Antonio Kintana, in memoriam

Antonio Kintana, in memoriam

Antonio, recientemente fallecido, fue el verdadero motor que puso en marcha la maquinaria de lo que luego sería EHGAM.

01/02/2023

Imanol Alvarez (izda.) y Antonio Kintana, en una foto del archivo del primero.

Antonio

El otro día, la otra semana ya, se nos fue Antonio Kintana. Suelo contar siempre que Antonio y yo fuimos los fundadores de EHGAM, la primera asociación LGBTI+ de Euskal Herria, y la segunda del Estado tras el FAGC catalán; y es verdad. Hay, sin embargo, ciertos matices que considero importantes.

Uno de ellos es que, si no hubiera tenido él la idea y la ilusión de que un movimiento así comenzara a funcionar en nuestro país, seguramente este se habría formado más tarde y con otros protagonistas, pero yo no hubiese estado entre ellos. Con esto quiero decir que Antonio fue el verdadero motor que puso en marcha la maquinaria de lo que luego sería EHGAM, y yo simplemente fui la necesaria correa de transmisión. Y es que él, que acababa de regresar tras varios años estudiando en el extranjero, apenas tenía contactos en el “ambiente” bilbaíno; yo, sin embargo, legión.

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Otro de los matices sería que Antonio realmente no tenía gran interés en militar personalmente en el movimiento, y mucho menos asumir ningún tipo de protagonismo, por lo que al de unos meses -no creo llegase a años-, en cuanto vio que el grupo caminaba viento en popa, decidió hacerse a un lado.

No obstante, también es verdad que, de una u otra manera, ha estado en todo momento presente en nosotros y nosotras, y permanecido al tanto del devenir del grupo, siempre desde la distancia y sin voluntad de injerencia.
Es por eso por lo que la mayoría de las y los actuales militantes de EHGAM ni siquiera lo conocían personalmente. Aún así, cuando supieron la triste noticia, redactaron la escueta pero emotiva nota que fue enviada a la prensa y publicada en redes:

«Eta zergatik ez dugu Euskal Herrian Gay Liberation Front bat egiten?».
Hori izan zen Antonio Kintanak Imanol Alvarezi egin zion proposamena Durangoko azoka hartan, Erresuma Batutik bueltan zegoelarik.
«Gure mugimendua pizteko lehenengo hitzak egin zituena itzali egin da gaur. EHGAM hegan egiten jarri zuen horrek oroitzapenen mundura egin du salto gaur. Betirako hor geratu dadila, gertu, ehgamkide guztion memorian, sexu askapenerako borrokaren historian mugarri».

“¿Y por qué no hacemos un Gay Liberation Front en el País Vasco?”.
Esa fue la propuesta que Antonio Kintana hizo a Imanol Álvarez en aquella feria de Durango, en la que estaba de vuelta del Reino Unido.
“Quien hizo las primeras palabras para encender nuestro movimiento se ha apagado hoy. Aquel que puso a volar a EHGAM (juego de palabras: hegan=volar) ha dado hoy el alto al mundo de los recuerdos. Que quede ahí para siempre, cerca, en la memoria de tod@s los ehgamkides, un hito en la historia de la lucha por la liberación sexual».

Comienzos

Casi me da apuro volver a contar cómo fueron aquellos comienzos. ¡Lo he hecho ya tantas veces!

Efectivamente, Antonio y yo, que teníamos un amigo común, nos encontramos casualmente en la Feria del Libro y Disco Vasco de Durango de 1976, que en aquella época se celebraba a principios de noviembre, y no en diciembre como sucede en la actualidad. Allí hablamos largo y tendido, y allí me propuso crear un grupo de liberación gay a imagen y semejanza del Gay Liberation Front y otros que él había conocido durante su estancia en Gran Bretaña.

Antonio era muy optimista, y yo también; pero en este caso, en cambio, yo no lo veía tan claro y le contesté que a mi me parecía prácticamente imposible, un sueño poco menos que irrealizable, pues aquí la sociedad era tremendamente machista y la iglesia tenía un gran poder.

