Género fluido, experimentación y pasión creativa según Tilda Swinton

Género fluido, experimentación y pasión creativa según Tilda Swinton

La actriz compartió en Cannes una charla abierta al público donde reflexionó sobre la presencia de las mujeres en el cine.

21/07/2021
Tilda Swinton en un fotograma de la película 'The Souvenir II'.

Tilda Swinton en un fotograma de la película ‘The Souvenir II’.

Tilda Swinton (Londres, 1960) asegura, y no es pose, que no se considera actriz. Su incursión en la interpretación se derivó de su afán por experimentar y fraguar colaboraciones con artistas. Nunca se ha formado en arte dramático. No sabe de duras preparaciones para un papel. En las jornadas Women in Motion, organizadas por la Fundación Kering en el contexto del Festival de Cannes, se describió como amateur y dijo estar orgullosa de ello.

“Unas veces, los directores me contactan; otras, los encuentro yo. Empezamos una conversación y surge una película. No elijo roles, sino proyectos, cosa poco habitual entre los profesionales”, distinguió la icónica intérprete, que ofreció como ejemplo su laureada conjunción con el director tailandés Apitchapong Weerasethakul, cuya última película, Memoria, acaba de ser reconocida en el prestigioso certamen francés con el Premio del Jurado ex aequo con La rodilla de Ahed, del cineasta israelí Nadav Lapid.

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Swinton y el realizador nacido en Bangkok se conocieron hace 17 años, precisamente, en Cannes, cuando el segundo presentó su largometraje Tropical Malady (2004). “Es alguien a quien he seguido durante años. Nos hicimos amigos y tuvimos una idea para una película hace ya una década. Hemos estado soñando, literalmente, con hacerla realidad. Eso no es elegir un papel o un guion, porque no existían, sino una colaboración”, contó.

La no actriz ha visitado esta edición del festival más importante del mundo con otras dos películas: La crónica francesa, de Wes Anderson, con cuya sesión de fotos ha protagonizado el meme de la semana junto a Timothée Chalamet, el realizador y Bill Murray; y The Souvenir II, la segunda parte de un díptico semibiográfico de Joanna Hogg, en el que Tilda actúa junto a su hija, Honor Swinton. “No debería decirlo, porque soy su madre, pero tiene talento. Disfruté mucho trabajando con ella y espero volver a hacerlo, porque nos daría la oportunidad de pasar más tiempo juntas”, compartió.

Joanna y Tilda se conocen desde los 10 años. Su entusiasmo por el séptimo arte fue creciendo al unísono. De hecho, The Souvenir II reproduce un hito compartido en sus carreras: Swinton se encuentra entre el elenco de la película de graduación de Hogg, Caprice. Para su recreación en este nuevo filme, a concurso en la Quincena de los Realizadores, Honor lleva los zapatos que su madre vistió aquel día. El caso de Hogg es el más extremo, por los muchos años de amistad, pero no el único vínculo sostenido de la influyente actriz, modelo y productora.

La inglesa dio sus primeros pasos en el celuloide con al fallecido Derek Jarman, director de cine y videos musicales e impulsor del cine queer, junto al que trabajó en siete ocasiones y al que dedicó un documental en 2008, Derek (Isaac Julien). Junto a Luca Guadagnino ha colaborado en cuatro proyectos, The Protagonists (1999), Soy el amor (2010), Cegados por el sol (2015) y Suspiria (2018). Y con Wes Anderson, en cinco: Moonrise Kingdom (2012), El Gran Hotel Budapest (2014), Isla de perros (2018) y la citada La crónica francesa, cuyo estreno está previsto en cines el 16 de octubre. No será la última colaboración, pues el estadounidense ya ha anunciado el rodaje de un nuevo largometraje en España. “Cuando trabajas con alguien a quien conoces tanto tiempo y al que aprecias, tienes la licencia de seguir tu deseo y no te supone asumir ningún riesgo. Me interesa lo que cocinemos juntos, no los proyectos individuales”, explicó durante su charla en Cannes.

