Tienes derecho a permanecer gorda

Tienes derecho a permanecer gorda

Es el título del primer libro traducido de inglés a español que aborda la gordura desde una posición radical. Las palabras de Virgie Tovar nos refuerzan para empezar a callar las bocas de esa gente que nos dice que cambiemos nuestro cuerpo "por nuestro bien". Querida amiga, este verano haz lo que te salga de los michelines, y recuerda que lo de sentirte inadecuada no es algo PERSONAL, sino COLECTIVO.

Portada de 'Tienes derecho a permanecer gorda' (ed. Melusina)

Portada de ‘Tienes derecho a permanecer gorda’ (ed. Melusina)

Ha llegado el esperado verano. Seguro que estás temblando porque no te queda “bien” el bikini porque tienes barriga, porque te sienta “mal” ese pantalón que deja al descubierto la celulitis o porque (¡¡oh, diosa!!) vas a tener que enseñar los colgajos de los brazos si no quieres ser una sauna humana andante. Puedo marear al cazador de perdices, pero vayamos al grano: esto le pasa a gordas y a delgadas, a las que andamos con muletas o sin ellas, a altas y bajas, a jóvenes y viejas, a cis y a trans, a blancas y negras, a las que tienen estudios superiores y a las que no. Todas queremos adelgazar. Todas queremos perder peso. Todas queremos perder volumen, líquidos, grasa o piel de naranja. Porque “queremos vernos bien”, “queremos vernos guapas”. (Suspiro).  Yo no soy nadie, pero haz caso a Virgie Tovar: Querida amiga, “No es la delgadez lo que está erotizado. Lo que está erotizado es la sumisión que la delgadez supone dentro de nuestra cultura. La delgadez es una característica secundaria. La auténtica mercancía es la voluntad de las mujeres de someterse al control cultural”. Queridas  delgadas por constitución natural: evidentemente esto no es aplicable a vosotras. Y este artículo quiero dejar claro desde el primer párrafo (porque sí, ahora hago párrafos,que ya tengo una edad) NO ES UNA GUERRA ENTRE DELGADAS Y GORDAS. Estamos todas en el mismo barco. Ni “las mujeres de verdad tienen curvas”, ni “deberías perder peso para la boda de septiembre sólo comiendo piña y bebiendo zumos”. Aquí la presión estética la sufrimos TODAS, con nombres diferentes y presiones que no son las mismas, pero la mierda nos intenta salpicar e impregnar seamos como seamos. Porque queridas delgadas, a vosotras os imponen otras cosas  ¿a que sí? Perder las pecas, tener tetas más grandes, alisaros el pelo, disimular el juanete, blanquearos la piel … ¡Aquí tenemos para todas! ¡¡Me lo quitan de las manos, señora!! ¡Esto es una maravilla!