De todas las maneras, decidí ayudarle, y nos pusimos manos a la obra. Y resultó que todo fue mucho más fácil de lo esperado. Enseguida se formó en Bilbao un grupo interesante de chicos y chicas. Decidimos ponerle nombre, meditando mucho cada una de las siglas: Euskal Herriko Gay Mugimendua; y a finales de enero de 1977, menos de tres meses después de aquella conversación en la Azoka, hicimos nuestra presentación pública.

Eran tiempos de gran efervescencia política; había ganas de libertad… y supimos jugar esa baza. Yo siempre digo que, de alguna manera, la corriente nos fue arrastrando. El caso es que poco después el grupo se había extendido ya a los otros herrialdes: Araba, Gipuzkoa, Nafarroa, e incluso a Iparralde.

Manifestación de EHGAM en 1977. / Foto del archivo de Imanol Alvarez

Cultura vasca

Muy a menudo, he solido comentar también que, en mi opinión, el simple hecho de que EHGAM naciera en la Azoka de Durango, aunque fuera únicamente a modo de idea, nos dejó marca, y ha provocado que, en cierto modo, siempre nos hayamos sentidos muy ligados a la cultura vasca y al Duranguesado.

No en vano, desde el mismo principio, y durante años en varias etapas, ha habido un grupo LGTBI en Durangaldea, cosa que no ha sido históricamente muy frecuente fuera de las capitales. Una de nuestras primeras apariciones públicas fue también allí, en la misma plaza del mercado donde en aquel entonces tenía lugar la feria. Varios de nuestros biltzarres fueron igualmente en un caserío de la zona. Y no podemos pasar por alto que el Gay Oroitarria, inaugurado en 2009, se encuentra también en Landako, justo al lado del actual emplazamiento de la Azoka…

Iglesia

La iglesia ha sido secularmente uno de los mayores enemigos de las libertades, sobre todo de la libertad sexual. Quizá debería decir mejor “las iglesias”; pero en 1976 y en este pequeño país, la católica era la única visible y con un mínimo de poder. Así era y así se lo comenté a Antonio, como he mencionado más arriba.

Sin embargo, la iglesia no era una institución tan monolítica como pensábamos, y en su seno se refugiaban corrientes mucho mas liberadoras que lo que cabía esperar. Me explico.

Lo primero que hicimos Antonio y yo fue redactar una carta en al que criticábamos a los medios por no publicar nada sobre el tema de la homosexualidad ni sobre la existencia de incipientes organismos y asociaciones para el estudio de la homosexualidad o por la defensa de derechos de las personas homosexuales. Ningún medio se dignó a publicarla, a excepción de la revista en euskara Anaitasuna, que dejo de editarse hace ya muchos años.

“Gure Jaunok:
Alboko idazkia zuen aldizkariaren sailetariko batetan mesedez argitara dezazuela erregutzen dizuegu, zuen irakurleek moeta honetako gizarte informazioa har dezaten.
Eskerrak emanez, agurtzen zaituztegu
Iragan den 1976 honetan jazotako bi gertaera daude, guretzat, euskal homosexualentzat, garrantzi haundikoak, gure komunikabideetan aipatzerik izan ez dutenak.
Lehengoa, gaur egun planteaturik dugun problematikari erantzun bat ematen saiatzen duen Lambda Institutuaren aurkezpena Katalunian. Elkar-hizketa, topaketa, ikasketa, dokumentazio eta laguntza toki bat izatea du gogotzat. Jadanik argitaratzen hasiak dira “Temas Monográficos de Sexología” direlako liburuxka batzuk, hauetariko 1. zenbakia “Aspectos Medico-científicos de la Homosexualidad”guztiontzat da garrantzizkoa, bereziki hezitzaile eta gure jokabidea nolabait epaitzen dutenentzat.
Bigarrena sigla ezberdinekin pertsonaren oinharrizko eskubide sorta bat defendatzen duten Homosexual Askapen Mugimenduen agerpena izan da.
Arlo honetan eginiko aurrerapen guztiek gure Herrian trazendentzia izan behar dutela pentsatuz, gertaera bi hauetan guretzat zerbait baikorraren hasiera ikusten dugu: Arazoaren planteamena, bere konponbide posiblea begiraturik.
Ez dugu ahantzi behar ere, askatasuna lortzeko sail orokor honetan eta sexualitate alorrean, Emakumeen Mugimenduak esku ere hartzen duela zeregin honetan.
Denok dakigu gure egitura, ez bakarrik politiko eta ekonomiko, baizik eta ere sozialen aldaketa batekin soilik izanen datekeela gizonaren benetako askapena”.

