Las tías chulísimas que vinieron tarde

Las tías chulísimas que vinieron tarde

'Nosotras vinimos tarde' es la primera novela de Elisa Coll, un relato de autoficción que habla de amistades y del tiempo, de un salto generacional que nos recuerda que no hemos inventado la rueda: los cuidados ya estaban ahí antes que nosotras.

15/11/2023

Ilustración de portada de ‘Nosotras vinimos tarde’.

Disclaimer: no pretendo disimular en esta reseña la amistad que me une con Elisa Coll, porque al leer Nosotras vinimos tarde, al (re)conocerla en cada página, la emoción fue embriagadora hasta las lágrimas. Vale, partiendo de esta base, tampoco creo que se espere de mí un tono neutral (si saben cómo me pongo), ni creo que un libro así la merezca.

Esto no es un ensayo crítico, no estamos en plan académicas usando palabros, tampoco es que Eli escriba así sus ensayos ni artículos. Estamos ante una pulsión entre realidad y fantasía en forma de relatos paralelos, que te atraviesan, te sacuden y a la vez te dan la mano en este viaje a través del tiempo. No sé a vosotres, pero a mí me chifla cuando una buena novela consigue que no solo acompañes a les protagonistas de una trama, sino que te sumerjas en todas las temporalidades que te ofrece.

Últimamente siento cada vez más rechazo hacia los discursos teóricos enrevesados que se centran en desgranar conceptos para formatear a les lectores como policías de la dialéctica (ACAB, dicho sea de paso). Soy consciente de que muchas veces yo misme escribo en modo petulante y en seguida recapacito, porque es bien cierto en muchos casos eso de que “a tu teoría le falta calle”. O que, como diría Mar Gallego (descubrí esta cita gracias a la nueva sección de Elisa para Pikara Magazine): “Me sigue dando más esperanza un potaje compartío que mil palabras”. Que en entornos politizados se nos llena la boca hablando de cuidados, pero no los acabamos de integrar.

 Estamos ante una pulsión entre realidad y fantasía en forma de relatos paralelos.

Sabemos lo importante que es nombrar, pero pasar por ahí no debe de estar reñido con renunciar a la emocionalidad, que el sobre análisis no nos convierta en seres fríos y autoritarios de la palabra. Que Elisa Coll publique una novela de autoficción tras el éxito notorio de Resistencia bisexual (y no hablo solo de que se haya convertido en un libro fundamental para muches, sino del efecto que han creado a su paso todas y cada una de sus presentaciones), siendo este un ensayo poco habitual por la cantidad de experiencias vitales de la propia autora que condensa, es de justicia divina. Qué ganas teníamos de seguir leyendo a Coll, más allá de su faceta de activista bisexual.

En Nosotras vinimos tarde, la anécdota es épica (a lo Lena Dunham), y los testimonios más duros de Teresa se leen con la sensación de que ha sido tan complejo recibirlos como narrarlos, pero ni se regodea en el drama ni lo edulcora. Lo pequeño y lo grande tienen el mismo peso y se cuentan con una voz reconocible y cercana, que sin duda se hace eco de muchas otras voces. También pone sobre la mesa la retórica que nos gusta ver en memes del salto generacional: “Yo con 30 años vs. mis adres con 30 años”; que sabemos, pero una vez más, no sé si llegamos a entender cómo han cambiado ciertas cosas en muy poco tiempo. Este libro ayuda a rebajar la soberbia de creer que en la militancia de los cuidados hemos inventado la rueda. Y las amistades, omnipresentes en cada página, retratadas con todo el cariño y meticulosidad que merecen, las amistades son nuestro maldito imperio romano.

“Los testimonios más duros de Teresa se leen con la sensación de que ha sido tan complejo recibirlos como narrarlos”.

Eli confió en mí para ir pasándome fragmentos conforme iba dándole forma, y yo me sentía muy afortunade. Primero, porque vaya pluma la tía, y segundo, porque es una escritora ultra generosa. Leerla se hace cuesta abajo y, de paso, te cose por dentro. Conocer el proceso de escritura de este libro fue sorprendentemente sorpresivo, no esperaba que me resonase tanto al juntar las piezas del puzle una vez acabado. Ni me han pasado exactamente las mismas cosas que a las protagonistas, ni tengo que pillar cada referencia velada de la novela. Nosotras vinimos tarde deja esa puerta abierta a la libre interpretación en ocasiones, para que te puedas identificar sin dejar de proyectar tus propias vivencias.

Cuando escribes la letra de una canción (recomiendo echar un ojo a la letra de Flower Trouble de Belako, porque no hacemos otra cosa que citarnos porque somos sencillamente insoportables), tienes tus experiencias, tu perspectiva clara desde dentro. Pero, luego, las letras las compartes y dejan de ser tuyas para tener tantos significados como personas quieran dárselos. Y creo que es acertado mantener el misterio de lo real y lo ficticio de un libro como el de Eli. Como cuando escuchas un tema en un momento muy concreto y te hacen los ojos estrellitas porque eres tú literal.

No sé qué más decir para que te lo leas y lo compartas. Y para hagas un club de lectura que es lo que hacen las tías chulísimas con merendola de por medio.

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba