“Trato de burlar el algoritmo para que todo el estereotipo se vaya a la mierda”

“Trato de burlar el algoritmo para que todo el estereotipo se vaya a la mierda”

La inteligencia artificial es, para Bicharraca, una herramienta creativa muy potente que, entre otras cosas, le permite trabajar a pesar de la precariedad y dinamitar, de alguna manera, los estereotipos que también manejan estas tecnologías.

Imagen creada por Bicharraca.

Claudia González Escobar (Sevilla, 1966), más conocida como Bicharraca, es una de las artistas más populares en entornos feministas. Quien más y quien menos ha llevado alguno de sus parches con brilli brilli. Afincada en Berlín desde hace más de diez años, ahora, Bicharraca se está permitiendo también jugar con la inteligencia artificial (IA). Había dado ya por finalizada su actividad como “vendedora de movidillas feministas” tras pasar una mala temporada. La inteligencia artificial le ha permitido seguir creando a pesar de la precariedad.

Empezó vendiendo chapas en la calle con un proyecto anterior, Mirada de vaca, que acabó en forma de una tiendita en Chueca. Tenía más de 5.000 chapas y decenas de diseños de camisetas. Todavía recuerda, con malestar, la sensación que se le quedó cuando supo que había quien había fotocopiado sus diseños y andaba vendiéndolos más baratos: “Eso sí que es copiar”. La autora del último videoclip de La Furia, Promenade, insiste en matizar que, a pesar de utilizar elementos de la IA, el video se ha producido artesanalmente. Entiende las críticas que suscita la creación artística con este tipo de herramientas, pero disfruta hackeando los estereotipos de los algoritmos.

El video de La Furia no está producido por inteligencia artificial sino que has generado de ese modo las imágenes que utilizas. ¿Es así?

Sí. Cada día todo está más rápido. Hay aplicaciones que te hacen videos muy básicos, pero la gente está haciendo viralidades con ellas. Cada vez se ven más videos, con voz en off, generados por IA. No es lo que hicimos con Promenade. La Furia me pidió unas imágenes para la portada del single, pero cuando empezamos a trabajar no tenía muy seguro cómo se iba a desarrollar en el tiempo. Empezamos a trabajar en las imágenes cuando el tema no tenía nombre. De hecho, ha lanzado el single diciendo que no sabe qué viene después

¿Se puede hacer cualquier cosa con la IA?

Empecé a trabajar con la versión cuatro de Midjourney [laboratorio independiente de investigación y programa de inteligencia artificial en el que se pueden crear imágenes a partir de descripciones textuales] y ya estamos en la seis. En cada versión cambia algo. La gente que no sabe no lo nota, pero para nosotras es: “¡Oh! Un poro perfecto”. Cada versión está mejorando. Hasta ahora en las manos solían salir seis dedos y yo he llegado a preguntarme alguna vez cuántos tenemos. ¡Me he mirado la mano!

Estás empezando con esto.

Estoy experimentando. Yo sí he hecho diseño gráfico, pero no había hecho nada con IA para un cliente. La Furia me mandó los temas y me puse a trabajar: a dar indicaciones al prompt, que son las indicaciones que le doy al algoritmo para que me genere algo. No es que tú le digas algo [a la máquina], hundas el botón y ya está. Tú tienes algo en la cabeza, pero luego tiene que salir. Es una conversación en la que vas cambiando y ampliando el horizonte. Los errores te proponen otros caminos diferentes a lo que tenías inicialmente en mente. A La Furia, primero, le pedí material fotográfico. No le puedo entregar al modelo [de máquina] con el que yo trabajo un rostro y ya está. Le meto información para que se inspire como punto de partida. Puede captar rasgos, que la fisonomía se asemeje. Algo con lo que conectamos es la idea de un pelo muy fantasioso, un pelazo naranja, que fuese el hilo conductor estético. Me puse a meter palabras: mujer, de 35-40 años, blanca, con el pelo muy naranja. Fue una cosa obsesiva mía buscar cómo poder lograr su cara, que ella sintiera que era ella. Me puse a cacharrear, a buscar diferentes aplicaciones. Traté de limpiar todo lo que me mandó, de homogeneizar las texturas… hasta que empecé a conseguir su cara.

