“Nada puede promocionar mejor un país que su cine”

“Nada puede promocionar mejor un país que su cine”

Sin embargo los brillantes cineastas españoles de animación, valorados mundialmente, se ven obligados a irse fuera para lanzar sus productos, en especial las mujeres. Chelo Loureiro (Abano Producións), quizá la productora más brillante de animación en estos momentos (Goya al mejor filme de Animación 2017) lucha desde hace años para evitar la fuga de artistas del sector audiovisual.

Chelo Loureiro presentando 'El sueño de la sultana' en el Festival 3DWire./ Esther Marín

Chelo Loureiro presentando ‘El sueño de la sultana’ en el Festival 3DWire./ Esther Marín

Un clásico de la literatura india que habla de un mundo utópico en el que las mujeres tienen el poder y crean un gobierno antibelicista y volcado en la educación, sirve a una mujer occidental para replantearse el feminismo desde otras culturas. La historia de ‘El sueño de la Sultana’, será narrada a dieciséis imágenes por segundo a través de las hermosas acuarelas de una de las artistas de animación más brillantes de nuestro país, Isabel Herguera, nominada a los Goya por el mejor corto de animación en 2005. Su productora, Chelo Loureiro, está luchando por conseguir financiación para poder terminarla. Las palabras que esta valiosa y exquisita ferrolana ofreció para Pikara Magazine en la reciente edición del Festival 3DWire de Segovia deberían servir para replantearnos esta realidad tan desconocida como prometedora: el cine de animación, una de las más elevadas expresiones culturales actuales a caballo entre la tecnología y el arte.

“ME NIEGO A PARTICIPAR EN LOS FESTIVALES QUE, POR IGNORANCIA, OFRECEN PREMIOS MENORES A LAS OBRAS DE ANIMACIÓN”

Habla Loureiro: “En el cine, el valor de una película es el mismo independientemente de si la obra es fruto de un genial artista, en este caso Isabel Herguera, o no. No ocurre así con otro tipo de obras artísticas, pongamos un cuadro, que según su autoría, tiene un precio determinado. El coste de una entrada de cine es el mismo aunque la película haya requerido más de cuatro años de elaboración y, en consecuencia, costes muy superiores a los de una película de imagen real. Y esto es lo que pasa con la animación: su valor no está reconocido, especialmente aquí en España. Y yo estoy empeñada en recordar que, si bien un corto puede realizarse en una semana, en el caso de la animación el proceso de elaboración de la obra más simple se alarga a un año como mínimo con un equipo de manos profesionalizadas dibujando toda la jornada. Por eso me niego a participar en los festivales que, por ignorancia, siguen ofreciendo premios menores a las obras de animación que a las de imagen real. Hay un desconocimiento profundo de este sector”.

La animación requiere de costes muy altos, pero aquí en España se mantienen bajo mínimos, ¿no es cierto?

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Claro, aquí no podemos competir en tecnología con Pixar, por ejemplo, que gasta más de cien millones de euros en cada una de sus producciones, pero podemos hacer películas con una calidad artística muy alta. Para finalizar ‘El sueño de la sultana’, que es una auténtica joya, estoy tratando de conseguir lo mínimo: que durante dos años todas las personas que trabajan en ella tengan para sobrevivir durante el proceso, lo suficiente para que puedan centrarse exclusivamente en la obra y no verse obligadas a estar trabajando a la vez en otra cosa, como le ocurría hasta ahora a Isabel, que daba clases en Alemania o en la India. Es una pena, pues ante la falta de apoyos estatales, los procesos de creación se hacen larguísimos y una artista del calibre de Herguera está ahora, ya con cincuenta años, tratando de sacar a la luz su primer largometraje.

Loureiro participó en la producción del cortometraje de animación ganador del Goya este año.

Loureiro participó en la producción del cortometraje de animación ganador del Goya este año.

¿Qué es necesario para que cambie esta situación?

Una política audiovisual seria. Seria porque sea acorde al potencial artístico que tenemos. Nada pude vender mejor un país que su cine. Los norteamericanos nos lo han vendido todo a través del cine. Y nosotros, teniendo un país con una marca increíble y con unos artistas increíbles (porque fuera de España el talento del cine de animación español se valora muchísimo), no lo apreciamos. La política audiovisual en España es nefasta; para hacer las cosas mejor solo habría que fijarse en países vecinos como Francia en el que los cineastas de animación cuentan con un gran apoyo estatal. Aquí hay que pelear mucho para conseguir un presupuesto dos millones de euros, mientras que allí, los largometrajes rondan holgadamente entre los doce y catorce millones.

Veo pocas mujeres en los festivales de animación…

“NO SE CONFÍA EN UNA MUJER PARA DIRIGIR UNA SUPERPRODUCCIÓN. ESO HACE QUE SÓLO VEAMOS MUJERES DETRÁS DE PELÍCULAS DE CORTE INTIMISTA”
En el mundo de la animación hay cada vez más mujeres, pero ocurre como en el resto de ramas del cine: se encuentran en las trincheras. Hay muchísimas cortometrajistas fantásticas, que consiguen hacer obras fantásticas, pero en corto. El salto al largo no lo pueden dar porque topan con un techo patriarcal. Los grandes presupuestos en el cine tienen género masculino. No se confía en una mujer para una superproducción. Eso hace que solo veamos mujeres detrás de películas de corte intimista. Y la razón no es que sólo puedan hacer este tipo de películas sino que, debido a un prejuicio, la industria las restringe a este tipo de obras de menor coste. En España, mujeres que puedan contar con un presupuesto grande para hacer una superproducción cinematográfica son… Isabel Coixet; y nadie más. El resto de las cineastas no pueden. Cuando una productora quiere llevar a cabo algo ambicioso, cuando hay dinero, llama a un hombre. Y es que el mundo económico en este país sigue estando en manos del hombre. Y los hombres confían en hombres. Solo en los países en donde no hay industria, donde la decisión no depende de entidades dominadas por los hombres, las mujeres cineastas abundan incluso en mayor número. En Bulgaria, por ejemplo, las mejores cineastas son mujeres. Pero allí su cine no es nada ‘bussiness’. En América Latina, hay muchas mujeres también, por lo mismo. Y aquí las productoras han empezado a apoyar a las mujeres, pero, como decía, en películas de bajo presupuesto. Por eso se hace casi imposible lograr una segunda película, cuando ya la autora prepara algo más ambicioso.

¿Has notado una evolución a este respecto desde que comenzaste como productora?

Sí, se ha notado una evolución, aunque no sé si se debe a una concienciación real. Y en esto CIMA [Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales] ha tenido mucho que ver. Desde su inicio han trabajado duro reclamando en los festivales de cine una mayor presencia de obras realizadas por mujeres, y especialmente una mayor presencia en la composición de los jurados de los certámenes. Esa ha sido la clave: cuando esto cambia, empezamos a ver más películas premiadas de mujeres, el cambio es asombroso. Ahora, aunque quizá no responda a un cambio profundo, hay al menos una mayor sensibilidad; política o ideológicamente ya se ve como algo incorrecto que en estos puestos de criterio no exista, cuanto menos, una paridad.

Puedes ver vídeos del proceso de creación de ‘El sueño de la sultana’ en el canal de Vimeo de Isabel Herguera

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