“El sistema de dominación nos está llevando a su lógico final”

“El sistema de dominación nos está llevando a su lógico final”

La socióloga y escritora austriaca Raine Eisler, autora del libro ‘El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas pre-patriarcales’ escrito en 1987 y traído ahora a España por Capitán Swing, cree que sí hay una alternativa para un sistema más justo donde cabemos todas. Habla de colaboración frente a dominación.

03/11/2021

Raine Eisler,/ Foto cedida

Vencedores y vencidos, dominadores y dominados, creemos que el mundo se construye por oposición de les unes frente les otres y que siempre fue así, pero, ¿de verdad siempre ha sido así? ¿No hay alternativa? La socióloga y escritora austriaca Riane Eisler afirma rotundamente que no, que de ninguna manera este sistema que ella califica de dominación fue el imperante a lo largo de la historia y que, por lo tanto, hay una alternativa para un sistema más justo donde cabemos todes y que ella denomina de colaboración. Las evidencias históricas y científicas siempre estuvieron ahí, pero no hemos sabido leerlas ya que siempre se miraba desde el marco de este sistema de dominación.

Esta es la tesis principal en torno a la cual gira el libro El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas pre-patriarcales, escrito por Eisler en 1987. Todo un best seller que revolucionó el campo de la evolución humana y que llega traducido al castellano por primera vez de la mano de la editorial Capitán Swing.

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¿Qué significa y qué propone la teoría de la transformación cultural?
Tradicionalmente, nuestro imaginario ha sido construido a través de lo que llamo sistema de dominación y se ha considerado siempre que esa era la naturaleza humana. Ya sabes, esas imágenes donde el hombre aparece con un arma en la mano y con otra cogiendo del pelo a una mujer. Este relato lo que viene a decir es que la violencia, la injusticia, la dominación siempre han sido y siempre será así, forma parte de nosotros. Sin embargo, los estudios multidisciplinares en los últimos 10 años dicen que no, que no ha sido así siempre y, de hecho, las claves las teníamos delante de nosotros, pero no hemos sido capaces de verlas porque el marco patriarcal en el que nos movemos y desde el que interpretamos toda la información nos dice que alguien tiene que dominar. En este sentido, la teoría de la transformación cultural no solo desafía esta vieja perspectiva de la dominación, sino que propone muchos elementos históricos específicos. Por ejemplo, propone algo que es obvio: si pensamos en los momentos de regresión (como la Alemania nazi, la dictadura franquista en España o Estados Unidos con Donald Trump) evidencian que la historia no es lineal, no hay línea recta entre el mundo bárbaro y la civilización actual. Aplicando algunas de las nuevas teorías se demuestra que durante miles de años los humanos de este planeta han vivido en lo que llamo un sistema de colaboración, más equitativo, más justo y donde la balanza estaba más equilibrada. Pero los cambios climáticos y las sucesivas invasiones empezaron a cambiar esa dinámica y se instauró el sistema de dominación. Es importante esto porque ahora estamos en un punto de inflexión que va más allá de ideologías, religiones y que tiene que ver con esta pugna entre el sistema de dominación y el sistema de colaboración. El futuro realmente depende de lo que hagamos ahora.

¿Qué habría pasado si al interpretar esos descubrimientos no se hubiera producido ese sesgo cultural? ¿Cree que las cosas serían diferentes en nuestras sociedades actuales y predominaría un modo de relación colaborativo?
Uno de los descubrimientos más importantes de esta investigación es que nuestras categorías convencionales de pensamiento realmente ignoran o marginan a la mayoría de la población: mujeres e infancia. Lo que pasa a las mujeres no es solo un “problema de mujeres” sino que tiene implicaciones sociales, culturales, económicas, tecnológicas… que afectan a nuestro futuro. Este sesgo se ha traspasado a las interpretaciones que se han hecho desde la antropología; de hecho, había grandes descubrimientos (objetos, pinturas, esculturas) que explicaban muchas cosas que simplemente se ignoraron o se interpretaron erróneamente. Todo eso estaba ahí, pero no se puede ver si piensas que cualquier cosa relacionada con las mujeres no es universal. Es difícil hacer ese tipo de conjeturas, pero por supuesto que las cosas serían diferentes y pienso que esto es una de las razones por la cual cambiar la historia, la falsa historia de la evolución humana, por la verdadera historia abriría también un abanico de posibilidades y eso es muy importante.

¿Por qué cree que estos estudios siguen estando tan invisibilizados y todavía prevalece el discurso que ahora sabemos que es falso?
Por una parte, la educación, la historia, la narrativa religiosa… son muy reacias a cambiar, pero la historia cambia. Recuerda que había un tiempo aquí en Europa con las cruzadas, la inquisición, las torturas… Un tiempo en el que no podías ni pensar en derechos humanos y mucho menos en derechos de las mujeres o de la infancia y esto ha cambiado. Entonces depende de nosotros cambiarlo, pero requiere un gran esfuerzo, especialmente en educación.