Gran parte del trabajo es con texto. Es un poco hacer literatura.

Puedes trabajar con texto, con imagen o con las dos cosas. Puedes trabajar con indicaciones muy precisas. Tienes que decir que es una foto porque sino podría ser una ilustración. Tú lo ubicas: “Esto va a ser tal cosa”. Yo ponía “álbum cover” para que las imágenes que me arrojaran tuvieran sentido con la estética de las portadas de música, que el encuadre me permitiera poner letras si hacía falta. Trabajé con la letra en plan poesía. Esta cosa interpreta y te arroja unas imágenes. Si tú diriges esos resultados, te vas acercando más a lo que buscas. Luego, ya en Final Cut, fui animando las imágenes a mano, como se edita un video habitualmente. Bueno, desde que llegó lo digital a dejar sin trabajo a los que hacían analógico. ¡Es ironía!

El debate está sobre la mesa. Hay muchas ilustradoras e ilustradores que están molestos con esta manera de crear imágenes.

Hay desconocimiento y eso genera terror. El terror impide a la gente acercarse y decir: “¡Oh! Qué guay, quiero que sea mi mejor amiga la IA”. Lo habitual es: “Me cae mal porque creo que me va invadir mi espacio y me va a dejar sin trabajo”. Es legítimo, pero creo que después del susto se van a acercar. Entiendo que dé miedo. Es igual que cuando los teléfonos empezaron a tomar fotos y dijeron que los y las fotógrafas se iban a quedar sin trabajo. Sin embargo, el Iphone ha abierto un montón de posibilidades y ahora hay fotógrafos que solo trabajan con teléfonos. Para mí es molesto ver a gente que sigo, que me parece muy guay su contenido, diciendo que quitan el post anterior porque la imagen está hecha con IA. Yo trato de decir que no hay un solo proceso, que la máquina, lo que te arroja, es demasiado estereotipado. La IA es una herramienta superpoderosa pero creada por hombres blancos, heteros, patriarcales. Encontramos la misma censura o más que en Instagram. Los primeros resultados que te arroja son mainstream, estereotipos. Si describes un personaje femenino mujer, lo que te va a generar es a una mujer guapísima, blanca, de ojos azules, rubia, en un espacio increíble. Si le cambias el color de piel, te cambia todo el contexto. De repente, la mujer está en una plantación y no tiene ninguna ropa de Balenciaga. Puedes encontrar una fórmula que te guste, pero con personajes normativos. Se trata de integrar esa luz, ese color… en personajes no normativos y eso es muy complicado. Yo intento todo el tiempo estar dinamitando todos esos estereotipos. Hay muchas palabras que están baneadas: sexo, por ejemplo. No puedes decir que se le ve el ombligo porque ya es carnaza. Dices: “El personaje tiene un top y se le ve el ombligo”. Top vale, pero que se le vea el ombligo, no. Trato de burlar el algoritmo para que todo el estereotipo se vaya a la mierda. Es difícil porque a veces salen imágenes alucinantes y dices: “Qué gente más hermosa, qué labios, me los como, qué cuquis”. Testeas poniendo “XXXL” y estás tratando de dinamitar eso [lo normativo], pero conservando la misma atmosfera. Si intentas hacer esas imágenes con personas de más de 45 años, con cuerpos no normativos, con un género no binario, cambia toda la estética.

Qué interesante.

Pero también me da mucha bronca. Me han baneado 24 horas porque quería hacer dos hombres vestidos de perros de látex y, sin embargo, sí he visto cosas terroríficas en relación a las infancias. Cada cual va creando su propia ética. Aunque legislen las cosas, aunque haya un debate grandísimo, la gente va a hacer lo que quiera y como quiera.

¿Vas viendo lo que producen otras?

La idea es que todos aprendamos. Es como programación. De hecho, hay mucha gente haciendo pedagogía en X [antigua Twitter]. Mucha gente va encontrando tokens, una palabra que, cuando tú la metes, le da un toque único. Hay gente cazando todo este tipo de palabras y enseñándolas. Puedes utilizar las mismas palabras que ha utilizado otro y cambiar las configuraciones para que aparezca otro personaje.

