Palabras para frenar el odio

Palabras para frenar el odio

A raíz de los últimos y gravísimos ataques que está sufriendo nuestra compañera Irantzu Varela, rescatamos el editorial del último número de Pikara en papel

Pintada que ha aparecido en el antiguo local de Faktoria Lila, el proyecto de comunicación feminista en el que trabaja nuestra compañera Irantzu Varela

Pintada que ha aparecido en el antiguo local de Faktoria Lila, el proyecto de comunicación feminista en el que trabaja nuestra compañera Irantzu Varela

Las paredes y persianas de nuestro barrio —el de San Francisco (Bilbao)— ilustran las perversas estrategias de quienes promueven discursos de odio. Las primeras pintadas no dejaban lugar a dudas: “Etorkin gehiegi” [Demasiades inmigrantes]. Xenofobia sin disimulo ni maquillajes. Eso sí, con la curiosa característica de estar escritas en euskera y en nombre de la defensa de la lengua, en un ejercicio que la escritora Katixa Agirre definió como basquewashing. Las pintadas no se limitaron a nuestro barrio, pero eran especialmente dolorosas y peligrosas cuando aparecían estampadas en las persianas de carnicerías halal y de los restaurantes marroquíes o en las paredes de las mezquitas. La respuesta fue muy rápida: todas las pintadas aparecían tachadas y contestadas, de forma que el “Etorkin gehiegi” se convertía en “Faxista gehiegi” o incluso “Tontolaba gehiegi”.

Entonces fue cuando les autores de esas pintadas xenófobas sofisticaron su estrategia. Las nuevas pintadas suman al basquewashing el purplewashing: apelar a los derechos de las mujeres para alimentar los discursos de odio. Además, ya no afirman, sino que lanzan preguntas: “La iglesia y el islam, ambas machistas. ¿Cuál lo es más?”. O reivindican a mujeres árabes como Wassyla Tamzali en pintadas que buscan criminalizar a la comunidad musulmana. Estas pintadas están teniendo mucha menos contestación y mucho más torpe: aparecen tachadas, pero sin réplica.

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Sacamos al menos dos conclusiones de esta situación. Por un lado, en las citas electorales de abril y mayo de 2019 hemos celebrado que VOX y Ciudadanos no hayan entrado en las instituciones vascas y que el PP se haya descalabrado, pero no seamos complacientes: la normalización de los discursos de odio ha calado en todos los territorios. Eso sí, es más fácil reconocer al nostálgico del franquismo que a quien criminaliza a nuestras vecinas y vecinos en nombre del euskera o del feminismo. Por otro lado, comprobamos que quienes promueven el odio son muy hábiles en relacionar ejes de poder (raza, género, clase, religión…), ya sea de forma honesta —en el caso del racista, homófobo o clasista sin complejos al que representa VOX— como de forma perversa —en el caso de quienes han descubierto el potencial de estrategias como el pinkwashing y sus sucedáneos, como hace Ciudadanos—.

La portada de Emma Gascó responde a ese contexto de auge de la extrema derecha y sofisticación de sus estrategias misóginas, LGTBIfóbicas y racistas. Para hacer frente a un nuevo fascismo pertrechado de noticias falsas, apostamos por formarnos, por permearnos y por disfrutar.

Mientras tanto, dentro del movimiento feminista encontramos una disputa entre quienes señalamos las relaciones de poder que también habitan nuestros espacios y quienes se enrocan en un sujeto político mujer singular que pretende ser universal, pero en realidad es blanco, payo, acomodado, urbano, cisgénero, heterosexual y normativo en cuando a diversidad funcional. Tuvimos que aguantar a los machos de izquierdas decirnos que primero la lucha de clases y luego la de género, y ahora tenemos que aguantar a ciertas feministas (algunas muy prestigiadas, algunas fueron nuestras maestras) diciendo que primero va el género y luego la raza, o que la lucha feminista y la lucha LGTBI son independientes.