Aquella revista era propiedad de los franciscanos, como Argia (entonces Zeruko Argia) lo era de los Capuchinos, porque fuera del cobijo de la iglesia era inimaginable la mera posibilidad de publicar una revista en euskara.

El director de Anaitasuna era a la sazón el que luego sería un reconocido escritor y periodista, también tristemente fallecido, Joan Mari Torrealdai, que entonces era fraile franciscano. Le pedimos una reunión, nos recibió, y no solo accedió a publicar la carta, sino que también fue ese medio el que editó la primera entrevista con miembros de EHGAM una vez que el grupo fue oficialmente constituido.

Pero aún hay más. Aquella primera presentación pública de enero del 77 fue precisamente en el salón de actos de los mismos Franciscanos de Iralabarri, un barrio de Bilbao. Y la primera conferencia organizada por el grupo fue impartida en la iglesia parroquial de Recalde. El morbo suscitado fue tal que el templo se llenó hasta la bandera y allí no cabía ni un alma. Los ponentes fueron un chico que se llamaba Inda y una chica que se llamaba Yoli. Por cierto, que a esa Yoli la conocéis a buen seguro muchas de vosotras y vosotros, pues no es otra que Yolanda Martínez, la del Badulake.

A mí mismo también me ha tocado dar más de una charla y más de dos en una iglesia a lo largo de todos estos años; pero eso ya no lo vamos a contar para no alargarnos en demasía.

Sueño y símbolos

Ha llovido mucho desde aquellos finales de los años 70 del siglo pasado. Ahora ya no se habla de liberación gay, sino de LGBTI+; y hasta los símbolos han cambiado. En aquel entonces utilizábamos la letra griega Lambda (de ahí Txolo Landan), como se ve en esa fotografía de la masiva -y fuertemente reprimida- manifestación de noviembre de 1977 pidiendo la derogación de la ley de peligrosidad y rehabilitación social.

 

 

Aún no se había popularizado el triángulo rosa invertido, y la bandera multicolor ni siquiera se había inventado, pero el sueño de Antonio Kintana ya se había convertido en realidad: un movimiento gay fuerte caminaba codo a codo con otros movimientos sociales en la lucha por una sociedad más justa y más igualitaria.

El entonces ministro del interior Martín Villa no nos quería legalizar, y la legalización no la conseguimos hasta 1983; pero tampoco nos importó mucho. Antonio no quería que Euskal Herria volviera a perder el tren de la historia, y doy fe de que no lo perdió: conseguimos entre todos y todas que la sociedad, el pueblo, emprendiera un viaje, esperemos que de no retorno, hacia las libertades.

Antonio y yo nos veíamos pocas veces, a pesar de vivir muy cerca el uno del otro. Pero sabía que estaba ahí. Hace un par de meses estuve con él por última vez, recordando precisamente todo esto a tenor de una exposición -y posterior conferencia- sobre el arte y los movimientos sociales que unos artistas alemanes habían instalado en una galería de Solokoetxe: Bulegoa. Esa fue nuestra última conversación. Sé que notaré el vacío que deja; pero sé también que siempre permanecerá en mi memoria.

 


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