“Vivir bajo ocupación no es excusa para abusar y explotar a otras criaturas”

“Vivir bajo ocupación no es excusa para abusar y explotar a otras criaturas”

Ahlam Tarayra dirige Palestinian Animal League, una organización que aboga por incluir el bienestar animal y la ética antiespecista en la lucha por la liberación de la tierra y en la construcción de un Estado palestino. Sostiene que sensibilizar sobre los derechos de todos los seres sintientes puede ser una clave para romper con el ciclo de la violencia.

Texto: Catia Faria
08/05/2019
Collage de Ana Lorente que muestra a una palestina entre animales: un perro, un cordero y un burro.

Ilustración: Ana Lorente

Esta entrevista ha sido realizada junto a Kris Chika, de Escándalo Púbico.

Ahlam Tarayra (Hebrón, 1980) es la directora ejecutiva de Palestinian Animal League (PAL), la única organización local de defensa de los animales operando en los territorios ocupados de Palestina. La PAL trabaja, entre otras cosas, en la prestación de cuidados directos a los animales de la región, en particular, a los perros callejeros; en actividades de educación y sensibilización sobre bienestar animal; en la promoción de una dieta vegana entre las poblaciones locales y en el desarrollo de estrategias efectivas que permitan abordar los problemas estructurales que afectan tanto a humanos como a no humanos bajo ocupación. Es también la presidenta de ADWAR (Roles for Social Change Association), asociación que trabaja por la justicia social desde un enfoque de género.

Recientemente, la PAL ha llevado a cabo una gira por el Estado español con una serie de charlas tituladas “Interseccionalidad en Palestina: de vuelta a las raíces”. Al contrario de la mayoría de les proponentes occidentales del enfoque interseccional, Ahlam Tarayra encarna ella misma la interseccionalidad, mostrando cómo la precariedad y vulnerabilidad humanas no son excusas, sino lugares epistémicamente privilegiados para desmantelar todas las formas de opresión y discriminación.

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¿Qué significa interseccionalidad para ti?

Interseccionalidad es algo que he comprendido que había estado haciendo durante toda mi vida sin realmente darme cuenta de que tenía un nombre. Simplemente pude darme cuenta de que todos los tipos de opresiones y violencias están conectados de alguna manera. Como ser humano, si empiezas a ver a alguien –no importa quién sea ese alguien- como menos importante que tú, entonces eso se extiende fácilmente a todas las formas de vida sintiente. Por ejemplo, cuando empiezas a entender a los animales como criaturas que simplemente están ahí, que están creadas sólo para que las usemos, para sobrevivir, para que nos hagan sentir bien, o cualquier otra razón, eso te llevará también a degradar a otros seres humanos. Pude darme cuenta de ello a través de mi experiencia de vida, a lo largo de los años y muy recientemente supe que tenía un nombre; que esto que siento y que vivo tiene un nombre y es interseccionalidad.

Quizás podrías, entonces, contarnos un poco más sobre las circunstancias personales (políticas) que han contribuido a tu toma de consciencia con la cuestión animal. ¿En qué medida y de qué manera han impactado estas circunstancias en tu activismo?

Recuerdo que, hace como unos cinco o seis años, empecé a escribir artículos para una reconocida página web árabe, cuyo principal objetivo era promover la democracia y el diálogo civilizado entre ambas partes. En ese momento, hubo un incidente en Egipto donde un chico joven cristiano fue asesinado y su cuerpo fue arrastrado en la calle mientras la gente lo celebraba. Cuando empecé a escribir el articulo, pensé “si no queremos que esto pase de nuevo, debemos deslegitimar la matanza, los asesinatos, la idea de que matar sea normal”. Debemos dejar de ver la muerte de las personas en situación de guerra como algo normal, como una consecuencia natural. También deberíamos mirar nuestra herencia cultural, tanto la religión como las tradiciones y ver, en este tipo de sistema del que emergimos, qué tipo de factores y elementos han jugado un papel en esta normalización. En que digamos “estas cosas pasan y deberíamos aceptarlas”

Me vi a mí misma profundizando sobre la idea del sacrificio y, en concreto, los sacrificios de animales. He observado que las mujeres también han sido utilizadas como sacrificios y que las nuevas religiones los han ido sustituyendo por el sacrificio de animales. Revisé las fuentes en el Corán, que decían: “Abraham tuvo un sueño sobre sacrificar a su hijo, y al día siguiente cuando estaba a punto de hacerlo, dios le envió un gran cordero para sacrificar”. Pero ¿por qué?, para empezar, ¿por qué alguien debe ser sacrificado?, ¿por qué dios necesitaría eso para hacer que las personas le muestren lealtad o agradecimiento o que muestren que son buenas creyentes, ¿por qué? Por aquel entonces yo no era vegana, pero todo ese análisis ha desembocado en ello. Si queremos que cosas como arrastrar un cuerpo muerto se acaben, deberíamos poner fin a todo tipo de muertes. Si queremos que paren los asesinatos, entonces debemos parar todas los tipos de asesinato que estamos normalizando.

