El precio injusto de la energía

El precio injusto de la energía

¿Qué esconde la factura de la luz?, ¿cómo se establece el precio de la energía? El Equipo de Mercados de Goiener Taldea nos explican cómo entender la factura y el sector eléctrico.

14/04/2021

Equipo de Mercados de Goiener Taldea

La ciudadanía, como consumidora de electricidad, debería poder entender fácilmente qué paga exactamente en la factura de la luz y el porqué, pero la realidad es que esto no es así. El sector eléctrico es bastante complejo y difícil explicar; pero lo vamos a intentar.

Lo primero que debemos entender son dos conceptos que aparecen en nuestra factura, que son la potencia y la energía consumida (o consumo). La potencia que tenemos contratada hace referencia a la cantidad de aparatos que podemos tener conectados en casa y funcionando al mismo tiempo y, si nos pasamos y conectamos muchos aparatos a la vez, saltará el interruptor de control de potencia que tenemos en nuestro cuadro eléctrico (lo que antes se conocía como “saltan los plomos”). Por otro lado, el consumo es la cantidad de energía eléctrica demandada debido al funcionamiento de esos aparatos que tenemos conectados.

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¿Cómo llega la información del contador que tenemos en casa a la empresa eléctrica que nos factura? Actualmente las consumidoras domésticas tenemos en casa unos nuevos equipos llamados contadores inteligentes que envían a la empresa distribuidora de la zona la información de la potencia alcanzada cada 15 minutos y también del consumo horario.

Ahora vamos a la factura y a conocer cada término para terminar llegando al porqué y al cómo nos afecta, o no, el precio fijado cada día y de forma horaria en el mercado mayorista de electricidad.
El primer concepto importante y que además va a cambiar el 1 de junio de 2021 es el de los llamados peajes de electricidad y se corresponden a la suma de los peajes de transporte y distribución, más otros conceptos recogidos en los llamados cargos del sistema. Los costes del transporte y la distribución de electricidad por las redes lo asumen las y los consumidoras conectados a la red. Además de los peajes de transporte y distribución, el Gobierno repercute a los usuarios los cargos del sistema, que son otros costes como las primas a las renovables, el coste del déficit tarifario, el coste de los sistemas extrapeninsulares, etc.

En la nueva factura, vendrán por separado los conceptos de peajes de transporte y distribución, y lo importante es saber que los veremos reflejados como un precio por la potencia contratada (el llamado término fijo de la factura) y como un precio por el consumo. De este modo, supone una reducción del término fijo en la factura y un aumento del término variable. Con ello se intenta desplazar el consumo de las horas punta de demanda a las horas de menor demanda en el sistema. Para saber si habrá ahorro o no, dependerá de la tarifa y de la potencia contratada, así como de la distribución del consumo por hora.

El siguiente concepto importante de la factura es el importe del consumo de energía. Este precio es libre y lo fija la empresa comercializadora con la que tengas el contrato de electricidad. Dentro de este precio libre, hay un elemento que representa en promedio entre el 80 y el 90 por ciento del total y es el coste de la energía en el mercado mayorista de electricidad ibérico (MIBEL), que es gestionado por OMIE, el operador del mercado.

En este monográfico hablamos de poder, pero también de resistencias, de grandes empresas, de cooperativas autogestionadas, de cifras de negocios. De decrecimiento, todoterrenos y bicicletas. De feminismos, en definitiva.

El coste de la energía en el mercado cambia cada día, pero ¿por qué cambia este precio?

Imaginemos que tenemos una piscina (el sistema que fija el precio de la electricidad se llama “pool” eléctrico, que significa piscina en inglés). Cada día y cada hora, es necesaria una cantidad de energía para que todos los consumidores y consumidoras tengamos electricidad y nuestra demanda pueda ser abastecida; esa demanda sería algo así como la piscina llena. Los productores de electricidad lanzan sus ofertas de venta de energía a la piscina empezando por la más barata y de este modo se va llenando el vaso.