Sabes tan bien como yo que si no es por gorda, será por peluda, porque tienes chepa, porque tienes canas, arrugas, granos o bigote. Da lo mismo como seas. No importa en lo más mínimo. El capitalismo, el patriarcado y el colonialismo se alían y quieren que te sientas mal y que tu objetivo vital sea conseguir un tipo de cuerpo que no tienes… que no tiene nadie, vaya. Sé que lo sabes pero lo quiero escribir por si hay alguna despistada en la sala. El canon de belleza es un truco para que gastes dinero y te sientas mal, para que pases por el aro y no te vengas arriba usando tu tiempo en quejarte de que en Estados Unidos separen a menores latinoamericanos de sus familias y los metan en jaulas,  de que los gorilas vean su hábitat destruido por las plantaciones de aceite de palma, de que lideresas guatemaltecas, como Lolita Chávez, deban huir de su país por miedo a ser asesinadas cuando reivindican sus tierras y sus derechos, de que tanto el PP como el PSOE hayan votado (este mismísimo 20 de junio) en el senado del reino de España contra el derecho a paro o jubilación de las trabajadoras de hogar, de que por grabar una pelea de bar en Altsasua en la que ni siquiera participas te manden a prisión 13 años pero Urdangarín disfrute de su módulo propio remodelado y adecuado a sus necesidades reales durante sólo 5 años por haber robado un pastizal de una forma muy fea. Si pasas mañana tarde y noche contando calorías y corriendo en una cinta sintiendo que nunca pierdes suficiente peso o endureces los glúteos como debieras, poca energía te quedará para otras cosas. Y lo saben, así que te crean necesidades, por ser tía, que ninguna criatura tendría al nacer si no se las metieran por vena, si no las mamara. Te enseñan a odiar tu cuerpo si no es normativo, tu forma de hablar si no es erudita, tus reacciones si no son calmadas y tu personalidad o tu manera de relacionarte si resulta que no eres neurotípica y estás “loca”. Esto es así y lo sabe todo el mundo. Decía el requetetatuado mantra de Simone de Beauvoir que “una mujer no nace, se hace”. Y es que hay que currárselo mucho para llegar a ser lo que quieren que seamos: eternamente jóvenes, blancas,  delgadas, pequeñas y manejables, con piel tersa, caras simétricas, discretas, tranquilas, calladas y obedientes, elegantes, comedidas pero entusiastas… No puede ser. ¿¿¡Sólo me dan ganas de gritar a mí!?? ¡¡¿¿Soy la única que quiere liarse a puñetazos con la siguiente persona que opine sobre el físico de cualquiera y le recomiende no ser como es… POR SU BIEN pero sin haberle preguntado qué quiere/necesita??!!

Y ante esta catarsis veraniega, se abre el telón y aparece un GRAN libro fino, con una portada burbujeante que muestra a una mujer con gafas, femme, gorda y marrón vestida con falda de animal print, zapatos de tacón con cuerdas alrededor de las piernas y un escote despampanante. A su alrededor muchas flores. Lleva una bandera con un lema. Te entra curiosidad y decides hincarle el diente. Pasas 101 amenas páginas con los ojos fuera de las cuencas , devorando cada línea con ansiedad,  con media sonrisa mientras se te caen por la comisura de los labios conceptos como cuerpo, miedo, comida, patologizar, gordofobia, sencillo, fácil, juicing, capitalismo, machismo,  educación, control, manipular, bufé, piscina  o sexo anal, sintiéndote superidentificada y pensando que quien ha escrito tal cosa sabe de lo que habla y por lo tanto suscribes cada coma, cada punto y cada espacio. Se cierra el telón. ¿Cómo se llama el libro? Tienes derecho a permanecer gorda. Holamirabuenas… ¿qué?  Ya, ya, ya sé que tengo derecho a permanecer gorda, a techo, a la libre circulación por el mundo (si eres blanca y has nacido en el milímetro expoliador genocida del mapamundi), a sentirme (poco fina y) segura y también tengo derecho a una abogada de oficio si se diera el caso en estos tiempos en los que la justicia está tomando las decisiones más impopulares y rocambolescas,  pero ¿cuál es el título del libro de hoy? No te líes. El título es ese, querida amiga: TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA. Ni más, ni menos. ¿En serio? Sí. Repite conmigo: TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA. 

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Este 2018, la GRAN Virgie Tovar ha sido traducida al español por la GRAN Begoña Martínez Pagán. ¡ALELUYA! Gracias, gracias y más gracias a la editorial Melusina. Era muy necesario, era casi vital que alguien lo hiciera. No podíamos seguir viviendo sin ello. Había un gran vacío. Estábamos con hambre… ¡necesitábamos literatura gorda! Y… ha llegado el día: ¡por fin tenemos acceso al oráculo! ¡Por fin podremos leer y releer todos y cada uno de los pasajes de su obra y darle todas las vueltas del mundo al tema GORDURA en la pre operación bikini! Pero la cosa no queda aquí. Adivina adivinanza. ¿Quién le ha hecho el prólogo a este sabroso manjar? Como no podía ser de otra manera, la GRAN Lucrecia Masson. ¿La misma que sale en Transfeminismos? Esa misma. ¿La gorda argentina afincada en Barcelona que lo mismo da talleres en la universidad que en una casa ocupada? La que viste y calza. ¿La rumiante por antonomasia? ¡Esa, esa! ¿La perspicaz  epistemóloga? Efectiviwonder: la brillante pensadora y gordactivista ha compartido unas palabras sobre este fabuloso escrito.

