Fernando (Eduardo Noriega) y Coral (Carmen Mayordomo), protagonistas de una de las relaciones marcadas por la violencia

Una habitación. Cinco parejas que bien pudieran ser la misma. Un hombre, una esposa y una puta. No le hace falta nada más a Fran Arráez y para filmar uno de los retratos más crudos, inmisericordes y claustrofóbicos sobre la violencia de género en el ámbito de las parejas heterosexuales. Una puesta en escena sobria y teatral, no en vano es la adaptación cinematográfica de la obra teatral homónima de una narrativa que incluye gran parte de los lugares comunes del maltrato en el cine pero que nos lleva más allá por lo que nos interpela y perturba. Porque la película arriesga, y mucho. No se limita a mostrar desde la linealidad y buenismo como lo hacen ‘Sólo mía’, Te doy mis ojos’ o ‘No estás sola, Sara’ (toma de conciencia, denuncia y solución) ni presenta a los maltratadores como psicópatas o hombres con enfermedades mentales como lo hacen ‘Tesis’ o ‘La isla mínima’.

‘Llueven vacas’ opta por trasladarnos a esas cocinas y salones llenos de terror cotidiano. Observamos los mecanismos de control hacia las mujeres, ese control y esa violencia constante que elimina en las mujeres toda voluntad e ilusión. La tela de araña invisible, que domina sus vidas, las nulas vías de escape y la rendición. Porque la película también habla de mujeres que se rinden porque tienen miedo y porque para ellas no hay opciones. La representación de la violencia de género en el ámbito familiar desde este punto de vista en el que se muestra la opción de rendirse porque no se ven salidas es una bofetada muy dura. Tan dura como necesaria.

Lo mejor:

La disección que hace la película de los diferentes planos y grados de la violencia que se da en el ámbito familiar. La implicación política y el trabajo de Maribel Verdú, Víctor Clavijo, María Barranco, Secun de la Rosa, Laia Marull, Eduardo Noriega, Gloria Muñoz, Sergio Peris-Mencheta, Carmen Mayordomo. Asier Etxandia, Pedro Miguel Martínez, Mónica Regueiro, Gemma Charines.

Lo peor:

Que pueda resultar en ocasiones densa y pesada, y que vaya a llegar a un público minoritario