En el número 7 de #PikaraEnPapel encontrarás algunos contenidos que se refieren a esa disputa, con los que lanzamos más preguntas que respuestas: ¿Por qué surge con tanta fuerza el feminismo trans excluyente en un contexto de auge del fascismo? ¿Qué hacemos con las broncas intrafeministas encarnizadas? ¿Son las redes sociales el espacio adecuado para el debate y el activismo feminista? ¿Estamos las feministas blancas dispuestas a reconocer las genealogías afrofeministas (entre otras)? ¿Estamos las feministas cisgénero dispuestas a aprender de la resiliencia y de las valiosas aportaciones teóricas de las compañeras activistas trans?

Esta edición de #PikaraEnPapel reivindica la importancia de la palabra ante los totalitarismos y también ante un contexto de división y polarización entre corrientes feministas. La importancia de escucharnos, de aprender unas de otras, de hacer memoria y conocer a las que nos abrieron camino, porque esta revolución feminista de la que hablan todos los medios empezó hace mucho tiempo. Reivindicamos a artesanas y a obreras de la palabra: periodistas, sindicalistas, escritoras, académicas de la lengua, filólogas, bertsolaris, defensoras de lenguas minorizadas. El lema de la campaña para editar este número ha sido “Pasa la palabra, hermana”, en alusión a la necesidad de compartir y fortalecer argumentario para frenar los discursos de odio machistas, racistas y LGTBIfóbicos, también los que se cuelan en nuestros espacios.

En este número hay algún silencio. Es la primera edición impresa en la que no reservamos páginas a Participa, el espacio de libre publicación de Pikara Magazine, porque en junio de 2019 decidimos con pesar cerrarlo. Nuestro aún pequeño equipo de trabajo no daba abasto para cuidar esos contenidos tanto como los propios y el manido mensaje de “no nos hacemos responsables de lo aquí publicado” cada vez nos incomodaba más, sobre todo cuando algunas lectoras nos señalabais discursos problemáticos que habían encontrado un altavoz en esa sección o cuando otras personas, con mala fe, los utilizaban como argumento para tirar por tierra todo nuestro trabajo.

Somos las primeras a las que nos inquieta y nos entristece esa pérdida de espacios: primero tuvimos que cerrar los comentarios en nuestros posts, ahora Participa, y cada vez nos desgasta y nos inquieta más el ruido que prima en unas redes sociales que, no olvidemos, son propiedad de unos empresarios megalómanos que se enriquecen traficando con nuestros datos. Una de las preguntas sin respuesta que lanzamos en este número es cómo construir espacios de debate realmente autónomos y autogestionados. Un intento ha sido nuestro Foro de Debate Feminista, aún imperfecto, que bien podría ser una alternativa a Forocoches y a Enfemenino.com.

Algo que no cambia en esta edición, sino que creemos que se fortalece, es la apuesta por el periodismo feminista interseccional. Este año se cumplen cuarenta años de las II Jornadas Estatales Feministas de Granada y diez años de las cuartas, en las que algunas de nosotras aprendimos con compañeras migradas, racializadas, anticapitalistas, transfeministas y lesbofeministas la importancia de cuestionar un sujeto “mujer” supuestamente universal que, en la práctica, nos deja fuera a muchas. Como periodistas, cada día tenemos más claro que las gafas violeta necesitan más graduación para reducir sesgos y exclusiones; que para contar bien las realidades sociales tenemos que comprender y explicar cómo se relacionan los distintos sistemas de poder. En realidad, el reto es explicar, como tan bien hacía nuestra maestra Berta Cáceres, defensora de derechos humanos hondureña, que el poder neoliberal y neocolonial, racista, ecocida y heteropatriarcal es uno. Es el poder que la asesinó cuando resultó demasiado incómoda; el mismo poder que asesinó a la política negra, favelada y disidente sexual Marielle Franco en Brasil; ese poder que criminaliza a las feministas en nuestro contexto y que alimenta las violencias racistas, LGTBIfóbicas y machistas que enfrentamos a diario. Un poder que, igual que asesina a defensoras, arrasa con los territorios que nos abrigan, nos protegen y nos dan la vida.