¿A que te he convencido? ¿A que no necesitas que te dé más datos y ya vas a salir pitando a por un ejemplar? Pues todavía tengo más para contarte:

Este no es un libro cualquiera. Este, en palabras de Lucrecia Masson, es posiblemente el primer libro traducido de inglés a español desde una posición radical en torno a la gordura. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que hasta ahora, muy muy muy posiblemente, hayas leído libros de gordas traducidos del inglés desde el body positive, el gordibuenismo y la mierda en verso. La misma autora, Tobar, hace referencia a ello hacia el final de su ópera prima y recalca muy mucho que para ella es radicalmente diferente cualquier movimiento asimilacionista, de cualquier movimiento revolucionario. Me explico: una cosa es el “yo me voy a esforzar muy mucho para ser aceptada y quiero que quien me ha tratado como el culo (véase: el sistema patricarcal, capitalista, racista,  colonialista y gordófobo, o más simplificado, el sano hijo del patriarcado del vecino del quinto) me quiera tal como soy”. No digo que haya dos bandos aquí tampoco. A todas nos dan de comer la misma mierda. Pero una cosa son esos cuerpos con forma de reloj de arena, de guitarra, con mucho pecho y mucho culo pero una cintura minúscula, esas melenas frondosas por la cintura, esas caras de muñeca de porcelana, esos atuendos de celebrity en los Oscars, ese sonreír amablemente cuando te dicen “te lo digo por tu bien, pensando en tu salud, yo sé lo que es mejor para ti”.  Y otra cosa muy PERO QUE MUY diferente es: “a mí me suda el sobaco vuestra aceptación y paso de vuestras opiniones de mierda cuando sois una panda de sumisos maltratadores acomplejados que hacéis como que pensáis pero sólo seguís la corriente al statu quo”. ¿Se entiende que son conceptos casi antitéticos, no? ¿Se entiende que querer ser gordibuena y querer reventar los estándares de belleza preestablecidos son prácticamente lo contrario, no?  Y esto lo digo yo. Que me visto lo más normativamente que sé. Que me pinto lo más puertamente que puedo. Que me intento camuflar lo más camaleónicamente que me sale para parecer una persona normal. Que me he pasado la vida intentando complacer y gustar a todo el mundo. Un día te da el cuarto de hora, te cansas, abres esta bocaza que te ha tocado y empiezas a soltar mierda como un géiser, como un aspersor, como una metralleta. Estás hasta el mismísimo coño y ya no hay nada que te pueda parar. Sigues con tu atuendo asimilador, pero lo que sientes dentro, lo que sacas fuera cada vez que emites un sonido, ES GUERRA. Virgie Tovar lo explica mejor:

“Se trata de forma diferente a las mujeres gordas que están dispuestas a aceptar su posición cultural como seres inferiores, que a las mujeres gordas que están politizadas. Por ejemplo, yo he estado gorda toda mi vida, pero mi gordura era una fuente de ansiedad menor antes de ser feminista gorda. Antes de ser feminista gorda, estaba dispuesta a hacer un trabajo para “compensar” por mi posición social inferior. En lo sexual hacía un trabajo mayor. No ponía límites. A menudo me disculpaba por mi peso y aceptaba que era culpa mía cuando mis parejas u otras personas criticaban mi cuerpo” Tienes derecho a permanecer gorda

