“El feminismo está dando ideas nuevas para un mundo nuevo”
35 años después de la despenalización parcial del aborto, conversamos con Blanca Cañedo-Argüelles. Feminista, enfermera, trabajadora social y fundadora de la Clínica Belladona, Cañedo es un referente en salud reproductiva e interrupción del embarazo
En el centro de Gijón está la Clínica Belladona. No hay pintadas en su persiana blanca, ni muros o rejas que cerquen el local. Una vez traspasada la puerta, se respira calma y suavidad. Entramos en uno de los despachos y la exdirectora del centro se acomoda. El torrente de energía que brota de Cañedo provoca que revoloteemos como una mariposa de un tema a otro.
Se cumplen 35 años de la primera ley que despenalizó algunos supuestos del aborto en España: riesgo para la salud física y psíquica de la madre; malformación el feto y violación.
Sí, efectivamente. La ley se aprueba en 1985 y Belladona arranca tres años después. El centro nace con la idea de morir pronto, pero entonces había que sacar el aborto de la Seguridad Social porque ¿quién los iba a practicar? [objeción de conciencia]. Quién nos iba a decir que, 35 años después, seguiríamos igual, con conciertos para practicarlos en establecimientos sanitarios externos. Las mujeres están encantadas, pero eso no es lo correcto. Va a suceder algo similar ahora con la eutanasia ahora.
¿Por qué?
Se va a contratar a clínicas privadas porque no se ha corregido el tema de la objeción de conciencia. De todas formas, la eutanasia es menos conflictiva que el aborto y tiene menor estigma para un médico. La gente lo normalizará como sucedió con los cuidados paliativos. Si yo tuviera menos años me encantaría meterme en ello. Iría a ver a nuestros maestros: viajaría a Holanda o Bélgica para ver cómo lo han planteado allí y no repetir sus errores. En todo caso, estoy convencida de que se aprobará una píldora –como la postcoital– que podrás comprar en una farmacia si cumples determinados requisitos legales. Es decir, no deberíamos pensar en alguien ingresado sino de un servicio de atención domiciliaria.
Eso parece un poco lejano porque vivimos una etapa conservadora. Usted misma fue objeto de denuncia por parte de Abogados Cristianos, que la acusaban de intromisión ilegítima en su honor.
Todo parte de una entrevista a La Voz de Asturias [en la que Cañedo manifestaba que Abogados Cristianos cobraban subvenciones restándoselas a otras entidades]. Fui condenada por un juzgado por daños morales y luego absuelta por la Audiencia Provincial de Valladolid. ¿Qué va a pasar ahora? En teoría, nada. No tienen argumentación. No se sostenía, lógicamente. Pero bueno, ellos no pretenden ganar ni perder. Lo que pretenden es mantenerse para seguir cobrando.
¿Cobrando de quién?
Bueno, de ahí viene toda la bronca con ellos. Pertenecen a El Yunque. Eso ya está demostrado. Hay gente que se ha dedicado a investigarlo y hay mucha información en internet. No debemos minimizar quiénes son porque hay gente muy importante del Tea Party metida en Abogados Cristianos. Hace años que sabemos que nos estaban investigando porque, sobre todo, van en contra de los derechos sexuales y reproductivos. Van buscando gente que les puede dar publicidad y ahí caí yo. Nada más.
¿Y qué efectos puede tener un proceso como el suyo?
El peligro es hacer tu cara visible. Yo tuve el apoyo de los Ayuntamientos de Gijón y Oviedo y de la gente, pero te pasa en otro sitio y te machaca la vida. El acoso a mujeres y a profesionales sanitarios existe. Y provoca que nadie quiera trabajar en temas de aborto porque te complica mucho la vida. Al final es lo que pretenden, ¿no? Asustar a los profesionales y a las usuarias. A partir de [la demanda de] Abogados Cristianos nos dimos cuenta de que había que reaccionar y montamos una asociación que está funcionando muy bien. El Defensor del Pueblo nos estuvo apoyando. A ver si sale una norma repitiendo la francesa.
¿Qué ley es esa?
