Sombra Alor: flow, mensaje y el poder de lo colectivo
Esta rapera catalana compagina su trabajo en solitario con proyectos musicales colectivos como Tribade y KeTeKalles. Subraya la necesidad de las mujeres de ocupar el espacio con un discurso propio y una forma distinta de hacer las cosas, que rompa con el mito de la rivalidad femenina.
Lee para ampliar referentes: Este no es un artículo sobre rap femenino
Hace meses ya, entre toda esa masa de información y material audiovisual, de búsquedas propias y sugerencias virtuales, me topé con dos vídeos musicales que por diferentes motivos, llamaron especialmente mi atención: Esencia y Gaupasa. Resultó que estas dos piezas tenían en común a una de sus componentes: Sombra Alor. Esta catalana de 28 años está trabajando arduamente en todos los proyectos musicales en los que está involucrada. Forma parte de un movimiento de gente que se trabaja mucho lo que expone a través de la música, la propia música y las relaciones entre las diferentes personas que forman parte de todo el show.
—¿Cómo llega Elisabet Alor a ser Sombra Alor?
—Empecé mi carrera como artista centrándome en la pintura, porque en mi casa se entendía la música de una forma tradicional y académica, y eso me imponía. Tengo dislexia y la pintura me parecía más universal, menos constreñida, sin tantas reglas. Otro punto importante en este recorrido fue una agresión machista que sufrí por parte de mi pareja en aquel tiempo. Él también pintaba, lo que me generó mucho bloqueo a la hora de expresarme a través de ese medio. Después, comencé a probar con la música de manera privada. A medida que mis colegas me iban animando empecé a subirme a micros abiertos, pero al principio estaba totalmente a la defensiva, por la falta de referentes femeninos, por la vergüenza, la inseguridad y la experiencia violenta con mi compañero. Con los años, de tanto subir y rapear en público, se me fue pasando el enfado. Había muy pocas chicas. En general muchas de las mujeres, incluida yo, estaban en el mundo del rap de forma dependiente, a través de lo que al principio fue alguna historia romántica, aunque acabó siendo pura atracción por la música. Por ello, llegó un momento en el que me di cuenta de que no podía ser así, y después de mucho trabajo tomaron forma Sombra Alor y su maqueta WAR (WOMAN ARTIST REVOLUTION).
—Tienes dos proyectos aparte del solitario, con dos formatos musicales diferentes. ¿Qué objetivos y carácter tienen cada uno?
—KeTeKalles es una unión con Ana Toledo, la guitarrista; nos pusimos a tocar juntas y nos conectamos fuertemente para siempre. Después se unieron Sanfri, la cajonista, e Irene Vendrell en el bajo. Ahora somos cuatro y es brutal, hemos generado algo muy bonito, y la gente lo ve. La manera en cómo nos tratamos y cómo gestionamos el proyecto me ha enseñado dinámicas generales de la vida. Este grupo vive un feminismo desde el desenfado y el cariño. Es un feminismo muy radical, pero hablado desde la tranquilidad, aunque muy firme también. De aquí no vamos a pasar y esto es lo normal a partir de ahora.
Tribade es el mismo feminismo pero mucho más promiscuo, esa parte fuerte del gueto, muy potente y muy radical, tiene más de enfrentamiento directo si es necesario. La típica tía de Barna que se caga en todos los piropos. Tribade propone un personaje no patriarcal en la industria musical, ¿qué hacéis con alguien así?
Como Sombra busco el toque atmosférico, soy más tranqui, no genero esa energía de fiesta que sí existe con Tribade. A mí no me sale hablar de amor, hablo porque creo que es político y porque me gusta mucho cómo lo hacen de subversivo Bittah y Masiva Lulla [compañeras en Tribade]. También por mi propia transformación, pues quizá estaba más en el armario de lo que pensaba…(risas).
—¿Consideras que en el rap se encuentran mensajes más machistas que en otros tipos de música?
—Creo que es más explícito y más directo. El problema no son los artistas sino la sociedad que pide esos artistas. Además en los mismos espacios no se trabaja nada el cambio de comportamiento, nadie se quiere salir de su papel. Hay muchos grupos de hombres que hablan de clase pero que se niegan o simplemente no enfrentan el tema del racismo o del género.
