El coño es nuestro. Historia de lo innombrable

El coño es nuestro. Historia de lo innombrable

La lectora de Pikara Julia Rípodas reseña los libros de cuatro conocidas autoras que hacen un recorrido por la historia del 'coño', "ese no-lugar al que se le ha negado hasta un término aceptable con que nombrarlo".

17/04/2019

Julia Rípodas

Collage de Guerrilla dels Cossos

“Yo lo llamo coño. Lo he reivindicado: “Coño”. Realmente me gusta. “Coño”. Ce, Ce. Ce de caverna, de crepitar, de clítoris, de cavidad, de caricia, de cuca, de calidez, de caliente, de cachonda, de castaña, de caída, de cáliz, de cántaro, de carantoña, de carcajada…
Eve Ensler. Monólogos de la vagina ( texto adaptado)

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Dice Mithu Sanyal, citando a la investigadora Monica Gsell, que la historia de nuestra vulva, personificada en Iambe o Baubo, la diosa anatolia adoptada por la civilización griega, es la historia de un olvido, de una no trasmisión, de una castración en sentido lingüístico de desvinculación entre el signo y el significado.

La vulva como origen y símbolo de la fuerza creadora de las mujeres, como fuente de fertilidad, de placer y de alegría y como ahuyentadora de males y desgracias, fue ocultada o tergiversada desde los inicios de nuestra cultura occidental. Desde Aristóteles o Galeno hasta Freud, Lacan y Jean Paul Sartre pasando por toda la historia del cristianismo, los genitales femeninos son conceptualizados como expresión de lo incompleto. La ausencia de pene como característica definitoria de aquellos seres, las mujeres, que no llegan a ser humanos del todo. El cristianismo arrebató a las mujeres hasta su capacidad de crear vida para otorgársela al Dios padre creador de todo. El pensamiento ilustrado representará a la naturaleza como una joven que es estudiada y controlada por el conocimiento científico encarnado en un varón. En el imaginario de occidente la mujer es la emoción, la irracionalidad y el caos mientras que el hombre es la razón, el orden y hasta la verdad.

En tres libros recientes y  en otro que se ha convertido en un clásico y que sigue completamente vigente después de veinte años, cuatro mujeres han buceado en la historia de nuestro coño, ese no-lugar al que se le ha negado hasta lingüísticamente un término aceptable con que nombrarlo.

En su ensayo Vulva (Anagrama), cuajado de referencias históricas, artísticas y bibliográficas, Mithu Sanyal indaga en esa ocultación de la vulva históricamente arraigada en nuestra cultura y nos ofrece un análisis de las múltiples expresiones artísticas, literarias y religiosas que han mostrado y venerado los órganos sexuales femeninos a pesar de todo.

“El colonialismo era en sí mismo un proyecto de género: Occidente se concebía a sí mismo masculino, lógico y activo al tiempo que imaginaba Oriente pasivo, irracional o peligroso y engañoso; en cualquier caso, como una mujer que debía ser conquistada y poseída.

Naomi Wolf desarrolla en Vagina (Kairós) un repaso por los diferentes tratamientos médicos y científicos dados a los genitales femeninos y por los estudios que revelan la bases neurológicas y culturales  de la sexualidad femenina y del placer. Concluye que la vagina ha sido intensivamente medicalizada y traumatizada y a través de ella lo han sido todas las mujeres.

“ Las mujeres, ante el abuso verbal masculino relacionado con su vagina o ante la amenaza implícita de violación que contiene ese abuso verbal, reaccionan enérgicamente…..Con frecuencia se trata de actos impersonales y tácticos: estrategias para que las mujeres sientan una presión que tal vez no se capta de modo consciente…”

En sus célebres Monólogos de la vagina (emecé), Eve Ensler intercala el texto teatral de la obra con las respuestas de cientos de mujeres a las que ha entrevistado durante años preguntándoles sobre los mismos temas de los que tratan los monólogos: su sexualidad, la menstruación, los partos, la violencia sexual o la propia vagina.  

“ Digo vagina porque he leído las estadísticas y les están ocurriendo cosas malas a las vaginas de las mujeres en todas partes: 500000 mujeres son violadas todos los años en los Estados Unidos; 100 millones de mujeres han sido mutiladas genitalmente en todo el mundo; y la lista continúa y continúa.”

La autora alemana Liv Stromquist nos lleva, en su divertidísimo cómic El fruto prohibido (Reservoir Books), a un recorrido hilarante por la consideración social, médico-científica y estética de la vulva (“dejaos de vaginas”, dice), la sexualidad femenina y la menstruación. Es un cómic que, sin dejar de citar exhaustivamente sus fuentes documentales, rezuma ironía, irreverencia y buen humor. 

Una cuestión repetida en estos cuatro libros es la de los términos utilizados para nombrar nuestros genitales. Dos de las autoras consideran vagina insuficiente porque deja sin nombre la vulva que es el término que proponen.  En cualquier caso, resulta que éste no es un asunto menor. En la forma de nombrar hay siempre implícitos y a veces explícitos prejuicios o acuerdos sobre aquello que se nombra. No nombrar es, de hecho, ocultar o invisibilizar. Alrededor de la idea de incompletud, de pecado y de suciedad atribuido a los órganos genitales femeninos, se despliegan la gran mayoría de las opresiones y violencias sufridas por las mujeres: todas las formas de violencia sexual y simbólica, la pornografía y la prostitución; el control sobre los embarazos y la medicalización abusiva de los partos; el tabú de la menopausia y la percepción de la menstruación como vergonzante o repugnante y fuente de desequilibrio mental; y la mutilación genital femenina en todo el mundo, de la que existe una creciente versión occidental en forma de cirugía estética para reducir los labios menores. La forma más extrema de mutilación genital femenina practicada hoy día es la infibulación u oclusión que consiste literalmente en hacer desaparecer la vulva. Es, por tanto, una castración no ya lingüística o simbólica sino física, radical y aberrante.

  

La palabra española “coño”, procedente del término indoeuropeo “cunt” (lugar sagrado) y del latín “cunnis” es un precioso nombre del que reapropiarnos. Hagámoslo. Al fin y al cabo, y a pesar de todos los intentos de negárnoslo, el coño es nuestro. 

 

Mithu Sanyal (Düsseldorf, 1971) es una historiadora cultural y periodista alemana de origen hindú especializada en cultura popular, estudios poscoloniales y feminismo. Vulva es su primer libro.

Naomi Wolf (San Francisco, 1962)es una escritora estadounidense autora de El mito de la belleza y El final de América, carta a un joven patriota.

Eve Ensler (Nueva York, 1953)es una dramaturga, feminista y activista social estadounidense.

Liv Strömquist (Lund, 1978) es una humorista, locutora y autora de cómics sueca. 

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