Protege del acoso a clínicas y a mujeres. Ellos decían que era libertad de expresión. Todas esas cosas sirven para darnos cuenta de que la ley es insuficiente. No basta con hacer una ley, no basta con dotarla de recursos económicos, sino que tienes que proteger a quienes va a ejercer ese derecho y a quienes van a favorecer que se ejerza y ese párrafo siempre queda fuera. Mientras no se penalice el acoso por el cumplimiento de un derecho, de nada vale que tengas un derecho. Así que varias entidades [alrededor de 65] hemos creado la plataforma Pro-Derechos para pedir que acosar a mujeres y sanitarios en las clínicas abortivas sea delito.
¿Y le influye todo esto que sucede? ¿Tiene miedo?
No, para nada. Fundamentalmente, por todo el apoyo social y de los profesionales. He trabajado más de treinta años en Belladona y jamás he sentido miedo. Todas sabemos que cuando eres activista corres algún riesgo, pero para eso estás metida en el lío. Pero miedo, nunca, jamás, a nada. No, porque la red de protección es muy buena, entre el 8M, el partido, las asociaciones, la plataforma, la tertulia. Siempre he estado muy arropada, si no, no hubiera podido hacer lo que hice. Y lo tengo que agradecer muchísimo.
¿Cree que existe una amenaza de involución para los derechos sociales?
Soy muy optimista porque creo que las políticas se hacen desde una ciudadanía concienciada. Con la democracia nos desmovilizamos un poco, porque parte de nuestras reivindicaciones y nuestros líderes de grupos vecinales entraron en el engranaje, pero llegó Gallardón con su tontería y nos levantamos otra vez. Yo creo absolutamente en los movimientos ciudadanos porque vivo cada día entre ellos. Hay mucha gente que está con el dispositivo en amarillo y puede pasar al verde en cualquier momento, pero nunca se quedará en el rojo, de parón absoluto. Así que la armarán porque tienen el poder económico, los medios de comunicación, las empresas, pero aún así, no veo que regresemos a una ley de supuestos.
Se argumenta que una norma que permita el aborto solo en determinados casos paliaría la falta de procreación
Cogen nuestras palabras para elaborar sus discursos: el respeto a la vida, la libertad, el derecho a decidir y las emplean en su propio argumentario. Ellos están ahora con el mensaje de la procreación y la demografía. Dicen que no parimos. A ver, no estaremos pariendo niños rubios y de ojos azules, pero de los otros sí que hay, lo que pasa es que los tenéis encerrados en los CIEs, a la altura de Canarias, y no los dejáis entrar porque son negros.
Hablando de infancia, la educación es otro tema polémico
Es un pilar esencial con el que generar personas críticas y comprometidas. Los niños en el colegio hablan de igualdad y tienen incorporados estos conceptos en su educación. Cuando quieres saber por dónde va un país, mira su sistema impositivo, que es la base de todo. Invertimos en educación pública y esta tiene que seguir unos consensos; en la privada puedes hacer otras cosas, como segregar a niñas y niños, pero no en la pública. Si además cuentas con maestros de pensamiento libre, ya puedes formar a la ciudadanía. Lo del pin parental les ha salido fatal, porque ese grupo humano es muy endogámico, pero fuera de ese círculo existe una humanidad que los mira como los ricos, pero no como los sabios.
¿Cuál es el nivel formativo de la juventud sobre sexualidad?
En algunas de las charlas que he impartido en colegios, he comprobado que las preguntas son las mismas que hace 30 años. Los jóvenes acceden a la información, pero no al conocimiento porque el conocimiento exige debate. También se han añadido otros temas como la homosexualidad o la transexualidad. Hay que lograr una educación sexual desde el respeto. Y existen varios problemas. Uno importante es la pornografía. Esta les traslada modelos inexistentes, porque no tienen esos atributos ni esa capacidad física, pero también la idea de que la sexualidad es genitalidad, en masa, insultando y pegando. Y luego te encuentras con preguntas como las que hacía algún chico de “cómo sé que a ella le apetece”.
¿Existen diferencias entre chicas y chicos en sus dudas?
Tienen el mismo acceso a la información, pero los riesgos son diferentes. No hemos superado la cultura de los celos, ellas piensan que los chicos deben estar celosos porque las quieren y ellos que como las quieren, tienen que estar celosos. De ahí, el control y esas aplicaciones de móvil que rastrean dónde está la novia. Pero se está trabajando mucho sobre este tema: que el amor no es posesión, que no son celos, el amor es respeto, es confiar en el otro. Y a veces sucede que la chavalería se va al otro extremo: al poliamor. Es decir, entonces vale todo. Por eso hay que tener mucho cuidado con los mensajes que transmitimos, ya que si estás con alguien, lo estás con sinceridad, respeto y compromiso.