¿No te dan ganas de rasgarte las vestiduras después de leer ese párrafo? ¡Yo es que me desboco toda! Pero, pero, pero… ¿cuántas de nosotras hemos tenido que ser más moderadas, más discretas, menos efusivas, restarnos intensidad, ocupar menos, hacernos las invisibles, para no ser rechazadas? El puñetero passing. El maldito intento por disimular lo que somos y que parezca que lo que deberíamos ser según… ¿según quién? ¿¿¿Quién manda??? En serio, ¡lo quiero saber! ¿¿¿Quién decide que la Venus de Willendorf se pasa de moda y ya no es una Diosa a la que alabamos??? ¿¿¿Quién decide que las niñas en Mauritania vayan a granjas de engorde???  ¿¿¿¿¡¡¡Quién mierdas se atreve a intentar jodernos la vida a todas y cada una de nosotras haciéndonos sentir inadecuadas por ser como somos!!!???? ¡Es que no lo entiendo! ¿Y por qué les dejamos? ¿Por qué no hacemos algo? ¿Por qué no sacamos el dedo del medio a la supuesta meritocracia, a los estándares irreales de belleza, a la imposición de tener que ser guapas, a quienes nos odian y nos quieren destruir, al éxito como concepto ridículamente efímero y arbitrario? Porque nos hacen pensar que estamos solas en esto. 

No se puede ser neutral en una situación de injusticia. Esto lo dijo no sé quién y aparece en todos los muros de Facebook de la gente molona. Igual que no puedes ir por la vida diciendo ni michismi ni fiminismi,  tampoco puedes quedarte callada cuando oigas a alguien decirle a otra alguien: “Deja de comer, que no te conviene” o que cambie de aspecto físico “por tu bien y por tu salud”. Esto también lo sabemos todas. ¿No? Hay que empezar a callar bocas. Hay que unirse las gordas, las aliadas delgadas, las viejactivistas, feactivistas y todas las -istas que quieran empezar con los zascas. Hay que dejar de callarse y crear autodefensa feminista también en lo que a imagen se refiere. No pueden seguir opinando sobre nuestros cuerpos. No puede seguir habiendo un ojo de gran hermano, una policía alimentaria que nos espíe a las gordas todo el rato. “Porque yo me lo propuse: se acabó”, que diría aquella.

Y vaya por delante que quien quiera hacer dietas de Naturhouse o ir a body up tres veces al día: PA’ALANTE! O sea, ¡mátate de hambre sin justificarte! ¡¡Sólo faltaba!! El gordactivismo aboga por que hagas lo que te salga de la ingle con tu cuerpo. SIEMPRE. Tú mandas. Aún así. Las dietas restrictivas en las que comes poca comida que sabe a cartón y te matas a hacer deporte no hacen que tengas una vida mejor. (Tampoco ver First Dates o el telediario) Y eso también lo sabes.  Hacen que vivas preocupada, nerviosa, con sentimiento de culpa. ¿A que sí? ¿A que nunca es suficiente? ¿A que como dice Virgie Tovar, cuando no has adelgazado lo que pensabas, parece que te traicionas a ti misma y que no estás esforzándote lo suficiente? Esto lo sabe todo el mundo. Querida amiga, si quieres mejorar (o empeorar) tu manera de comer, nadie desde el gordactivismo va a juzgarte… ¡todo lo contrario! Si es lo que quieres, si te pirras por pan de masa madre, comer comidas no transgénica, evitar los ultraprocesados, apartar los refinados, comer alimentos y no productos… o sea, lo que debería ser normal, ¡¡te animamos y te apoyamos!! ¡Nadie quiere que comas veneno si quieres dejar de hacerlo! Eso sí, puedes comer esto y seguir estando gorda. Porque TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA.  Y ahora dirás: ¿y a ti quién cojones te ha pedido opinión?  Nadie. Pero te lo digo por si piensas que el Gordactivismo te excluye por hacer lo que te de la gana. ¡¡NOOOOO!! Mira, si es que también puedes matar dos cazadores de un tiro y hacerte vegana: contribuyes a dejar de maltratar y asesinar animales y a que algún día, cuando todas seamos antiespecistas y estemos avergonzadas por el trato milenariamente insensible e injusto que hemos dado a lo que llamamos “animales de granja”, reducir las emisiones de CO2. Sabes que siendo vegana tampoco estás obligada a estar delgada, ¿verdad? Porque TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA. ¡¡Y oye, ojito al dato que: si quiero comerme un camión cisterna de patatas fritas, ME LO COMERÉ!! Sean las diez de la mañana o las once de la noche, sea martes o sea domingo. Porque en mi vida las reglas las pongo yo. Y en mi cuerpo no manda nadie más que yo. Hay porrones de opciones de cambio real interior, de hacer las cosas bien (¡¡o mal a propósito!!),  de sentirte bien contigo misma, que no pasan por odiarte, ni por dejar de ser gorda. A la larga es mucho más beneficioso cambiar la percepción que tienes de tu cuerpo, reconciliarte contigo, en palabras de Tovar, que seguir haciendo cosas que no te proporcionan más que frustración y culpa. 