Las ofertas de venta de energía de los productores van del precio más bajo al más alto y, según el origen de la energía, suele ser: nuclear, renovables, gas, petróleo y carbón. Las energías más caras, que son los que provienen de combustibles fósiles, son las últimas: gas, petróleo y carbón.

La característica de este tipo de mercado marginalista es que el precio lo determina la última energía que ha entrado, es decir, la más cara. Todas las tecnologías de generación las pagamos al precio de la tecnología más cara que es necesaria para abastecer la demanda en cada momento, es decir, la última oferta de venta que entra en la piscina.

En principio, el coste de producción de las energías renovables es cero o cercano a cero, pero los productores tienen libertad para poder ofertar a un precio mayor. En el caso de las tecnologías no gestionables (las que no pueden decidir cuándo producir), el precio será cero o cercano al cero porque quieren que su oferta entre en la piscina, como la nuclear, la fotovoltaica y la hidráulica fluyente, por ejemplo. Esto puede provocar que, si un día la demanda es muy baja, el precio de la energía fuese cercano a cero.

La otra cara de la moneda es que, dentro de las renovables, la hidráulica gestionable, debido al gran coste de oportunidad con el que cuenta (tiene la opción de reservar el agua para producir en un instante futuro en el que el precio del mercado sea alto), puede conllevar sobrecostes en el precio de la electricidad. Normalmente son las mismas empresas las que gestionan las grandes hidráulicas y las centrales de gas, por lo que pueden saber casi con seguridad a qué precio alto ofertar con la hidráulica cuando calculan que va a ser la tecnología que marque el precio del mercado. En conclusión, no siempre el precio de venta de la energía en el mercado corresponde con el coste real que asumen los productores por producir esta energía.

Por otro lado, el precio del mercado depende de varios factores, pero los más relevantes son los siguientes:

  • La demanda prevista, que a su vez está afectada por las condiciones climatológicas, por la estacionalidad, la laboralidad, etc. A menor demanda el precio del “pool” debería bajar, ya que entrarían solo las tecnologías más baratas, y viceversa.
  • El precio de los combustibles fósiles y sus mercados (CO2, gas, crudo) debido a que ciertas tecnologías del mix energético hacen uso de dichos combustibles. Cuando el precio de los combustibles fósiles sube, el precio de la energía también sube.
  • El precio de derechos de emisión de CO2. Las empresas tienen que pagar por la cantidad de CO2 que emiten a la atmósfera. Estos precios fluctúan, pero cuando suben esto repercute en el precio del mercado.

Un claro ejemplo lo vivimos en enero, cuando debido a la gran demanda por la ola de frío, y al aumento del precio de los combustibles fósiles y de los derechos de emisión de CO2, el precio medio diario se incrementó hasta un 120 por ciento. Esta subida de precio del mercado tiene sentido en las horas en las que la última oferta de venta fuese de centrales que utilizan combustibles fósiles, pero la realidad es que en la mayoría de las horas la tecnología que marcó el precio fue la hidráulica gestionable.

El último concepto importante es el de los impuestos, que suponen una gran parte de la factura. Por una parte, está el Impuesto Especial de la Electricidad, que supone más o menos, un cinco por ciento del total de la factura. Por otra parte, está el Impuesto de Valor Añadido (IVA) que es un 21 por ciento, que no solo se aplica a todos los importes de la factura, sino que también se aplica al Impuesto Especial de la Electricidad, es decir, que se aplica un impuesto sobre otro impuesto.

Como se puede observar el precio del mercado es muy volátil, y no podemos hacer nada para afectar ese precio. Pero sí se pueden tomar ciertas medidas para ahorrar en la factura eléctrica. Una manera es consumir la mayor cantidad de electricidad en las horas en que la energía eléctrica es más barata, es decir, por la noche. Otra forma es revisar la potencia que tenemos contratada, ya que muchas veces suele haber gran diferencia entre la potencia contratada y la potencia que realmente utilizamos. Aunque, como todos sabemos, la energía más barata es la que no se consume.

 


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