¿Y qué me dice de las adolescentes de 16 o 17 años que abortan solas?
A ver, pueden trabajar, casarse, tener un hijo, eso sí pueden, pero abortar, no. Cuando educas en el sentido crítico, hay que enseñarles a leer entre líneas. De todas formas, en Belladona no hay niñas que aborten solas. Y las situaciones que surgen tienen que ver con menores que no convivían con sus padres o inmigrantes cuya familia aquí era una tía. Entonces, en Asturias, se salvó añadiendo que no fuera solo padre o madre quien diera permiso, sino también el “sustentador”. Además, los hombres ahora se implican mucho más y las acompañan. Yo debería tener una capa de camaleón ya, pero me produce mucho dolor cuando ella, más pragmática, tiene claro el aborto y él, no. Ese momento en que el varón lo asume, porque no pueden mantenerlo, todavía me emociona. Me siento culpable de la porquería de sociedad que legamos.
Si pudiéramos cambiarla…
Y lo haremos. Cambiaremos el mundo. Ya está llegando. Es la robótica. Los robots pagarán impuestos a la ganancia y nos sustituirán en las labores más rutinarias, como ya hicieron las máquinas en las cadenas de producción. Tendremos más tiempo libre para pensar. Es la nueva revolución. El trabajador es más rentable si tiene tiempo para ocuparse de su vida personal. Viene contento. El puesto de trabajo no puede ser el sitio donde te destruyes. Pero, además, hay que pagar impuestos si queremos mantener el estado del bienestar. Y sucede que hay empresas que vienen, se benefician de ese sistema, pero luego no contribuyen y eso no puede ser.
Ya que menciona el consumismo, qué le parecen los llamados vientres de alquiler
Los ingleses lanzan una ley que permite los vientres de alquiler. ¡Qué casualidad que todos los de la India son altruistas! ¡Qué sinvergüenzas! No han gestado. Yo soy mujer-madre y, mientras gesto, tengo una relación brutal con ese fruto que tengo dentro. No soy una vasija, no soy un útero que gesta. Ese es el peligro máximo de grupos que le quitan a la mujer esa relación de mujer-madre.
¿Y qué ocurre con los casos de estadounidenses que ya han tenido 3 o 4 hijos y manifiestan que lo hacen altruistamente?
Es que no es cierto, lo que pasa es que para sacar adelante a los demás o para pagar la Universidad venden al último. Pero pretender que esos 9 meses no establezcan una ligazón no es real. Por debajo subyace un tema económico. Además, existe todo un negocio montado con los vientres de alquiler y la trata de blancas. Hay muchos millones, pero no se meten en el tema del trabajo sexual, solo hay cuatro que piden que se regularice y hablan de lo bonito que es el trabajo sexual. El porcentaje de hombres que utiliza la prostitución es enorme.
¿Qué falla entonces?
Que no le hemos metido mano nunca. Que las feministas no nos hemos puesto de acuerdo. Hemos entendido que yo con mi cuerpo hago lo que quiero y que si yo quiero vender un polvo, lo vendo libremente. ¡Pero con otras opciones! Eso es lo que diferencia a la esclavitud de la libertad. ¿Tienes una alternativa? Que quien quiera tener un oficio se pueda formar, pero no me digas que la mano esclava es un trabajo digno. ¿Le has dado la posibilidad de salir de ahí? Pero no como estamos haciendo ahora, que es una chambonada. Hay que facilitar un salario, una formación y un piso para que puedan seguir mandando dinero a sus familias en origen, que están amenazadas. Porque el proxeneta quiere cobrar, por tanto, persigue al proxeneta. Eso o se hace de manera internacional o no se hace nunca. Y no se ataca el tema porque aquí está pringado hasta el apuntador. Ese dinero está en nuestros bancos, mantiene fábricas. Sé que es un monstruo grande, pero los activistas tenemos que hacer que el dinero, que los poderosos de la tierra, se sientan incómodos. El feminismo es política, estamos reconstruyendo la polis, estamos construyendo ciudadanía, dando ideas nuevas para un mundo nuevo.