Súper Romís, heroínas gitanas. La historia de una pandemia que sí entiende de razas

Súper Romís, heroínas gitanas. La historia de una pandemia que sí entiende de razas

Hoy más que nunca necesitamos esas superheroínas de lo cotidiano, esas mentes críticas, esas identidades alternativas para comprender que esta crisis no es solo sanitaria, sino social y económica y que va a traer un cambio del orden mundial capitalista.

01/04/2020

 

Ya sé que ahora se dice mucho eso de que la pandemia no entiende de razas y queda muy bonito en esta era apocalíptica y distópica en la que estamos sufriendo una crisis sanitaria mundial cuyas consecuencias económicas y sociales son verdaderamente catastróficas y con unas derivas autoritarias que sólo habíamos imaginado en nuestras peores pesadillas.

Las razas no existen, claro, pero sí existe el racismo. Y, obviamente, el SARS-CoV-2 no siente ni padece aunque sí se siente y se padece, es decir, que, aunque el bicharraco no sabe la diferencia entre un payo y un gitano, la pandemia ha puesto en evidencia, ha sacado a plena luz, las dimensiones gigantescas de esa diferencia: el 98 por ciento de la población gitana española, según la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales (FRA por sus siglas en inglés, ese idioma que tanto reluce) se encuentra en riesgo de pobreza. Por si esto fuera poco, esta misma agencia, en su Segunda Encuesta de la Unión Europea sobre Minorías y Discriminación. Gitanas en nueve Estados Miembros, muestra que la tasa de empleo de las mujeres gitanas españolas se sitúa en el 16 por ciento (para las payas el 44,78 de media anual en 2019, según el Instituto Nacional de Estadística), que el desempleo afecta al 51 por ciento de las gitanas españolas (15,55 de las payas, según la Encuesta de Población Activa del 4º trimestre de 2019) y que el 35 por ciento de las gitanas españolas entre 16 y 64 años de edad están fuera del mercado laboral y se dedica al cuidado de su familia.

Como ya he explicado en otras ocasiones, esta exclusión sistémica está originada por el antigitanismo: el 35 por ciento de las gitanas españolas afirmó en esa misma encuesta haber sentido discriminación en la búsqueda de empleo en los últimos cinco años y el 30 afirmó haber sentido acoso racial en los 12 meses anteriores a la entrevista.

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Debido a esta situación de vulnerabilidad permanente que sufre el Pueblo Gitano, la crisis sociosanitaria y el estado de alarma impuesto como única respuesta a la pandemia tiene consecuencias catastróficas para la población gitana.

Hoy no quiero hablaros ni del abuso policial ni de las agresiones racistas ni de las personas y familias que están pasando necesidades porque ya no doy para más ansiedad: desde que llegaron los primeros casos de COVID-19 a la tierra que ahora me acoge no he parado de luchar contra el racismo antigitano y contra el abandono de mi gente y cada vez que suena el móvil me da taquicardia.

Quiero aliviar este sufrimiento psíquico hablándoos de mis Súper Romís, mis heroínas gitanas, esas que antes del Covid-19 ya lo eran pero que ahora han desplegado toda la amplia panoplia de sus mágicos poderes. Mis Súper Romís no siempre llevan capa ni mascara o mascarilla. Las reconoceréis porque suelen llevar batas de paño y terciopelo estampado de flores, zapatillas chinelas de colores y un moño mu recogío.

Por mis Súper Romís me despierto cada día con ganas renovadas, fortaleza de siglos y esperanza de futuro para seguir en la ardua tarea de hacer un mundo más gitano, más solidario.

La solidaridad es una parte fundamental de la base cultural del Pueblo Gitano. A todas nos han criado en el valor de la solidaridad: quien más pueda que más ponga. Y lo estamos demostrando también ahora.

Aquí va mi repertorio de Súper Romís y sus hazañas en la superación del virus de la corona y de las consecuencias que la rampante política militarista y autoritaria nos ha impuesto con la excusa de superar la pandemia:

Araquerando. La asociación de mujeres que preside la Tía Alexandrina Da Fonseca, en Alicante, ha puesto en marcha una caja de resistencia para comprar productos básicos para las familias que el sistema, ahora más que nunca, invisibiliza: familias gitanas que viven del mercao, de la chatarra o de lo que salga y que sobreviven con lo que ganan día a día y no tienen, por tanto, unos ahorros. Muchas de estas familias son llevadas adelante por mujeres que se buscan el sustento con una bolsa al hombro vendiendo calcetines, bragas, pintalabios, limones o ajos por las calles o en las puertas del Mercadona. Mis primas de Araquerando se han tenido que movilizar porque las ayudas a los barrios más vulnerables, segregados étnicamente, no están llegando: el sinlachón alcalde de Alicante, incluso, se ha permitido afirmar que no va a malgastar dineros públicos “para que esta gente se lo fume”.

