Internacional reaccionaria: antifeminismo y racismo para agitar consensos

Internacional reaccionaria: antifeminismo y racismo para agitar consensos

“La guerra del género es el principal espacio de coordinación de las derechas mundiales”. Bajo esta premisa, un grupo de antifascistas y feministas de toda Europa se han reunido, invitadas por la Fundación Rosa Luxemburgo, para analizar los discursos de la extrema derecha y trazar alianzas frente a ellos.

18/11/2020

Relatograma de María Clavet.

Los partidos de extrema derecha y los posfascistas tienen cada vez más peso en diversos países del mundo. En algunos, de hecho, han llegado al poder alardeando de un discurso crítico con los derechos de las mujeres, arremetiendo contras las personas LGTBIQ y prometiendo políticas contra la migración. El racismo y el antifeminismo son dos ejes discursivos que se adaptan a las circunstancias de cada territorio. Así quedó plasmado en las reuniones que la Fundación Rosa Luxemburgo organizó la semana pasada con activistas de diez estados europeos para abordar análisis y estrategias comunes ante lo que se llamó la “internacional reaccionaria”, una etiqueta que aglutina a instituciones religiosas y colectivos de la extrema derecha político-económica.

En dos reuniones virtuales divididas en sendas jornadas, las más de 40 participantes charlaron durante más de cuatro horas en un ambiente de seguridad. Tal vez lo que sucede en Ucrania dista mucho de la realidad italiana o lo que pasa en Rusia no es extrapolable a la situación croata, pero los encuentros sirvieron para entender y conocer la existencia de relatos comunes. Y para reafirmar que “el feminismo transformador puede articular contraestrategias discursivas y tiene capacidad de movilización para enfrentarse a la extrema derecha”, como afirmó una de las intervinientes. Estos grupos, “más que a los derechos de las mujeres, que saben que van a responder fuertemente, atacan los derechos de las personas migrantes, que están menos organizadas”.

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Las intervenciones de Nuria Alabao, Judith Goetz y Laura Roth, que compartieron sus análisis y discursos, fueron los ejes de los encuentros online. Las dos primeras lo hicieron sobre las estrategias concretas de la extrema derecha y la tercera sobre cómo “feminizar” los movimientos sociales, asunto que ha trabajado en la investigación Feminise politics now!.

Las cuestiones de género, “que son materiales y no solo culturales”, y la racialización de la política sexual son los rasgos comunes con los que arrancó su intervención Nuria Alabao. La periodista y doctora en Antropología Social y Cultural sostiene que la principal novedad de los partidos de extrema derecha, que empezaron a resurgir como respuesta al Mayo del 68, es presentar a los inmigrantes como agresores sexuales. Ejemplos de estas acusaciones infundadas hay muchos, pero tal vez el más significativo fue el de la Nochevieja de 2015 en Colonia. El objetivo de este falso discurso es vincular lo material con la idea de inseguridad: “Dicen que los problemas materiales de la sociedad son por una crisis de valores, no por el neoliberalismo. Y vinculan su propuesta de inseguridad con la vuelta al tradicionalismo, a la familia tradicional hetenormativa que se hace cargo del trabajo de cuidados”. La experta considera que la precariedad ha beneficiado a la extrema derecha. Sostiene además que, a pesar de que las políticas racistas existen desde hace tiempo, “la retórica racista no tenía espacio, algo que ahora sí sucede”.

Alabao también considera que se está tratando de vincular raza y género e incidir así en la división sexual del trabajo y en la segmentación del mercado de trabajo, lo que aumentará, explica, los beneficios de las empresas a base de tener a personas explotadas.

Otra novedad, para la experta, es la “internacionalización de esta guerra al género, el principal espacio de coordinación de las derechas mundiales”. Alabao, en una intervención breve pero llena de puntos clave, recordó que fue el Papa el primero que dijo que la expansión feminista es parte de una “colonización cultural” y que también salió del Vaticano la reiterada “ideología del género”.
Estos discursos tienen su adaptación a cada territorio y buscan ser aceptables, continuó Alabao. La antropóloga, integrante de la Fundación de los Comunes y vinculada a varios colectivos feministas, considera que el objetivo de la extrema derecha es “agitar a las bases con discursos radicales”. Y añade: “Juegan a crear su base política y cultural, pero no quieren necesariamente ganar, solo quieren agitar a través de la guerra de valores”. De hecho, algunos de sus mantras, odio a la población LGTBIQ y antiaborto, están en retroceso en todo el mundo: “No van al grueso de votantes, solo agitan, buscan sacudir consensos asentados”.

El gran reemplazo

La austriaca Judith Goetz se centró en la explicación de la idea del ‘gran reemplazo’, ligada a las cuestiones demográficas y a la caída de la natalidad de la ‘población autóctona’. “En su narrativa del cambio demográfico usan un discurso racista para afirmar que la población autóctona será reemplazada por la musulmana, que quiere islamizar Europa”, explica la profesora de la Universidad de Viena. En este panorama que imaginan, el rol de las mujeres es tener más hijos, además del papel de víctimas, porque pueden ser violadas por inmigrantes, y de culpables, porque dicen que el voto de las mujeres es principalmente progresista. “Las políticas demográficas se usan para introducir ideas racistas”, añade Goetz, quien habló también de un #MeToo identitario.

Como explica la Fundación Rosa Luxemburgo en el documento de invitación al webinar, la idea del ‘gran reemplazo’ hace referencia de manera aparentemente apolítica a la “naturaleza”, a las “familias normales” o a la “demografía”, e “invoca abiertamente a la naturaleza para legitimar las estructuras racistas, coloniales o clasistas”.

Estrategias conjuntas

¿Hay que entrar en discusión con la extrema derecha?, ¿se puede discutir sobre cuestiones sobre las que hay consenso, como sería en el Estado español la ley de violencia de género? La respuesta no es fácil y en ella caben muchos matices. Nuria Alabao considera que “si los discursos polarizantes tienen espacio en los medios hay que contestar”, aunque “hay que rechazar totalmente sus agendas y la lucha debe ser contra los ejes de explotación (raza, clase, género y ecologismo) donde se puedan generar frentes amplios”.

Y las respuestas deben ser articuladas y conjuntas. Por ejemplo, recientemente en Brasil y Polonia los movimientos más grandes que han generado oposición al Gobierno son los feministas; un feminismo plural, subrayaron ponentes y organizadoras. Otro ejemplo destacado es Black Lives Matter en Estados Unidos, donde se ha unido población afroamericana con activistas blancas y latinas, algo que “ha cortocircuitado la confrontación étnica que busca el fascismo y el nacionalismo que culpa a la migración de los problemas”, apunta Nuria Alabao, quien afirma contundente que “el enemigo es el sistema económico”. De ahí la importancia, para la antropóloga, de los barrios y de las respuestas colectivas que se generan ante los miedos que atiza la derecha.
Las abuelas austriacas contra la extrema derecha es otro ejemplo exitoso nombrado en la reunión y que, en este caso, se trata de una repolitización de las mujeres. “Creo que nuestros corazones laten bien cuando estamos juntos. Solo juntos resistiremos y combatiremos el fascismo en todo el mundo”, dijo a Pikara Magazine Monika Salzer, una de las Omas Gegen Rechts.


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