Las icónicas que cuentan revueltas desconocidas

Las icónicas que cuentan revueltas desconocidas

La directora Pilar Monsell lleva al 58 Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón la película 'Una revuelta sin imágenes', en la que rostros muy estereotipados de mujeres dan vida a una historia apenas narrada.

25/11/2020

Fotograma de ‘Una revuelta sin imágenes’.

Entre las imágenes reconocibles, por repetidas y reutilizadas, y las historias desconocidas, por no contadas y olvidadas, nace la última película de la directora Pilar Monsell. En el corto Una revuelta sin imágenes, la autora cordobesa invita a la reflexión pausada, a pesar de la duración del documental, sobre el uso de las imágenes de mujeres para reforzar determinados estereotipos femeninos. ¿Quién no conoce a la “típica mujer cordobesa”? Tal vez la respuesta lleve rápidamente a los cuadros y retratos del pintor Julio Romero de Torres.

La pregunta del corto documental, que además podría ser una lección del historia, es también otra: ¿quién conoce El motín del pan? El 6 de mayo de 1652, en una época en la que el sistema feudal moría y el capitalismo daba sus primeros pasos, la hambruna provocó una revuelta en Córdoba, iniciada por mujeres. “Nadie conoce el nombre de la mujer que lanzó los primeros gritos”, dice la voz en off, tan importante como los textos y las imágenes que protagonizan la cinta. Tras una epidemia de peste, algo que ahora suena incluso cercano, los especuladores tomaron las reservas de trigo provocando hambre en la ciudad. Aunque leyendo las referencias de Wikipedia, parece que los hombres alentaron el motín, la historia real es otra. Y es la que cuenta Monsell en la cinta, que se puede ver estos días en el 58 Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón, que se celebra de manera online.

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“Las mujeres eran quienes por lo general iniciaban y lideraban las revueltas por la comida (…) las mujeres también fueron las más arruinadas por los altos precios ya que, al tener menos acceso al dinero y al empleo que los hombres, dependían más de la comida barata para sobrevivir. Por esta razón, a pesar de su condición subordinada, rápidamente salían a la calle cuando los precios de la comida aumentaban o cuando se difundía el rumor de que alguien iba a sacar de la ciudad el suministro de grano”.

Este extracto del libro El Calibán y la bruja, de Silvia Federici, en el que se nombra a Córdoba, entre otras ciudades europeas que vivieron situaciones similares en el siglo XVII, llevó a Pilar Monsell a crear la película Una revuelta sin imágenes. El reto era esa carencia: “Ni grabados había”, cuenta por teléfono. Por eso decidió apoyarse en los cuadros de Julio Romero de Torres, ya que la cineasta llevaba años investigando alrededor del imaginario femenino cordobés. “Son imágenes icónicas que han sido utilizadas como objeto de contemplación y se las ha arrebatado su parte de conflicto, y muchas eran obreras, trabajadoras y prostitutas”, explica Monsell. “Busqué el contraste entre la ausencia de unos rostros y de otros que habían sido superexplotados, pero solo se les había leído en un sentido”, añade en conversación con Pikara Magazine.

Por eso, una la de fuerzas del documental es precisamente la imagen, su búsqueda. La directora buscó y encontró: en el museo Julio Romero de Torres, de Córdoba, y en el antiguo pósito de la ciudad, almacén del grano en el siglo XVII y hoy lugar abandonado e inaccesible. Pensar las imágenes de otra forma, buscar los contrastes de lo que no vemos, encontrar lo que no aparece. A eso invita Pilar Monsell en Una revuelta sin imágenes.

 


Otras películas que puedes ver estos días en el Festival:

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