Debates sobre el activismo feminista del siglo XXI

Debates sobre el activismo feminista del siglo XXI

Carla Hernández Peraza

Circuito Fora do Eixo 
Pós TV – Vagão Rosa – Feminismo Ocupa a Cidade | Belo Horizonte MG
Debate sobre a proposta de lei que institui um vagão exclusivo para mulheres como medida contra estupros e abusos sexuais

Hace poco, tuve el honor de […]

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21/09/2018

Carla Hernández Peraza

Circuito Fora do Eixo 
Pós TV – Vagão Rosa – Feminismo Ocupa a Cidade | Belo Horizonte MG
Debate sobre a proposta de lei que institui um vagão exclusivo para mulheres como medida contra estupros e abusos sexuais

Hace poco, tuve el honor de asistir a una conferencia de Lourdes Méndez, doctora en Antropología Social por la Universidad de París 8, y catedrática de Antropología Social de la Euskal Herriko Unibertsitatea (Universidad del País Vasco). El objetivo de esta tertulia, era establecer una reflexión en torno al activismo feminista español. Esencialmente se planteó una cuestión: ¿Qué clase de activismo feminista se está llevando a cabo hoy en día? Méndez concluyó al activismo feminista del siglo XXI, como “esporádico y folklorista”

Mientras que en la Primera y Segunda Ola del feminismo, se utilizaba el término militancia para hacer referencia a una persona que figura como miembro activo de una cierta actividad y/o movimiento político, en el siglo XXI hemos optado por erradicar este verbo para, pasar a utilizar la expresión de activismo, definida como la acción de difundir una determinada doctrina/teoría política. Activismo, es un término creado, consolidado y aceptado bajo el engranaje del sistema capitalista para referirse a posibles debates, mientras que el término militancia, se fragua bajo tertulianas y feministas de la época que identificaban el movimiento feminista como una batalla. El feminismo no se debate, se lucha.

Si existe un modus operandi de los movimientos sociales en general, es el de su desaparición tras la obtención de una serie de derechos que se reclaman, “ese borrar la memoria de las luchas feministas contribuye a su habitual clasificación como “nuevo” movimiento social, lo que no ayuda ni a restituir su historicidad, ni a comprender sus periódicas re– emergencias, ni a captar la heterogeneidad de un movimiento que desde finales de los sesenta del siglo XX no ha cesado de reinventarse” (Méndez, 2014). Es por eso, que hablamos de olas y es por eso, que esta tercera, presenta esas características, donde es innegable que la globalización y el neoliberalismo nos han afectado a todos y todas. El carácter transnacional que poseen todos los movimientos y que tiene dos caras: la expresión de los derechos humanos alrededor del globo, empleando el activismo y el marketing para ello.

Uno de los ejemplos más notorios, son las organizaciones internacionales por los derechos de las mujeres, que cumplen un papel importante en la erradicación de ciertas prácticas tales como la ablación. Sin embargo, desde el la antropología, el carácter transnacional que presenta la tercera ola del feminismo, acontece más problemas que virtudes. Por un lado, una pérdida de análisis materialista: esto es, entender que las mujeres blancas y burguesas ejercen una opresión sobre las negras y pobres, asiáticas y pobres e, incluso, sobre las blancas y pobres. Comprender no sólo que el feminismo consiste en una lucha por los derechos, sino en una deconstrucción y autoanálisis de las opresiones que nosotras mismas podemos ejercer.

Sin embargo, incluso cuando incluimos el análisis materialista, perdemos todo tipo de evaluación en torno al multiculturalismo. La defensa de los derechos humanos sólo es efectiva si se trabaja con las poblaciones locales (es decir, si se milita con ellas) y afectadas, y no sólo mediante un proyecto de ley a nivel estatal y global sobre un determinado país. Prohibir la ablación en un territorio, sin haber aportado las herramientas de defensa, organización y análisis a las mujeres cisgénero afectadas, no aporta ninguna garantía. Del mismo modo, esta carta de derechos lleva la firma de blancos y blancas (aunque predominantemente masculina), occidentales y burgueses. En el análisis materialista debemos entender que alrededor del globo existen muchísimas comunidades cuyas expresiones culturales, no concuerdan con las nuestras. El análisis de la defensa de unos supuestos derechos universales ha de ser capaz de establecer un cierto relativismo tanto para el acercamiento e implementación de cambios, como para la comprensión de las dinámicas reguladoras que se presentan en términos más generales.

Por ejemplo: el artículo 28 de la carta de Derechos Humanos, afirma el derecho de cada individuo/a al orden social. Orden social, entendido como ausencia de conflicto. En relación a estos términos, los Tsembaga de Nueva Guinea, durante una cierta parte de su año celebran el kaiko para evitar conflictos mayores con otros grupos étnicos cercanos territorialmente, que se celebra con una matanza masiva de cerdos. Este ritual, no sólo es un mecanismo regulador medioambiental y de conflictos, sino que también figura la importancia de las divisiones del trabajo internas dentro de la comunidad. Las mujeres, por ejemplo, se encargan sobre todo de las labores de cuidado de los animales: a nuestros ojos, ejercer la cotidiana labor de cuidado. Esta visión paternalista de una comunidad desconocida, no nos permite entender que para los Tsembaga, el papel de la mujer realizando esta labor, está a la misma altura, o incluso por encima, que las labores propiamente masculinas. Al mismo tiempo, se establece un reconocimiento social de este trabajo de cuidados, mediante actos públicos.

Con esta reflexión, el punto al que quiero llegar es que el relativismo cultural y la integración de la perspectiva multiculturalista dentro del feminismo, es esencial para, por un lado, evitar los folklorismos, por otro, los individualismos: entender las colectividades femeninas en todas sus perspectivas. El concepto de feminidad entendido transculturalmente, y las valoraciones que ello requiere: entender el feminismo no como algo universal, sino como una idea de lucha y militancia, extrapolable a todas las culturas y comunidades.

Bibliografía consultada

Pérez, L. M. (2014). Feminismos en movimiento en el Estado español: ¿Re-ampliando el espacio de lo político? Revista Andaluza de Antropología, (6), 11-30.

Real Academia Española. (2018). Diccionario de la lengua española. Consultado en: http://www.rae.es/

III conferencia Bronislaw Malinowski: «Expresiones feministas y Queer en la esfera pública: la dinámica y activismo en la España del siglo XXI», impartida Lourdes Méndez Pérez.

 

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