¿Cómo es posible?

Porque nadie busca los mismos resultados. Yo veo algo que me gusta de la cámara, voy al Chat GPT y le preguntó cómo cambiar alguna cosa: “Me gustaría una configuración de cámara que me podría dar un resultado similar”. Yo he coqueteado con la fotografía digital. No tengo ni idea de fotografía analógica y para mí es una pasada poder ver la diferencia si trabajo con una cámara o con otra. Podemos configurar la escena o el obturador. Me interesa poder trabajar desprecarizando mis posibilidades. Yo no puedo trabajar con modelos y escenografía para echar unas fotos. Siento que la IA es una herramienta potentísima. Es una herramienta creativa que puede usar cualquiera, pero los resultados son los que son. Puedes ver algo que te guste o algo espantoso como todas las rubias que parecen muñequitas. Me hace gracia porque veo que gastan tantas palabras en describirlas y el algoritmo siempre arroja lo mismo. ¿Para qué pones que es joven, rubia, modelo, con medidas perfectas, si es lo que te va a salir? Yo prefiero no poner tanto, dos o tres palabras claves, y dedicarme a la parte estética, a la parte dramática, al escenario. La época también es importante. Si cambias la época, el año, en unas instrucciones, arroja resultados diferentes. La misma escena igualita, con la misma configuración de cámara, en Berlín o en Colombia te cambia absolutamente. Lo que sale de Colombia es una caricatura, un estereotipo con el que tú puedes jugar.

Una de las principales críticas señala que las imágenes de las que se nutre la IA son “robadas”, que se nutre del trabajo de otras personas gratis.

Yo he hecho muchos cursos y me hace gracia porque todos los cursos, cuando empiezas a pensar en el proyecto, te piden que hagas un mood board [tablón de inspiración]. Entras a Pinterest y buscas inspiración. La gente lo hace con una cantidad de imágenes, de una cantidad de artistas, que no tienes ni idea: este color me gusta; el espacio lo quiero así. Te estás inspirando en un abanico de imágenes hechas por otras personas. La IA, para poder ser entrenada, le han metido toda la información de la que han sido capaces porque tiene que ser así. se ha nutrido de imágenes. ¿Eso es robar? No. Lo siento en el alma. Si la gente que va mirando con sus propios ojos, se llama inspiración. ¿Lo hace la IA es robo? No. Antes de hacer imágenes con IA estuve trabajando para Google para enseñar a la IA. Estuve días enteros recortando pies: pie derecho, pie izquierdo. No es robar, es enseñar. Le estoy enseñando al bicho qué es un pie, cuál es derecho, cuál es izquierdo. Ahí está tu arte, con todo eso, tan estereotipado, hacer algo original. Hacer algo que tenga sentimiento, que transmita tus obsesiones. No es un resultado robado. Es el resultado de una cantidad de instrucciones que tú has dado. La llegada de la IA está replanteando qué es el arte, como trabajan los artistas, qué son los procesos creativos. Yo dibujo en la computadora con el ratón, no soy dibujante, ¿eso me quita validez? ¿Eso denigra mi trabajo? Creo que esto de “el arte” tiene muchas controversias: ¿qué es arte?, ¿quién es un artista? A mí me gusta hacer las cosas con arte. Yo creo que tengo arte para hacer las cosas e intento que no sea lo mainstream. Tengo mis temáticas propias, mis propias impresiones; quiero conseguir producir mis propias piezas. Quiero que la gente la vea y eso diga: “Esto lo hizo Bicharraca”.

A pesar de las críticas, es una herramienta para la que hace falta muchísima creatividad.

Es una herramienta creativa increíble. No paras. A mí me gusta mucho la fotografía hiperrealista. Al principio, cuando empecé, eran cosas muy rígidas, ahora ya se ven emociones. Interrelacionar personajes es complicado aún. Si quieres sacar dos mujeres te salen como si fueran gemelas. Juntar a una persona negra con una blanca y que la negra no parezca vulnerable todavía es difícil.

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