Pastori Filigrana, mi primica abogada sevillana, sigue defendiendo los derechos de las trabajadoras de la fresa, de los currantes de Lepe, que están sin agua, confinados en chabolas, incluso ha apoyado a un temporero que ¡ha demandado al Gobierno! Además, continúa con su labor de comunicación para que seamos conscientes de que los abusos policiales están a la orden del día. Y lo hace, como siempre, para proteger los derechos humanos de todas también en esta crisis.

Otra abogada gitana, también de Sevilla, mi prima, a la que admiro y quiero, Séfora Vargas trabaja constantemente desde el comienzo de esta crisis junto con mi prima de mis entrañas Sandra Heredia para que el Pueblo Gitano Andaluz sufra las menores consecuencias. Séfora, desde su blog y su cuenta en Facebook, informa de los trámites para acceder a las ayudas a las trabajadoras y trabajadores de la venta ambulante. Junto con la prima Sandra, ha criticado duramente la llamada a la militarización de Las 3000 viviendas, donde están pasando una verdadera catástrofe social y donde el racismo antigitano del comisionado —Jaime Bretón, responsable ¡que cobra de nuestros impuestos! de que este barrio vaya cada día a peor— le ha llevado a pedir la entrada del ejército para reprimir a quienes no soportan el confinamiento en los miserables 60 metros cuadrados que comparten con una familia numerosa y buscan refugio en la fe entonando alabanzas a su Dios. Ojalá Undebel les dé fuerza a mis primas para que acaben llevando a este racista antigitano frente a la justicia.

Y el puchero que no falte: La operación Puchero. Así han llamado a la campaña que hacen mis primas de la Asociación de Mujeres Gitanas Nakera Romí, de la Línea de la Concepción, que han abierto también una caja de resistencia para que no falte un puchero a la semana en ninguna casa.

Mi prima Tamara Clavería, desde Amuge de Bilbao, ha luchado desde el comienzo de esta maldición para conseguir que las autoridades atendieran a las familias que necesitaban alimentos. Ante la inacción de las instituciones, tuvieron ellas que ponerse a repartir alimentos para que las familias tengan, por lo menos, algo que comer.

La Plataforma Rosa Cortés, junto con Kali Yag en Valencia, con el primo Diego de Talavera, con Ezor Rroma en La Rioja y junto con otras plataformas como Camelamos hemos conseguido que el protocolo de actuación que llevamos a cabo en La Rioja se implante en otras comunidades. Este protocolo que nos tocó diseñar una semana antes de que comenzara el estado de alarma, consistió básicamente en organizarnos, hacer listados de personas que necesitaban alimentos y que estaban enfermas o en cuarentena y hacer presión política para que esas ayudas llegaran a quienes más lo necesitan.

Ahora el café virtual de la tarde nos libera de la angustia y parece, incluso, que a las mujeres de la Plataforma Rosa Cortés nos transporta a un esperanzador futuro cercano. Algunas se toman el café con Diazepam para aliviar la ansiedad provocada por el trastorno económico y la dura tristeza de no salir a la calle a pasear a nuestras hijas que aguantan con la valentía y la dureza que han heredado de nuestras tatarabuelas gitanas. Ancestras como Rosa Cortés que, armada con un clavo, hizo un agujero en el muro de la cárcel para liberar en 1753 a sus primas y hermanas. Nos aliviamos pensando que peor lo tenían en la Gran Redada cuando los payos poderosos y mandamases de entonces nos separaron de nuestros hombres y nos enchironaron para intentar nuestro exterminio. Y, por supuesto, nos alegramos con las noticias que nos llegan de nuestras primas que van superando la enfermedad.

Hay muchas mujeres que en este confinamiento llenan mi vida, como mi cuñá la Mari, o mi Araceli, o mi Alba o mi Sheila, que llenan mi vida de protección, de cuidados virtuales que son reales e impactan en mi vida, en mi humor y en mi salud mental, impactan en mi Carmen Manuela de cuatro añitos que repite solo una frase con fervor #Cuandoacabeesto y llena el futuro de planes, vacaciones, mares, ríos, excursiones … siempre con sus hermanos.

Hoy más que nunca necesitamos esas superheroínas de lo cotidiano, esas mentes críticas, esas identidades alternativas para comprender que esta crisis no es solo sanitaria, sino social y económica y que va a traer un cambio del orden mundial capitalista.

Estoy segura que saldremos de esta, pero que las consecuencias las tendremos que paliar y que vamos a volver a luchar por lo que creíamos que ya teníamos asegurado.

Te aven saste baxtale, compañeras, Salud y Libertad!

 

Especial #PikaraLab
Este contenido se enmarca en ‘Feminismo desde mi piel’, una colaboración con Mujeres con Voz y Calala Fondo de Mujeres. Financiado por el Gobierno Vasco

 

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