Orgullo Loco: incordiando hasta la victoria

Orgullo Loco: incordiando hasta la victoria

Estos días se ha celebrado, protestado y reivindicado el Orgullo Loco en muchas ciudades del territorio estatal, a través de internet. Colectivos y entidades formales e informales del activismo loco reúnen argumentos, razones, reivindicaciones pendientes y logros alcanzados en el camino, que se gritan desde las pantallas en sus voces orgullosas, multiplicándose en las redes.

Texto: Marta Plaza
24/05/2020

Imagen de la campaña #SaludMentalParaTodas

“Orgullo Loco es no volver a sentir vergüenza por lo que eres y por lo que te ha hecho el sistema. Es poder decir en alto: estoy orgullosamente loca”.

“Orgullo Loco es reconocerte con tus compañeras locas; practicar el compañerismo, el apoyo y la amistad”.

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“Orgullo Loco es haberme dado cuenta de que el sistema funciona al revés, de que me han maltratado e intentado meterme en una palabra y convertirme en un desagüe por donde cabían todos los psicofármacos que iban saliendo al mercado”.

Estas son algunas de las frases que distintas compañeras compartían como respuesta a la pregunta que lanzaban al aire estos días desde el colectivo Orgullo Loco Madrid: “¿Qué significa para ti el Orgullo Loco?”.

Con cambios inesperados por la llegada del coronavirus y sus restricciones en cuanto a movilidad y a poder reunirnos, estos días se ha celebrado, protestado y reivindicado el Orgullo Loco en muchas ciudades del territorio estatal (unidas hoy en ese marco sin fronteras geográficas que es internet). Colectivos y entidades formales e informales del activismo loco (compuestas, sin profesionales ni familiares como intermediarios, por las propias personas psiquiatrizadas, que convivimos con sufrimiento psíquico de cierta intensidad o con experiencias psíquicas inusuales como la escucha de voces u otras) reúnen argumentos, razones, reivindicaciones pendientes y logros alcanzados en el camino, que se gritan desde las pantallas en sus voces orgullosas, multiplicándose en las redes.

Este año, por exigencias del guión pandémico, no habrá salida a las calles y los gritos, manifiestos y muestras artísticas llegan de manera virtual. Pero, para quienes no lo conocéis, ¿qué es esto del Orgullo Loco?

“Orgullo Loco es darme cuenta de que un diagnóstico no borra una biografía y de que la productividad no tiene por qué ser un indicador de salud”.

“Orgullo Loco es ser capaz de ver que el diagnóstico solo sirve para tener prestaciones sociales, y que tu comportamiento no depende de una etiqueta”.

“Orgullo Loco es empoderarte, es darte cuenta de que han vulnerado tus derechos humanos en el psiquiátrico, es comprometerte a luchar para que no le suceda a nadie nunca más en ningún sitio del mundo”

El Orgullo Loco (Mad Pride) empieza a celebrarse en Canadá en los años 90. Al principio, el propio nombre de la celebración fue bastante debatido: ¿Día Loco (Crazy Day), Día del Orgullo Loco (Mad Pride Day)…? Ese primer año, 1993, se salió a las calles de Toronto para celebrar el Día del Orgullo de los Supervivientes de la Psiquiatría (“Psychiatric Survivor Pride Day”), incidiendo en que locos y locas, psiquiatrizades, supervivientes de la psiquiatría… son/somos miembros de la comunidad y de nuestros barrios como cualquier otra vecina pueda serlo (precisamente lo que había hecho de detonante para la movilización habían sido las reticencias vecinales a que antiguos pacientes del psiquiátrico de la zona pudieran vivir en sus casas, en sus barrios, una vez dados de alta).

Las reivindicaciones en aquella fecha incluían seis grandes objetivos: acabar con el estigma; reconocer y celebrar a los supervivientes del sistema psiquiátrico como miembros activos de la sociedad canadiense; tener presente la historia y cultura locas desde la perspectiva de aquellos que viven esa experiencia de primera mano; establecer alianzas con otros grupos vulnerabilizados como personas con discapacidades y personas racializadas y de los pueblos originarios para rechazar juntas estereotipos culturales opresivos; conectar con grupos y asociaciones vecinales de la zona para garantizar la integración e inclusión de personas con historial psiquiátrico; y facilitar que las personas y colectivos previamente excluidos recuperasen su derecho a ser parte de la creación y preservación de sus contribuciones a la cultura canadiense”.

Unos años después, la celebración reivindicativa se había extendido a otros países de habla inglesa, ya con el nombre de Mad Pride que en 2002 adoptaría también el activismo loco canadiense y sería el que traspasara fronteras, lenguas, continentes… y el que llegaría también a nuestro territorio. Fueron las compañeras asturianas las que, en 2010, abrían camino celebrando por primera vez en la península el Día del Orgullo Loco. En aquel momento desconocían que el evento que organizaron (“El Escandalazo” lo llamaron) tenía su reflejo en el ámbito internacional.

