubrimiento de los sentidos y la intimidad es una celebración de la diversidad humana. Así que, ¿a qué esperamos? Es hora de abrirnos a nuevas posibilidades, de liberarnos de las cadenas del coitocentrismo y el falocentrismo, y embarcarnos en un viaje hacia una sexualidad más auténtica, abierta y más satisfactoria. Para terminar, García nos recuerda que el centro del placer está en el cerebro y no entre las piernas, por eso anima a sus lectoras que exploren y se unan a la revolución sexual.

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