El patriarcado vigente
¿Cómo se explica que abortando en España más de cien mil mujeres al año, una manifestación nacional reclamando el aborto libre y gratuito no consiguiera reunir en Madrid más de mil personas y, a otra en contra de la ley de plazos que se propone acudieran más de veinte mil?
Elena Bengoechea
Haciendo un balance de la inversión hecha por
el Feminismo organizado en doscientos años
de lucha por conquistar los derechos civiles,
sociales y políticos de las mujeres, el resultado
al día de hoy es francamente ruinoso y
desolador.
Hace 200 años, la mayoría de las mujeres
trabajaban a cambio de su manutención,
pariendo y cuidando de hi@s, maridos, hogar y
familia.
Ahora, también.
Hace 200 años, las mujeres que trabajaban
además en el campo o en las fábricas, recibían
un jornal mucho menor que cualquier hombre.
Ahora, también.
Hace 200 años, las mujeres abortaban ilegal y
clandestinamente.
Ahora, también.
Hace 200 años, los hombres mataban a las
mujeres que les desobedecían o les ofendían en
su “honor” o “masculinidad”
Ahora, también.
Hace 200 años la prostitución sexual existía y
se toleraba y a las mujeres que vivían de ella se
las despreciaba, maltrataba y asesinaba.
Ahora, también.
Hace 200 años las mujeres no tenían derechos
civiles ni autonomía personal.
Ahora se reconocen por ley, pero en la práctica se
les niega en la mayor parte del mundo.
Hace 200 años las mujeres no podían participar
en la política.
Ahora solo lo pueden hace dentro de los
Partidos Políticos de los hombres, con su
aprobación y si siguen sus consignas.
Miles de años gobernando solo los hombres, y ahora, una Ley de paridad impide que las mujeres presenten candidaturas solo de mujeres
Hace 200 años las jóvenes soñaban con el
príncipe azul.
Ahora, con ser modelos,
cantantes o simplemente “bellas” para
conseguir a un príncipe azul.
Pero la juventud pasa, y, como hace 200 años,
la mayoría acaba cayendo en brazos de algún
maltratador (si no asesino) explotador, siendo
la madre de sus hi@s y la cuidadora de toda la
familia, sin ganar nada con ello y, en muchos
casos, con un trabajo asalariado mal pagado
que añadir a sus múltiples tareas impuestas. Es
decir, trabajando doble jornada por la mitad de
lo que gana un hombre en una sola tarea y
jornada.
Con este panorama y perspectiva… ¿qué
hacer?
Si el Patriarcado sigue vigente en la sociedad
más avanzada ¿por qué se entiende (y se
comprueba) que de forma individual, una
mujer solo puede ser libre abandonando al
hombre que la humilla, la maltrata y la explota
y, en cambio, a nivel colectivo, seguimos
creyendo que el “padre social”, el poder
patriarcal, va a darnos “graciosamente” la
parte que nos pertenece y va a abandonar
voluntariamente a nuestro favor, el espacio de
más que ahora ocupa?
¿Acaso la clase trabajadora ha conseguido
construir el socialismo siendo colaboracionista
del capitalismo? ¿Es que las mujeres
padecemos, como ellos del síndrome de
Estocolmo? ¿Cómo se explica -por
ejemplo- que abortando en España más de cien
mil mujeres al año, una manifestación nacional
reclamando el aborto “libre y gratuito” no
consiguiera reunir en Madrid más de mil personas y, a
otra en contra de la ley de plazos que se
propone acudieran más de veinte mil? ¿Dónde
están y que piensan hacer esas cien mil jóvenes
que abortan al año? ¿Seguirán dejándose
preñar en el botellón o por quienes les
prometen fama, trabajo de modelos o una vida
feliz y desahogada como madre y esposa?
¿Qué tiene que pasarles para que se rebelen?
No es extraño que las mujeres que con su lucha
consiguieron esta engañosa semi libertad e igualdad
que la juventud disfruta ahora, se sientan
decepcionadas y traicionadas. Ese feminismo
colaboracionista con el patriarcado en que se
ha convertido el Movimiento Feminista que
surgió en los años setenta del pasado siglo, ha
dejado huérfanas a las pocas luchadoras
revolucionarias que quedan en el feminismo
político organizado.
Si las nuevas generaciones no reaccionan y
toman la antorcha de la revolución feminista y
luchan contra el patriarcado social, cultural y
político -visible e invisible, pero activo y vigente-
no será posible parar la vertiginosa destrucción
del mundo a que nos conducen los hombres
con su desmedida ambición.
En tu decisión está el futuro.
El mundo será
feminista, o no será