Me estoy pasando, ¿no? ¿Estoy dando un poquito de grima con tanto mensaje positivista inspiracional a lo Coelho, ¿no? Me callo, ¿verdad? Bueno, pero antes te cuento que el libro de Virgie Tovar es una joya máxima, que no te lo puedes perder, que te deja superllena de energía y con ganas de comerte el verano. Porque TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA, joder,  igual que tienes derecho a permanecer calva, a tener pelo afro, a no depilarte las axilas o el bigote, a vestir como te salga del moño y NADIE TIENE DERECHO A DECIRTE QUÉ HACER CON TU CUERPO. Y menos, mecagoensuestampa, POR TU BIEN. Cuando alguien te añada esa detestable coletilla después de joderte la vida, por favor pégale un puntapié en el pompis y mándalo a paseo sin más dilación. Quien no se preocupa por preguntarte cuáles son tus necesidades y te da consejos desde la superioridad moral, el paternalismo y la absoluta gilipollez supina (¿¿¿ahora mismo yo??? ¡¡¿pero qué mosca me ha picado para adoctrinarte a ti de esta manera?!! ¡ay joder, PERDONA, pero estoy desbocada), NO ESTÁ PENSANDO EN TI (yo sí, te lo juro, sólo quiero que no te sientas tan mierda como me siento yo, o si te sientes tan mierda como me siento yo, que sepas que no eres la única). Está pensando en sí misme, en su ego, en que no des mucho la nota discordante para que cuando vaya contigo no le relacionen con tu transgresión.

¡ESTE VERANO ES EL VERANO! Te lo digo. Vas a quedar con tus amigas para ir a la playa, vas a ir desnuda, en bikini, en bañador, en burkini, en camiseta o en lo que te dé la gana. Y al principio será raro, pero dice Arantxa Urretabizkaia en su libro sobre el Alarde de Hondarribia Bidean ikasia (traducido como Lecciones del camino) algo muy socorrido y útil: “Hay que perder miedo al miedo”, y yo te recuerdo que se pueden hacer cosas con miedo, cagadita perdida.  Hay veces que te llevas una hostia monumental, pero hay otras veces en las que no pasa absolutamente nada y te preguntas: ¿y por esto he dejado yo de hacer cosas durante 33 años? Querida amiga, este verano haz lo que te salga de los michelines, disfruta de tus lorzas, de tus pelos, de tu celulitis, de tus estrías, de tus colgajos en el brazo y de lo que sea que te acompañe. Recuerda que lo de sentirte inadecuada no es algo PERSONAL, sino COLECTIVO. Todas nos sentimos una mierda seca cuando no hacemos o somos lo que se espera de nosotras. NO ESTÁS SOLA. O sea, sí estás sola. Estamos todas solas. Yo no voy a ir contigo a comprarte un bikini que no te haga querer llorar, ni te voy a dar la mano cuando entres en la arena seca o tampoco voy a acompañarte a meterte en el agua sin camiseta. Pero que sepas que ese sentimiento que tienes, lo tengo yo también. Y lo tiene ella, la que tienes al lado que pesa 50 kilos y mide 1,70. Y la señora de 88 con las tetas operadas. Y  posiblemente hasta el hombre con pelo en la espalda de la toalla de detrás. ¡¡¡A LA MIERDA LA OPERACIÓN BIKINI!!! ¡¡A la mierda los estándares irreales de belleza!! ¡¡A la mierda la patologización de los cuerpos que no les gustan, que nos les sirven, que les hacen perder dinero!! TIENES DERECHO A PERMANECER GORDA. Este año además estamos de suerte, porque siempre puedes llevar en tu bolsillo a Virgie Tovar y a Begoña Martínez Pagán. ¡Aprovecha la oportunidad!

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