No conozco la escena rap y trap en la calle de otros países, pero aquí el discurso es muy misógino. Siempre hablamos de la mujer desde el “qué zorra”. Siempre hablamos de que hay tías que mienten, hay tías que engañan… Sólo hablamos bien cuando hablamos del culito o las tetitas. Si lo analizas es un espectáculo. Es muy tocho.
¿Crees que el mensaje es misógino porque no hay muchas mujeres?
—¿Cuánta responsabilidad crees que tiene una artista musical en cuanto a su mensaje?
— Como dice Alan Moore, el arte es un poder, y hay que tomarlo con la responsabilidad que tiene. El artista es un chamán, un brujo, no un simple reproductor de contenido festivo. No sólo eres ocio, va más allá, la música y el arte en general cambian a las personas y a las sociedades. Ahora tiende a haber un arte que vende lo que quiere el capital. Pienso que la gente quiere que hagas show, pero en realidad le da igual si vendes Nike o Pepita de bajo, vale con que sea molón y divertido. Claro que tengo que comer, vestirme, pagar las canciones, los vídeos y todo el show, pero hay que tomarse en serio lo que se puede hacer y cambiar, hay que enfocarse más hacia lo que se puede transformar con la música.
—¿Y en cuanto a su música, a lo que va más allá de las palabras?
—Es una responsabilidad y un compromiso contigo misma, como artista. Si quieres que te escuchen, no le pongas siete minutos de rollo político, porque es difícil escuchar un mitin. Pero si le metes flow y mensaje, entonces la gente la goza.
—¿Cómo crees que influye a las personas que se expresan mediante la música la necesidad del elemento visual? ¿Qué importancia le dais a esto? No he visto videoclips de KeTeKalles en la red.
— Lo audiovisual me encanta. Opino que lejos de limitar, complementa la canción e incluso a veces la magnifica. Te la puedes flipar mucho con ese elemento. Con KeTeKalles no hay un deseo de comercializar la música, hasta el punto de evitar estar en lugares donde haya mucha visibilización, no hemos hecho nada para que se nos conozca. Ahora vamos a hacer un video porque es lo que te da seriedad, realmente para que cuenten contigo se mira cuánta gente ha visto tu video/música.
En cambio, Tribade va a por todas con el rap, queremos gestionar ese personaje femenino, reivindicativo, algo basto, esa mujer española que también existe. El elemento visual te ayuda a ir más rápido. Existe tanto material en la red y con tanta calidad, que necesitas hacer algo llamativo para que la gente se pare. Me doy cuenta que yo hago lo mismo, paso rápido la información hasta que algo capta mi atención. Si no tienes un sello o alguien tocho que te ayude, tienes que hacer algo visual loco.
— He leído en una entrevista a Tribade hablar de que las artistas con una estética normativa y heterosexual, no disidente, representan un feminismo institucional. O también decís que una artista con tanga o uñas postizas no responde a una estética feminista. ¿Crees que existe una estética feminista?, ¿cómo se relaciona el feminismo con la estética de las personas?
— Ese tema lo estamos debatiendo ahora, no puedo hablar por las tres. Retiraría lo relativo a la estética. Puedes maquillarte y llevar el tanga que te salga, puedes hacer lo que quieras y como quieras, pero cuando tienes tu música, tu tesis, tu movida, no hace falta que enseñes tus pezones para eso… son dos cosas separadas. ¿Por qué muchas decidimos hacerlo? Tengo muchos cuestionamientos sobre esto. El problema no es desnudarse, sino que me comuniques algo que a mí también me haga desnudarme, que me mueva.
— ¿Cómo es la acogida de vuestros directos, y mensajes especialmente con Tribade?
— Se nos han alineado los astros, todo está muy bien colocado. La peña lo ve venir. Queremos hacerlo bien y hacerlo potente, participar en la industria musical, plantearnos las cosas en un ambiente normativo. El movimiento feminista en Barcelona es muy grande y nos da mucho apoyo. Fuera de aquí es incluso más extremo el hablar de lesbianismo, ¿qué le pasa al rap con lo gay, con las lesbianas? Si la mayoría de raperas son bolleras, ¿por qué han triunfado un par de raperas que son heterosexuales? En España lo único que llega es el blanquito que habla de clase obrera.
