¿Qué es el Victim Blaming?

¿Qué es el Victim Blaming?

Claudia Pradas

Miriam Sánchez M.
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Vivimos en pleno siglo XXI, las personas parecen apostar por valores como la tolerancia, la libertad, los derechos humanos y la igualdad. Hace ya un siglo que las mujeres podemos votar en Europa, aunque un poco menos en España. […]

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02/02/2018

Claudia Pradas

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Miriam Sánchez M.
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Vivimos en pleno siglo XXI, las personas parecen apostar por valores como la tolerancia, la libertad, los derechos humanos y la igualdad. Hace ya un siglo que las mujeres podemos votar en Europa, aunque un poco menos en España. Han entrado en vigor leyes y recursos que ofrecen a los colectivos oprimidos herramientas para poder llevar una vida digna, por lo que se podría afirmar que la sociedad está avanzando correctamente. A pesar de ello, los asesinatos por violencia de género siguen sumando, los abusos y las violaciones están a la orden del día y hay que admitir que nuestros actos a veces delatan la raíz del problema.

Ésta recae en actos tan normalizados como preguntar a una mujer cómo iba vestida la noche en la que fue violada, juzgar su estilo de vida en la televisión pública horas después de su desaparición o señalar como punto relevante que iba borracha. Culpar a la víctima es una práctica que perdura siglo tras siglo en nuestras sociedades. Lapidar a la mujer por pecadora o quemarla por adulterio pese a que en ambos casos fue violada, sentarla en el estrado y cuestionar su actitud mientras cinco hombres abusan de ella o preguntar “¿por qué no denunciaste antes?” a una joven con moratones en la cara, son solamente unos pocos ejemplos de lo que ocurre desde que el hombre es hombre y la mujer es menos.

No se trata pues de unos pocos casos aislados, la realidad nos muestra algo bastante diferente. Tan solo hace falta echar un vistazo a las redes sociales e incluso a los medios de comunicación más tradicionales: la gran mayoría de noticias relacionadas con la violencia de género vienen acompañadas de un informe detallado del estilo de vida de la víctima, así como un buen número de conjeturas sobre lo que le ocurrió y qué responsabilidad tenía ella en aquello.

Recordemos el caso de “La Manada”, en el que, durante largos meses, una víctima de violación grupal no solo tuvo que sufrir la presión del juicio y las secuelas del trauma, sino que además tuvo que soportar el peso de mil dedos señalando sus conductas antes y después de la peor noche de su vida. El escarnio público incluía reproches por haber bebido en San Fermín, por no gritar lo suficiente e incluso por intentar llevar una vida normal después de aquello. Otro caso bastante mediático fue el de Diana Quer; asesinada por José Enrique Abuí, El Chicle. Días después de su desaparición y antes de hallar su cuerpo sin vida, varios medios de comunicación decidieron mostrar su estilo de vida, presumiblemente como justificante de su desaparición. En primera instancia, muchos de ellos afirmaban que la chica había desaparecido voluntariamente, mientras mostraban fotografías de la joven con sus amigos o pasando una noche de fiesta, como si aquello fuera una prueba irrefutable de que lo que le pudiera ocurrir era su responsabilidad.

Este problema se define como victimización secundaria – o Victim Blaming- y comprende desde la mala atención que recibe la víctima por parte del estado, hasta los daños psicosociales que ésta recibe. Además de ser sistemático, perpetúa y facilita el acoso, los abusos y todo tipo de violencia de género, pues el agresor recibe menos responsabilidades y en el ideario social parece que “se puede hacer lo que se quiera, total, la culpa también recaerá sobre ella”.

Si bien el primer paso es señalar el problema, el siguiente es mostrar la necesidad de erradicarlo. Como bien hemos mencionado, la raíz de todo está en las actitudes e ideas que señalan a la víctima. Nos debería quedar claro que, en este tipo de casos, solamente hay un responsable. Independientemente de lo que haya hecho el agresor, no merece una explicación cuya base se sustente en justificar sus actos.

Por lo tanto, una tarea pendiente que tienen algunos medios de comunicación es la de visibilizar más la problemática de los femicidios y señalar a los culpables. No olvidemos que no son mujeres fallecidas, son asesinadas. Asimismo, a nivel individual deberíamos ser partícipes del apoyo a todas aquellas mujeres que han sufrido abusos y dejar atrás los juicios de valor. La violencia de género se debe señalar, perseguir y eliminar. Modificar estas conductas y conseguir eliminar la victimización secundaria sería un paso de gigante en la lucha hacia la igualdad.

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