Tarkovski, pero también Copperfield

Katherine Matilda Swinton es hija de un comandante general del Ejército británico. Fue criada en un castillo y educada en la misma aula que Diana de Gales. Su fascinación por la gran pantalla fue a través de grandes producciones, como Bambi (David Hand, 1942) y Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964). “Cuando empecé a hacerme mayor empecé a buscar cosas más personales, como Tarkovski, pero estoy interesada en el cine de estudio, porque es un truco de magia extraordinario, como cuando vas a Las Vegas y quieres saber dónde está el secreto de David Copperfield”, se sigue maravillando. A ese respecto, cita su participación en la adaptación al cine de Las crónicas de Narnia. Su director, Andrew Adamson, procedía de la animación. Disney lo había contratado para convertir en imágenes los libros juveniles de C. S. Lewis tras el éxito de la saga Shrek. “No sabía cómo lo iba a hacer, y eso me encantó, porque quería estar cerca cuándo lo descubriera. ¡Vaya aventura!”, recordó.

Su papel en Constantine (Francis Lawrence, 2005) también se basó en la curiosidad, ya que le entusiasmó el uso de nuevas tecnologías en el thriller de acción. “Solo he trabajado con cineastas experimentales o con cineastas que experimentan”, resume Swinton.

El oscarizado director coreano Bong Joon-ho, junto al que trabajó en Okja (2017), afirma que la artista trasciende géneros e interpreta papeles destinados a hombres. Así lo hizo en Orlando (Sally Potter, 1992), Constantine y Suspiria. Preguntada al respecto, la más andrógina de las estrellas de cine subrayó la obsolescencias de las etiquetas en el celuloide: “El arte es un espacio de libertad, de trascendencia, solo trabajar en un género es un desperdicio. En una película puedo ser un hombre, como también un burro. ¿Por qué no? Eso es lo que hacían mis hijos cuando eran pequeños. Se disfrazaban de viejo o de gato y, juntos, jugábamos a los pies de la cama”.

Al rescate de las cineastas en el olvido

A los realizadores ya citados habría que sumar a Mark Cousins, un documentalista e historiador escocés con el que no solo colabora creativamente, sino también en su labor pedagógica para difundir el pasado y el presente del séptimo arte. Juntos pusieron en marcha un festival de cine ambulante en las Highlands escocesas, una muestra de películas inglesas en China donde transformaron una sala en un bosque, un festival en un salón de baile victoriano cuya entrada era gratuita para los que llevaran una bandeja de tartas caseras, y una fundación, 8 Foundation, dedicada a acercar el cine a los niños y niñas en sus cumpleaños.

Tilda Swinton en un fotograma de la película 'La crónica francesa'.

Tilda Swinton en un fotograma de la película ‘La crónica francesa’.

Su última colaboración fue en un documental para celebrar a las mujeres cineastas. Women Make Film (2018) dedicaba 16 horas a las aportaciones de las mujeres al celuloide y contaba con Tilda Swinton como narradora. La película es una clase magistral donde autoras de Hollywood como Kathryn Bigelow y Angelina Jolie se alternan con veteranas europeas de la talla de Agnès Varda, Chantal Akerman y Claire Denis y prácticamente desconocidas, caso de la ucraniana Kira Murátova o de la japonesa Kinuyo Tanaka.

“Desde el principio del cine, siempre ha habido mujeres cineastas y siempre las habrá. Cuando se incita una inquietud por la falta de mujeres en el audiovisual, tal vez es que solo se está mirando los nombres de una lista de directores en un festival de cine. Quizás se está olvidando que todas estas películas están impregnadas de la sensibilidad de las mujeres cineastas, ya sea como diseñadoras de vestuario, como guionistas, como scripts o como actrices. Necesitamos mirar atrás y redescubrir lo que ya sucedió, porque la idea de que la presencia femenina en el audiovisual es una realidad reciente es una narrativa que no se corresponde con la verdad. Es muy importante revisar la historia, así como poner el foco en lo que ya hemos hecho. Nos ayudará a tener más confianza en nosotras mismas”, ha opinado al respecto durante su visita a Cannes, donde confió que nunca se ha sentido discriminada como mujer en la industria del entretenimiento. Eso sí, durante la primera década de su carrera no percibió ni una libra. Sus proyectos eran de corte underground, cine independiente, en el que quien participaba trabajaba por pura pasión creativa.

“La igualdad de remuneración para hombres y mujeres es fundamental. Y es importante que algunas actrices hayan hablado públicamente de que sus compañeros recibieron mejor salario por idéntico compromiso. Es una reivindicación común en todos los campos, no solo en el cine”, apreciaba.

 


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