8 claves prácticas de autocuidado feminista #CuídateElCoco

8 claves prácticas de autocuidado feminista #CuídateElCoco

Nos hace falta parar y cuidarnos. Buscar en medio de todas las exigencias diarias nuestro espacio propio y nuestra propia manera de vivir supone todo un reto en el que las mujeres nos jugamos nuestra salud. No siempre es fácil, pero sí, es posible. ¡Y necesario!

14/09/2018
Ilustra: Núria Frago

Ilustra: Núria Frago

Prisas. Agenda a reventar. Post-its pegados en el borde del ordenador. Horas extras en el trabajo. Vete de aquí para allá y de allá para acá. Autoexigencia. Dedica tiempo de calidad a tus hijas e hijos. Acude a esa cena de antiguos alumnos. Y la regla tan potente de este mes. 65 whatsapps en la pantalla. Culpa por no llegar, por no sonreír. Falto de nuevo a mi clase de guitarra. Y mi padre que se ha caído, corriendo al hospital. Voy a la asamblea de mi barrio, pero llego agotada. Duermo raro, con lo que yo he sido para dormir. Agotamiento y desazón. Quiero parar, salir de esta rueda, romper con esto, saltar, hacer que el mundo se congele por un momento y pueda… uff, al menos dejarme sentir, poder escucharme sin tanto ruido alrededor.

Queridas, sí, nos hace falta parar y cuidarnos. Vivimos en la sociedad de la rapidez, de la inmediatez, de la imagen y del “hacer” continuo. Súmale a eso que se espera que nosotras sigamos cuidando, criando, gestionando el hogar y garantizando un buen ambiente, organización y estabilidad… A la vez que trabajamos fuera de casa, hemos de ser autónomas, ganar dinero y tener una rica vida cultural y social. Vamos, que estamos bien sumergidas en ese sincretismo de género que tan bien describe Marcela Lagarde (no dejéis de buscarlo, seguro que os suena).

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¿Cuántas horas ha de tener un día para que quepa todo esto? Lo descubristeis: no es real, ni posible, no existe fuera de la publicidad.
Buscar en medio de todas estas exigencias nuestro espacio propio y nuestra propia manera de vivir supone todo un reto en el que las mujeres nos jugamos nuestra salud. No siempre es fácil, pero sí, es posible (¡y necesario!). Aquí os proponemos algunas claves prácticas que nos pueden ayudar a parar, a bajar el ritmo y también a empoderarnos. ¡Adelante valientes!

1. Permítete expresar. Expresar cómo te sientes, qué necesitas, qué te gusta y qué no, qué deseas. Tus sentimientos, necesidades, gustos y deseos son importantes.

2. En esta vida loca que llevamos, cuida tu descanso como si fuese oro. Suelta estímulos: haz un parón de móvil y redes sociales por la tarde-noche y prueba a dejar las pantallas fuera de la cama, ¡verás qué diferencia! Diseña tus propios rituales para dormir bien y profundamente (infusiones, relajaciones, baños calientes, masajes); baja el ritmo en cuanto puedas, desconecta con música, una buena peli o meditaciones, pasea por la naturaleza…

3. Crea y cuida una buena red social. Tus amistades, tus familiares, tus colegas de hobbies, de estudios, del deporte, del trabajo… ¡hay tantas personas interesantes que te pueden enriquecer! No te cierres únicamente en una relación amorosa, todo tiene su espacio. Disfruta de las distintas áreas de tu vida porque todas ellas son enriquecedoras, necesarias y nos sostienen.

4. Date placer cada día. El placer nos conecta con la alegría de vivir. Ríe, gózatela en un concierto, báñate en plena naturaleza, mastúrbate, baila sin ninguna razón, corre desnuda por una playa perdida, disfruta de una buena conversación, haz el amor, abraza más.

5. Aprende a poner límites. Escucha tu voz interna y di “no” a lo que no te va bien. Recuerda que la reacción de cada cual es responsabilidad únicamente de esa persona: no te hagas cargo de la vida, necesidades y frustraciones de los demás a costa de perderte tú.

6. Deja que el amor y la colaboración ocupen un espacio central en tu vida. No solo de ti hacia los demás, también de los demás hacia ti. Abre las puertas a quien te quiere, te ayuda y te cuida. Deja salir de tu vida a quienes te imponen, te malquieren y te descuidan por norma. Di más te quiero a quien se lo quieres decir de corazón.

7. Date el permiso de cuidarte, aceptarte y quererte, de hablarte de manera amorosa. Esta sociedad a las mujeres nos quiere débiles e inseguras, por eso precisamente el empoderamiento comienza por un proceso de crecimiento personal: escúchate, déjate ayudar si lo necesitas, busca apoyo, dedícate tiempo para la reflexión, el cuidado corporal y espiritual, tus aficiones, tus espacios terapéuticos… Busca espejos más amables donde mirarte que aquellos distorsionados que está sociedad nos ofrece.

8. Busca grupos u organizaciones feministas en tu ciudad o en tu barrio. El empoderamiento colectivo es una gran ayuda para seguir creciendo: compartir experiencias y estrategias de lucha con mujeres diversas nos ayuda a quitarnos culpas, a liberarnos y a ser más fuertes.

 


Este artículo fue publicado en el número 5 de #PikaraEnPapel, que puedes conseguir en nuestra tienda online.

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