En cuanto a lo personal, hay que trabajárselo mucho, porque estamos viviendo y cantando públicamente otros tipos de sexualidad. En mi experiencia no ha sido siempre fácil, he tenido que afrontar y revisarme muchas cosas que no había hecho antes. Ellas ya se lo habían planteado hace tiempo, Bittah ha hecho Poliamorosa o Heteropero, Masiva Lulla Femme Fatale, también juntas han hecho Hija de la luna, canciones que hablan desde la posición de una lesbiana y todos sus conflictos. Tribade conlleva una crítica personal, porque los temas que tratamos nos hacen crecer y porque si hablamos de prostitución, nos informamos y documentamos antes. Te lo queremos contar de manera llana pero de forma política.
—Hay otros grupos que también se proponen hacer temblar al panorama tan testosterónico del rap en el Estado español. ¿Por qué crees que ha habido un surgimiento o una mayor visibilización de grupos formados por mujeres o con mensajes feministas?
— Yo creo que estamos entendiendo que necesitamos poner ahí fuera nuestro propio discurso y nuestra manera de hacer las cosas. Hay una mayor consciencia de la importancia de ocupar espacios donde no estábamos, incluso aunque no fluya tanto, por vergüenza, por poca costumbre, por educación… También se está intentando no generar rivalidad, algo necesario si queremos ser más. Se tiende a hablar sólo de unas pocas, pero somos muchas haciendo esto. Al final creo que todo va a ir bien, si creamos referentes feministas públicos y personajes desde el feminismo y no desde el patriarcado capitalista. Igual de aquí a diez años estamos hablando y luchando por otras cosas.
—¿Cómo ves la introducción de mensajes feministas tanto en la música underground como en la mainstream?, ¿de que qué manera el sistema absorbe, banaliza e incluso difumina las reivindicaciones en contra del status quo? , ¿de qué manera se puede combatir esto?
— No tengo ni idea, esa es la pregunta que nos hacemos todas. ¿Puede tragar tanto hasta reventar? ¿Puede tragar tanto como para convertirse en otra cosa? No lo sé… La “democracia” ha tragado el divorcio, que es algo que reivindicaba el anarquismo en el 36…
— Están habiendo muchos casos de represión en cuanto a libertades de expresión en la música, ¿te has autocensurado al escribir, te influye a la hora de hacer música? En Tribade o KeTeKalles, ¿os influye?
— La represión existe y el miedo lo sientes sobre todo por la impunidad y las penas surrealistas. Pero yo he sido educada por el Estado español y me han enseñado derechos básicos que no se están cumpliendo dentro de esa democracia con la que se hinchan la boca. No voy a limitar mi discurso porque significaría ir en contra de la evolución natural de debatir y cuestionarse. Me parece básico mantenerse en lo que se ha ganado. Como persona que hace hip hop, tienes que reivindicarte a pesar del miedo. La canción Los Borbones son unos ladrones es una respuesta de mucha gente a las penas desmesuradas y a la represión brutal hacia un tipo de discurso, porque hay discursos nazis y nadie ha ido a la cárcel por ellos.
— Cuéntame como surge lo del micro libre.
— El micro libre con Dj Day B y Sombra Alor empezó siendo otra cosa, hasta que pensamos en este formato y descubrimos cómo funciona. Dj Day B está en grupos muy racializados de Barcelona y yo me muevo más en movidas de género. Se combinan muchas cosas y viene gente de todo el mundo, con todo tipo de formas de ser… gente que nunca ha cantado en público… se dan momentos muy bonitos de autosuperación. Más que generar batalla, en nuestro micro intentamos todes generar un: yo te cuento y tú me cuentas, poner en común un discurso, aunque no proceda del barrio, con el que puedas decir verdades y hacer política mediante las cosas personales. Aparte, la gente se la goza mucho también. El proyecto responde a un intento de fomentar el creer en ti y hacer tu movida. Pienso que no creemos lo suficiente en nosotras y así no acabamos cosas, y al final lo hacemos a partir del cuerpo porque creemos que así hay más presencia.