Resulta francamente paradójico que algunas feministas intenten tacharnos de “neoliberales”. Nosotras les respondemos con periodismo: en este número denunciamos las consecuencias de la reforma laboral, de la especulación inmobiliaria, de las crueles políticas de fronteras, de la explotación laboral en sectores feminizados, de la agroindustria que nos envenena. Les respondemos también con dos párrafos brillantes de nuestra compañera Laura (Gaelx) Montero en un artículo publicado en nuestra web en 2018, titulado ‘El sujeto del feminismo nunca ha dejado de ampliarse’:

“El conflicto capital-trabajo (y vida) sigue más presente que nunca. Pero hoy no está protagonizado por machos de mono azul ni por amas de casa de clase media, sino por trabajadoras internas migrantes y prostitutas trans. Ampliar el sujeto político del feminismo no es una victoria patriarcal. Es una victoria del feminismo que, para no convertirse en un movimiento excluyente y reproductor de las desigualdades, tiene que ser interseccional. Ampliar el paraguas del sujeto político revolucionario nunca podrá ser neoliberal”.

 


¿Qué puedes encontrar en la revista 7 de #PikaraEnPapel?

VOCES
La prensa que destiñe, por Andrea Momoitio.
María Moliner, la artesana de la palabra, por Mª Ángeles Fernández.
Las ideologías de la voz, por Teresa Villaverde.
Susan Stryker, mirar el mundo con lentes trans, por Mag de Santo, Valentina Stutzin y Duen Sacchi.
Os feminismos ante a Torre de Babel, por María Reimóndez.
Onintza Enbeita y la valentía de permanecer en la boca del lobo, por Danele Sarriugarte.
Plaza eraldatu duten aitzindariak, por Pilar Mendibil ‘Pilón’.
Annemarie, por Susanna Martín y María Castrejón.

CUERPOS
Frente a la fuerza, cuidados, por Esmeralda R. Vaquero.
Creando en común un mundo habitable para todas, por Marta Plaza.
Luz de gas: “Desaparecí y no se cuándo”, por Beatriz Villenueva.
Mirar la lactancia materna desde la soberanía alimentaria, Esther Vivas.
“Quería saber más y resultaba odiosa”, por Keren Manzano.
Deporte y menstruación: ¿Dónde están las reglas?, por Bárbara G. Vilariño.
La escalinata sexy, por Mag de Santo.
Habitar mi cuerpa, por Zinteta.

FICCIONES
Nazario, viñetas de revolución, represión y polvos, por la santa mari(c)a.
Mi novio se llama Goyito, por Txus García.
¿Quién es el alien? Decolonizar la ciencia ficción, por Arrate Hidalgo.
Paso de la palabra, tres maestras del silencio, Mar Gallego.
Leonora Carrington y Unica Zürn, surrealismo y locura, por Ana Belén Herrera de la Cruz.
Mi mundo es otro, por Carlos Bouza.
Resignificar la constelación del cáncer, Josune Urrutia Asua.

PLANETA
Dones resistint a la marca Barcelona, Joana García Grenzner.
Derecho a la ciudad: estrategia de revolución urbana, Sandra Martínez Domingo.
Binta y la gran frontera, Lucía Muñoz.
La Argentina que desterró a Monsanto, por J. Marcos.
‘Las milagros’ de la agroindustria almeriense, por Teresa Villaverde.
Guaqueras, Mahé Elipe.

EN RED
El amor tóxico es el origen del tópico de tu gitana, por Silvia Agüero Fernández.
Afrofeminismos en el Estado Español: cartografiar la blanquitud, desplazar la centralidad, Esther (Mayoko) Ortega.
Mujeres del Mundo: activismo desde el corazón, por June Fernández.
Rita Segato: “La masculinidad busca mostrar potencia, aunque sea monstruosa”, por Patricia Reguero.
Mordazas contra las feministas, por Patricia Simón.
Okupar las redes sociales del amo, por Florencia Goldsman.
Palabra en pie de paz: cuando el enemigo es la otra feminista, Sonia Herrera Sánchez.
Lola Fernández Palenzuela, obrera de la palabra, por June Fernández.

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