Las madres follamos

Las madres follamos

Busco mi deseo en el cajón de las horas de sueño perdidas maternando. Y lo encuentro. Que el sueño no me venza. Reconquisto mis pechos secuestrados por la leche, y vacío la cabeza de pañales. Hoy follo.

Ilustración de Glória Vives sobre el sexo en la maternidad

Ilustración: Glória Vives

Después de ocho años maternando, veo que he estado a punto de creérmelo muchas veces —¡pero no!—.
Que en este mundo de madres entregadas que nos hemos vendido, entre tanta teta y escucha, entre tanto grito y cansancio, entre sopitas, cremitas y bocatas, no cabe el sexo.

Las madres de la tele follan poco y con complejos. No queda tierno. No queda dulce. No queda “de madre”. Y el mensaje va calando… Y cada vez nos sentimos menos amantes.

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– Que te enamoras de tus hijos—dicen. Y es verdad.
– Que te tocan tanto esas manitas que ya no quieres saber nada de tocarte con nadie más—  y puede ser verdad.
– Que lo que quieres es dormir— ¡verdad!
¡Pero no me conformo!

Busco en el cajón de las horas de sueño perdidas mi deseo. Y lo encuentro. ¡Estaba ahí!
Le quito el polvo, y me lo pongo esta noche. El deseo es mi vestido más sexy. Me queda perfecto en mi cuerpo cambiante.

Que el sueño no me venza. Reconquisto mis pechos secuestrados por la leche, y vacío la cabeza de pañales. Hoy follo.

Hay lugar para el sexo, solo hay que creerlo y hacerle un hueco. (Aunque estemos agotadas).
Las madres que  por la mañana envolvemos la merienda de nuestros hijos, follamos.
Las madres que durante todo el día limpiamos mocos, culos, y babas, follamos.
Las madres que por las noches abrazamos, mecemos y cantamos dulce, follamos.
¡Que no se nos olvide!

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