Amor a las que luchan

Amor a las que luchan

El amor que puede guiar nuestras acciones políticas para transformar el presente en mundos mejores.

31/05/2023

Mujer kurda en una manifestación de París./Foto: Luna Gámez para el reportaje Kurdas en lucha contra el patriarcado y el Estado Islámico’.

En Barcelona hemos tenido la oportunidad de escuchar a importantes referentes de movimientos anticoloniales de Palestina y Kurdistán. Sozdar Dêrik, integrante de la Comandancia General de las YPJ, habló sobre la lucha y la organización de las mujeres kurdas frente al llamado estado islámico, de la liberación de Rojava y los ataques del Estado turco. Por otro lado, las activistas palestinas Rita Ammar, Raya Ziada, Tahreer Araj y Jyssarah Abdallah Vargas hablaron de las resistencias feministas al apartheid y el colonialismo israelí.

Pese a las diferencias que existen en cada contexto, coincidían en denunciar el intento exterminio que enfrentan sus pueblos, las conexiones coloniales de estos proyectos y la importancia de la organización de las mujeres contra estos sistemas de muerte. Las palestinas, desde sus experiencias de organización frente a la violencia extrema ejercida por Israel, hicieron hincapié en los intentos del sistema en separar las luchas y resistencias para debilitarlas. Un tema sobre el cual también las zapatistas hablaron durante su visita a estas tierras, al señalar que los responsables de las violencias que enfrentamos están arriba.

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En este contexto, surge la pregunta de cómo apuntar a las estructuras que generan estas violencias sin invisibilizar las diferencias que existen, sin reducirlas ni banalizarlas. Sin apelar a un discurso de unidad que reproduzca la lógica dominante de la igualdad o de los grandes relatos monolíticos que, desde perspectivas antirracistas, se le han cuestionado a la izquierda o al feminismo blanco hegemónico.

Frente a la generosidad de las kurdas, las palestinas y las zapatistas de tomarse el tiempo para escuchar nuestras experiencias de (des)organización y llamarnos compañeras, me pregunto cómo podemos desde la barriga del monstruo desarticular un sistema que parece invencible. ¿Cómo tomar en serio sus palabras cuando nos dicen que estamos en las mismas luchas? ¿Cómo hacerlo cuando son ellas y sus pueblos los que ponen el cuerpo frente al imperialismo, el neoliberalismo y la experimentación militar despiadada?

Y, otra vez, vuelven las palabras de las zapatistas en Madrid que nos decía que cada quien tiene un dolor que le marca, una rabia que le mueve. Y que esos dolores y esas rabias, no son poco, que están ahí. Pero que hay una amenaza más grande que es la que puede hacer que nos pongamos de acuerdo para dirigirla más arriba. No nos hacen un llamado a una falsa unidad o la desaparición de nuestras diferencias. No nos piden que abandonemos nuestras convicciones y luchas. Sino al contrario, nos invitaban a profundizarlas y radicalizarlas porque hasta que no destruyamos el corazón de la hidra, sus cabezas se seguirán reproduciendo.

Al despedirse las compañeras palestinas decían que se sentían acompañadas sabiendo que aquí también existen reivindicaciones y movimientos antirracistas y anticoloniales. Creían que desde occidente se podría aprender de las luchas y resistencias del sur. También Sozdar Dêrik cerraba su entrevista diciendo que estaba tranquila porque confiaba en sus compañeras, que estaban preparadas y que creía en la victoria. Hablaba del amor que se encuentra en las compañeras, en las comunidades y en la lucha. El amor revolucionario, diría Chela Sandoval. Ese amor que puede guiar nuestras acciones políticas para transformar el presente en mundos mejores. Aquellos mundos que las palestinas, las kurdas y las zapatistas llevan años luchando por crear y que son nuestro horizonte.

Este texto fue publicado inicialmente en catalán en La Directa

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