Con respecto a otro tipo de experiencias que han tenido un impacto directo en mí, hace cinco años dejé de comer carne roja. Mi familia tenía una granja de ovejas y nació un cordero, el primer bebé que teníamos. Lo criamos como un miembro de la familia y cuando se hizo adulto, cuando tenía tres o cuatro años, se volvió un poco peligroso, empezó a atacar a otros animales y a nosotros. Entonces mi padre decidió matarlo. Y en ese momento no podíamos pensar en él como carne, sino como alguien que conocemos y que hemos criado. Y lo íbamos a matar y a comérnoslo.

En Palestina a lo largo de los años, especialmente en las fiesta de sacrificio, la gente tiende a sacrificar a los animales en el patio de la casa, delante de toda la gente, para darle un sentimiento como de ritual: Está bien, es religioso, deberías sentirte bien con esto”. Cuando eres pequeña te insisten en que es algo “normal”. Mi padre se dio cuenta de que estábamos rotos con esta decisión de matar al cordero, su nombre era Misho. Me ofreció un bocado y yo dije que no quería comer. Él se puso un poco nervioso y me dijo: “Tienes que intentarlo”. Solo para evitar montar una escena y arruinar el momento, lo cogí. Pero una vez lo puse en mi boca no pude tragarlo. Estuve a punto de vomitar, no podía. Y entonces en ese momento, mi padre paró, lo entendió y nadie comió ese día. El resto de la carne se regaló, porque nadie quiso comer de ella.

Y desde ese mismo momento mi familia no consume ninguna carne producida en nuestra granja. Porque es alguien que conocemos. Pero luego sí que entienden a los animales que trae el carnicero como carne. Porque no los conocemos. Venden las ovejas al carnicero pero le compran otra carne, ¿te imaginas? Tomamos conciencia de que somos amables con los corderos mientras están aquí pero no les prestamos atención cuando los vendemosy realmente es un negocio para la familia Perdona, estoy hablando mucho (risas).

Ahlam Tarayra posa frente a una persiana con un mural feminista, durante su visita a Bilbao./ Aitor Garmedia (Tras los muros)

Ahlam Tarayra posa durante su visita a Bilbao./ Aitor Garmedia (Tras los muros)

En absoluto (risas). De hecho, esto conecta muy bien con la siguiente pregunta, ya que la manera como describes tu acercamiento a la cuestión animal es muy biográfica y situada. Este es el tipo de experiencia, incluso el tipo de metodología, que les feministas utilizan para examinar sus propias opresiones. ¿Qué papel juegan las preocupaciones feministas en el activismo interseccional de PAL y en tu activismo en concreto?

Como organización interseccional, la filosofía de PAL es que la manera de liberar a los animales y liberar la tierra -como país ocupado- es hacerlo a través del empoderamiento de las personas. Como sociedad vulnerable, como sociedad preocupada con la carga y el impacto de la ocupación, y el impacto de algunas concepciones erróneas o tradiciones, la manera que tenemos es alzar esa sociedad vulnerable hacia una situación en la que estemos lo suficientemente empoderades como para ayudar a aquelles que son más vulnerables que nosotres, es decir, les demás animales.

Con respecto a la situación de las mujeres, trabajamos sobre todo con mujeres jóvenes. A la vez que desafiamos las concepciones erróneas sobre los derechos de los animales, buscamos desafiar ideas equivocadas sobre la subordinación de las mujeres a los hombres. Y a lo mejor no lo hacemos explícitamente, pero lo hacemos dando las mismas oportunidades a las chicas y chicos en nuestros programas, y empoderando a las mujeres para crear y liderar sus propias iniciativas.