2018 supuso un punto de inflexión importante. Ese año la celebración se coordina entre varios colectivos y ciudades. Con libertad para cada territorio a escala local para maximizar la participación de base, lo más horizontal posible; pero coordinados en la fecha (el 20 de mayo) y en el lema (“la locura lo cura”), ese año calles asturianas, andaluzas, valencianas, zaragozanas, madrileñas, catalanas, vascas, castellanas, murcianas… vieron cómo, rechazando armarios y prejuicios, muchas personas psiquiatrizadas salían a reclamar sus derechos, arropadas por colectivos afines -venidos desde la diversidad funcional a la lucha por el derecho a vivienda o los derechos LGTBI-. Celebraciones y actos similares se repetían el 19 de mayo de 2019 bajo el lema “Derecho a ser libre, derecho a ser yo”.

Este 2020, de nuevo bajo una organización local según colectivos y territorios, pero coordinados en puntos importantes, la celebración más destacada se ha centralizado en acciones en redes sociales durante toda esta semana pasada, alcanzando el punto álgido el domingo 24 de mayo. Se han hecho públicos manifiestos desde varios colectivos y se han explicitado vulneraciones de derechos humanos que abundan en la atención de las personas con problemas de salud mental a pesar de ser violencias intolerables en las instituciones de una sociedad que se pretenda desarrollada. Aquí necesito insistir: cuando se repite desde campañas institucionales que el mayor problema del sufrimiento psíquico es el estigma asociado a los diagnósticos psiquiátricos, estamos limpiando la imagen de unas instituciones que no solo alientan a su vez el propio estigma, que no solo nos discriminan en razón de ese mismo estigma, sino que en sus entrañas, sus recursos y servicios, dan cabida a toda serie de maltratos, violencias y vulneraciones de los derechos humanos más básicos, como han señalado repetidamente los propios Relatores contra la Tortura de las Naciones Unidas. No debería hacer falta siquiera acudir a esa voz de autoridad habiendo como hay testimonios espeluznantes desde la vivencia en primera persona, como los reunidos en la campaña #0contenciones que pretende, como punto inicial para acabar con la cultura de la coerción en favor de una cultura del cuidado, eliminar la práctica habitual aún actualmente de vernos atadas con correas en las camas de las unidades psiquiátricas.

 

Este domingo y los días previos también se han utilizado las redes para señalar las, a menudo olvidadas o puestas en un plano muy secundario, causas sociales del sufrimiento psíquico que necesitan ser atendidas YA. Desde Orgullo Loco Madrid desarrollaban en ese sentido su campaña, que bajo el hashtag #SaludMentalParaTodas pretendía precisamente poner el foco en los determinantes sociales y causas socioeconómicas que provocan dificultades extra en cuanto a salud mental se refiere. Lejos de desequilibrios químicos cerebrales hablamos de desequilibrios de poder y desigualdades, inequidades, injusticias. Hablamos de la necesidad de garantizar unas condiciones materiales mínimas que nos permitan una vida digna a todes. Hablamos de combatir opresiones como el machismo patriarcal, los capacitismos, racismos, LGTBIfobias dañinas y causantes todas ellas de sufrimiento psíquico, ansiedades, miedos… Hablamos también de hacer sitio para la diferencia, lo diverso, las distintas maneras de estar en el mundo y de percibirlo. Hablamos de posicionarnos en contra de una sociedad que rechaza, olvida, oculta y hasta intenta eliminar las diferencias en su rodillo homogeneizador que nos aplasta a tantas. Queremos construir desde otro lugar, desde el apoyo mutuo y ojalá con unas instituciones que escuchen las vulnerabilidades y necesidades que gritamos y que apoyen en la construcción de las vidas dignas que todes merecemos, lejos de precariedades disparadoras de ataques de ansiedad y de fracturas en la realidad. Hablamos también de, como sociedad, defender el derecho a ser, pensar, comunicarse, vincularse, sentir, estar y hacer… distinto, sin culpas ni vergüenzas: orgullosas (uno de los lemas que se utilizaban este año en Catalunya).

“Orgullo Loco es incordiar hasta la victoria”.

“Para mí, Orgullo Loco es esperanza, cambio, claridad, motivación, justicia, necesidad y lucha”.

“Orgullo Loco es celebrarnos y reivindicarnos locas, orgullosas, libres, desatadas, juntas y en red”.

Este 24 de mayo el Orgullo Loco, recuperando el principio “tomar y hacer en vez de pedir y esperar”, ha vuelto a tomar su espacio para visibilizar esas realidades por las que a menudo no se quiere posar la vista, y trasladar a la sociedad las exigencias de estos activismos. Nuestros sufrimientos, angustias, dolores y también nuestras fracturas con la realidad, nuestras voces descalificadoras, nuestra falta de cuidado hacia un cuerpo que también recibe el señalamiento externo de “así no”… todo esto nos recuerda los aprendizajes feministas que hablan de cómo lo personal es político.

Lo personal es político, qué se señala como cuerdo o loco también lo es, como qué se integra en sociedad y a quién se pretende eternamente en los márgenes. Ante todo esto sabernos juntas y orgullosas; desobedientes y rebeldes; locas, libres, feministas… es clave. La resistencia, como siempre, se demuestra como el único terreno fértil desde el que nos será posible construir futuros habitables.

Seguimos hacia ese futuro…
(¿Venís?)

 

 


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