‘Sin rodeos’: ¿El empoderamiento era esto?

‘Sin rodeos’: ¿El empoderamiento era esto?

Santiago Segura da un golpe de timón a su filmografía —basada en el misógino y casposo Torrente— y se apunta a la moda del feminismo. ¿Pero su última película rompe los estereotipos, o los refuerza?

Si ves el tráiler de la película ‘Sin rodeos’ seguro que te entran ganas de verla. Maribel Verdú es Paz, una mujer que, harta de aguantar al inútil e imbécil de su marido, al cerdo de su hijastro y a las pesadas de sus amigas, decide enfrentase a las bravas a todas las situaciones que le hacen sentir ansiedad. Santiago Segura adapta la película chilena ‘Sin filtros’, dirigida por Nicolás López (2016), y parte de una temática que funciona: mujer cansada y hastiada decide cambiar su vida de forma brutal.

Con esta película, Segura da un golpe de timón a su filmografía —basada en el personaje de Torrente, ese policía misógino, facha, xenófobo, homófobo… que destila caspa, cutrez y violencia a raudales— y se apunta a la moda del feminismo. ¿Puro oportunismo? Relacionar Santiago Segura y feminismos puede hacernos cortocircuitar a más de una. Lógico si pensamos en el personaje de Torrente. Hace pocos días, el director se despachaba en unas declaraciones diciendo que ser feminista es lo lógico, que el que no es feminista es un neandertal . Nos parecen positivas las intenciones seguro que sinceras y honestas de Segura, pero no podemos dejar de ver en su película un análisis superficial del patriarcado.

Cristina Pedroche y Maribel Verdú en un fotograma de la película.

Cristina Pedroche y Maribel Verdú en un fotograma de la película.

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‘Sin rodeos’ funciona a base de estereotipos y funciona muy bien, pero los estereotipos de género se trazan con brocha gorda y huelen a sexistas. Salvo Paz, el resto de personajes femeninos se mueven entre la loca de los gatos que vuelca sus instintos maternales en sus mascotas, la amiga desequilibrada obsesionada hasta el acoso con su exnovio, la mujer borde y malhumorada (malfollada), y la joven instagramer, guapa y un poco tonta. Todas son unas histéricas, unas inestables, insolidarias y unas trepas. Lo mismo ocurre con los personajes masculinos. Segura proyecta toda la masculinidad chusca, babosa y torrentiana en el personaje del jefe baboso (David Guapo) y en los personajes del marido y del hijastro de Paz. Los hombres son unos inútiles sin solución.

La película bebe de la genealogía del cine español que inauguraran Fernado Trueba y Fernando Colomo en sus primeras películas ‘Ópera prima’ (1981) y ‘Tigres de papel’ (1977) y que continúa Daniel Sánchez Arévalo con ‘Primos’ (2010) o ‘La gran familia española’ en las que los personaje masculinos (protagonistas) ven cómo las mujeres de su entorno ya no son tan sumisas como sus madres y sus abuelas y, en lugar de revisarse sus privilegios, se escudan en los mismos fomentando la pena y la lástima. Estos machitos son tan desastre, tan incapaces emocionalmente, que llegan a trasmitir ternura. También vemos cierta influencia de las películas de Manuel Gómez Pereira ‘Salsa rosa’ (1992), ‘¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?’ (1993) o ‘Todos los hombres sois iguales’ (1995) que se construyen a partir del concepto de la guerra de sexos, tramas basadas en los problemas de las parejas heterosexuales en las que los estereotipos de género se exageran al máximo (los hombres son infieles por naturaleza, vagos, egoístas y las mujeres son controladoras e histéricas) y finalmente, a pesar de los en apariencia irreconciliables conflictos, el orden de pareja sale reforzado y se presenta como única opción posible.

Y si bien ‘Sin rodeos’ supone cierto avance respecto a las películas mencionadas, por el protagonismo femenino y por las decisiones de su protagonista, la película resulta en un batiburrillo en ocasiones rancio y patriarcal con atisbos de rupturas femeninas. Y es que los problemas que tenemos las mujeres y que Paz sufre tienen una raíz estructural y no se solucionan con la poción que te da un chamán, que casualmente está interpretado por Santiago Segura. Paz, chica, si tienes un no sé qué en el pecho que no te deja respirar, no sigas aguantando.

No es descabellado pensar en que el futuro llegarán películas que continúen la estela de rascar de forma tímida los estereotipos de género. La reciente ‘Abracadabra’, dirigida por Pablo Berguer e interpretada por la propia Verdú, es un buen ejemplo de esta nueva tendencia. Tendencia que agrada, entretiene, gusta y hace reír, pero en la que echamos en falta un poco más de riesgo y un cuestionamiento más profundo de los roles y estereotipos de género.

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