Es como cuando dicesquiero que la gente se haga vegana”, pero el objetivo no es simplemente que la persona sea vegana, sino dirigirla hacia una ideología antiespecista. Una vez que eres antiespecista, serás vegana de por vida. No se trata de trabajar solo los síntomas del impacto de la ocupación, sino de ir hacia la raíz de los problemas. Si empezamos ahí, en diez o quince años podremos decir que tenemos mujeres fuertes dirigiendo iniciativas geniales e interseccionales que ayudan a todes les oprimides y todos los grupos vulnerables, animales humanos y no humanos.

Una de las objeciones más recurrentes al activismo de PAL, sobre todo en Palestina, consiste en afirmar que no está justificado desperdiciar recursos en hacer activismo por los animales no humanos bajo un ambiente tan políticamente precario para los seres humanos. ¿Cómo contestarías a esta preocupación?

Contestaría con una pregunta muy sencilla: llevamos 70 años luchando contra la ocupación, con las mismas herramientas, con la misma mentalidad, teniendo la liberación de la tierra como un objetivo en sí mismo, pero sin pensar en los elementos que podrían llevar a la liberación de la tierra. Entonces, ¿esto ha sido efectivo? ¿Ha tenido resultados positivos? ¿Hemos conseguido liberar nuestra tierra? No. Estamos perdiendo cada vez más y más tierra. Hace 70 años teníamos toda Palestina como Palestina y hoy somos solamente una fracción de ello, con pequeñas porciones de tierra aquí y allá, lo que hará absolutamente imposible lograr un Estado palestino porque no se puede tener un estado en esas condiciones, sin las bases para su creación. Entonces ¿hemos conseguido algo con las viejas herramientas y mentalidad? No.

Así que dejadnos intentar introducir una filosofía de liberación de la tierra que, a largo plazo, tenga en cuenta a todos y cada uno de sus elementos, incluyendo a los animales, incluso los insectos, todo el sistema ecológico de Palestina. Si trabajamos juntes como sociedad hacia el objetivo de construir una sociedad fuerte, entonces, yo creo, lograremos la liberación de la tierra. Pero si seguimos discriminándonos los unos a los otros, si seguimos viendo a las mujeres como menos importantes que los hombres, como ciudadanas de segunda categoría, ello no nos permitirá llegar a ninguna parte. Nos quedaremos atrapados en esto y la liberación de la tierra será simplemente un eslogan.

Como vivimos bajo ocupación, sabemos lo que es la opresión, sentimos el dolor cuando un opresor usa su poder contra nosotres. ¿Cómo es, entonces, posible que hagamos lo mismo a los animales? ¿Por qué usar el poco poder que tenemos en contra los animales? ¿Por qué ser violentos simplemente porque estamos bajo ocupación? La ocupación es un obstáculo para una sociedad interseccional en Palestina. Pero vivir bajo la ocupación no es una excusa para abusar y explotar a otras criaturas.

Entendemos el contexto de fondo y por ello buscamos romper el ciclo de violencia que baja hasta los animales. Para ello, trabajamos en empoderar a los niños, haciéndoles conscientes de su valor, en vez de empujarles a “ser un hombre”, a resistir y aceptar la dureza de lo que hay. No podemos decir a les niñes que sean fuertes y no estén tristes porque les ha pegado un soldado, su padre o el profesor, porque ello normaliza la violencia. Si haces esto, luego no puedes decirles que no sean crueles con otros humanos o con los animales porque les estás confundiendo. Lo que estamos intentando hacer es romper este ciclo de violencia, en vez de normalizarla. Cuando lo logremos podremos decir a les niñes que no deben hacer daño a los animales y, entonces, ello tendrá sentido para elles.

Esta es la filosofía que estamos intentando que la sociedad absorba. Si esperamos hasta el final de la ocupación para hacerlo, no terminará. Permanecerá igual. Si queremos no solo ponerle un fin a la ocupación pero también una Palestina ‘hermosa’ [“A beautiful Palestine”, en inglés. Lease en sentido ético, no estético], tenemos que trabajar desde ahora y desde las raíces para ir dando forma al tipo de estado que queremos construir.

Palestina es todos los seres sintientes que viven allí. Dado que los seres humanos pueden hacerlo, tienen la responsabilidad de cuidar a los demás animales. Y no se trata sólo de acabar con la violencia hacia los animales, sino también de proporcionarles otras cosas que puedan necesitar. Para ello, es necesario empoderar a la gente y educarla a estar en contra de todas las formas de opresión y discriminación.


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