¿Por qué hemos entendido una sociedad solo puede desarrollarse bajo un sistema de dominación, es decir, del uno contra el otro?
Porque hemos aprendido que hay solo dos alternativas. O dominas o eres el dominado. Donald Trump lo dijo: “Todo se trata de dominación”, y si tú no dominas no eres nada. Es aquí en este sistema donde el género y los aspectos culturalmente asociados a la masculinidad son más valorados que los que son considerados “femeninos”. Por eso, considero que tenemos que indagar en todo esto y cambiarlo. Y no se trata de decir deberíamos ser más amables, más pacíficas. Tenemos que entender que esto está aquí desde mucho antes de nacer, pero puede cambiar. Ya tenemos a mucha gente, especialmente gente joven, que están diciendo “espera un momento”, están desafiando esta concepción, estas ideas establecidas: por ejemplo, hablar de género fluido es un gran desafío para la concepción estereotípica del género. Necesitamos ampliar el marco y reinterpretarlo también.

 

¿Qué lecciones podemos sacar de estos modos de vida prehistóricos?
Hay muchas lecciones. Primero, podemos ver cómo se configura este sistema de dominación: norte versus sur, oriente versus occidente, la religión, el totalitarismo… Siempre la principal prioridad en este sistema es la misma: mantener o recuperar lo que ellos entienden como tradición y orden. Y nosotros, como progresistas, debemos cambiarlo y podemos hacerlo. Tenemos que ir más allá e ir a los orígenes, no quedarnos solo en la superficie de este sistema de dominación que tiene que ver con la economía o la política. Ahí está la educación, para que desde pequeños tengamos las herramientas para cambiar las narrativas, el pensamiento y el lenguaje, necesitamos un nuevo lenguaje. Psicólogos del lenguaje nos lo han dicho: categorías como patriarcado o matriarcado, por ejemplo, determinan nuestro pensamiento y hacen que no podamos pensar en otras posibilidades.

¿Cuándo se produjo ese paso del sistema de colaboración al de dominación?
Hay muchas teorías sobre eso. Yo me suscribo al área mediterránea que es donde tenemos la mayoría de las excavaciones. Lo que sabemos es que influyeron aspectos como cambios climáticos y la llegada de otras poblaciones basadas en la violencia lo que hizo que cambiara la concepción de las personas. Pero es importante no leerlo como algo inevitable, por eso insisto en que se puede cambiar el marco y ahora estamos en un momento importante porque este sistema de dominación puede matarnos y, de hecho nos está llevando a su lógico final, pero yo tengo mucha fe en el deseo humano de vivir y también en la creatividad humana. Sabemos que es posible cambiar la configuración de este mundo.

Una lección que podemos sacar y que conviene recordar en estos momentos es que aquello que tenemos lo podemos perder muy fácilmente, que los momentos de paz y progreso cultural y social no son lineales
Sí, me gustaría, por poner un ejemplo, no ver todas estas conversaciones y conocimientos reducidos al ámbito de los estudios de género, sino que se incluyera en las clases de sociología, en las de política, las de economía para que la gente entienda que hay otro camino, pero tenemos que entender todo el marco, no se trata solo de ver y unir los puntos.

Al final la historia de las mujeres es también la historia de la humanidad, somos la mitad de la población…
Absolutamente, y esto es importante para las mujeres y los hombres. No significa que no deban aprender sobre las guerras, pero deben ser puestas y explicadas dentro del contexto mejor que idealizar y mitificar ciertos momentos de la historia. Y eso tiene que cambiar porque hay otro tipo de poder para iluminar nuestras vidas. Necesitamos el poder, pero hay que redefinirlo. No queremos volver a un sistema de dominación.

¿Cómo ve el futuro en relación con la teoría de la colaboración?
Bueno, no tengo una bola de cristal. Más que optimista soy realista, no escribo ni hablo de una utopía sino desde unos hechos y una realidad. Creo que cuando entiendes la Historia y lo que realmente pasó y lo que es posible, entonces sabes que se puede cambiar porque ha cambiado en otros momentos. El camino depende en cómo de rápido reaccionamos a eso, porque efectivamente estamos en un momento crítico de transición. Tenemos que tener claro que no podemos solucionar problemas con el mismo pensamiento que los creó. Si esto es algo nuevo, tenemos que empezar a pensar en términos diferentes y tenemos que demostrar no solo que es posible, sino que es mejor y esto es crucial en el momento actual.

¿Algún consejo?
Bueno, mi consejo es recordar que de verdad necesitamos un nuevo marco de pensamiento y mucha gente joven está demandándolo. A partir de ahí tienes que desafiar esas viejas estructuras y mentalidades. Por ejemplo, dejar de pensar que los problemas de mujeres son cosas que solo afectan a las mujeres. También, y no menos importante, debemos demostrar que es más divertido. Por último, no solo contradecir el pensamiento hegemónico, sino demostrar también las posibilidades y alternativas, ese es la nueva configuración que debemos construir.

 


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