Alba Molas

Mucho ruido ha hecho la nueva serie de Netflix “13 reasons why” que para los que no la conocéis, cuenta la historia de una adolescente llamada Hannah que se suicida, dejando previamente grabadas 13 cintas contando las razones que la llevaron a quitarse la vida. En cada capítulo se cuenta una de ellas.

Me habían dicho que era una serie necesaria para los adolescentes de hoy en día e incluso para sus padres y profesores, pero al verla no opino lo mismo. Y aquí os cuento mis 3 razones del porqué.

Si veis la letra en cursiva significa que contiene algún spoiler

1. ¿Bullying, bullying, bullying…? ¡Machismo!

Lo primero que detecté nada más llegar al tercer capítulo, es que todas las razones por las que Hannah se suicida son agresiones machistas. Violencia de género en toda regla, cada cual peor que la anterior. Agresiones que nada tienen que ver con ser adolescente o ir al instituto (como pretende hacernos creer la serie) sino con el simple hecho de ser mujer. Pero lo que más sorprende es que en ningún momento se nombra la palabra “agresión machista” ni “violencia de género”, sino que (en los pocos momentos en los que se refieren a lo que le sucede a Hannah) se usa el término “bullying”.

Ni siquiera en las entrevistas a los actores y a la productora (Selena Gómez) se oye la palabra “Machismo”. Solo bullying, bullying y más bullying… Y la verdad es que es sorprendente porqué todos los conflictos que surgen, tanto a Hannah como a los personajes secundarios, son fruto del machismo. Parece casi hecho a propósito y aquí os explico algunos ejemplos.

¡Spolier alert!

 Tal vez, las agresiones machistas más fáciles de detectar en esta serie son la violación de Hannah o de Jessica. Pero si nos ajustamos bien las gafas violetas, veremos que todo lo que sucede es fruto del machismo. Por ejemplo, la primera razón de suicidio es el hecho de que la llamaran puta por el rumor de haber tenido sexo en un parque, a diferencia de lo que sucede con Justin (el chico), al que sus amigos tratan como si fuera un héroe y jamás se le insulta por ese rumor.

La segunda razón es la aparición de una lista con el nombre de todas las chicas de la clase, otorgándoles etiquetas como “el mejor culo”, “los peores pechos”, “los mejores labios”. A Hannah le asignan “el mejor culo” y uno de los chicos (el futuro violador) la agrede tocándoselo.

Y si aún nos ajustamos más las gafas veremos que incluso algunos personajes masculinos también sufren de ese machismo. Como son, por ejemplo, Tyler y Clay, chicos que no siguen la norma masculina establecida por la sociedad, y que reciben humillaciones constantes. O, por ejemplo, el gran revuelo que se monta alrededor de Courtney por ser lesbiana.

Los únicos personajes que se libran de las agresiones, son evidentemente los machitos que se ajustan más al modelo de hombre heteropatriarcal y que son al final, los agresores principales de Hannah.  

En cambio, por lo que atañe a mujeres, en esta serie no hay ni una sola que no sufra en mayor o menor gravedad las consecuencias del machismo.

Pero a pesar de todo esto, dado que el contexto es un instituto, todas estas agresiones pasan a enmascararse bajo la palabra bullying. Un concepto demasiado genérico para una historia que tan claramente habla de violencia de género. Y este enmascaramiento no hace más que confundir a los espectadores, invisibilizar a los agresores e infravalorar la gravedad de sus actos. En resumen, que te dan gato por liebre.

2. “¿Cuál es la verdad?”

Muchas veces se repite esta pregunta en la serie. Y con esta cuestión pretenden hablar de los diferentes puntos de vista que puede tener un mismo suceso. Ya que, durante la serie tenemos la versión de los hechos contada por Hannah en los casetes y las versiones de los personajes que presenciaron lo que ella cuenta. El planteamiento me parecería interesante si fuera en otro tipo de historia y hablara de otro tema. Pero dado que la serie retrata (conscientemente o no) una historia de violencia de género me parece irresponsable darse el lujo de ponerse filosóficos sobre “¿Cuál es la verdad?” Ya es difícil que las agresiones machistas salgan a la luz y se las trate con la importancia y la justicia que merecen, como para encima difundir (aún más) la cultura de justificar y dudar frente a estas.

¡Spoiler alert!

3. El machismo mató a Hannah

Al final de la serie, después de las 13 agresiones machistas sufridas, que van desde los insultos a la violación, Hannah decide pedir ayuda al director del instituto. Pero obviamente, ella tiene miedo y le da vergüenza contarlo. El director la cuestiona y no es capaz/no quiere darse cuenta de lo que le sucede a Hannah.

El diálogo que se establece en esta escena es lo único rescatable de la serie, ya que se acerca un poco a lo que suele suceder en la vida real cuando una mujer intenta denunciar una agresión machista. Claro que, en “13 reasons why”, lo hacen de forma inconsciente.

La única condición que pone Hannah para hablar, es que no tenga que ver a su agresor nunca más. Pero el director no se lo puede asegurar y le sugiere que, si no quiere contarlo, la única opción es dejarlo pasar y “olvidarlo”. Hannah sale de su despacho, pero antes de irse, se queda parada en el pasillo, esperando que el director vaya a buscarla. Pero eso no sucede y entonces es cuando decide suicidarse.

La violencia de género es un factor de riesgo de suicidio entre mujeres, sobre todo, entre las víctimas de violación y considero que es una imprudencia enmascararlo bajo la palabra “bullying”. Hannah no se suicida por acoso escolar, sino por machismo.

La falta de estos términos, solo pone más en evidencia la ignorancia real y la falta de conciencia machista que tienen los realizadores de esta serie.

¿Cómo ver 13 reasons why?

Así pues, solo puedo aconsejar a todos aquellos que van a ver la serie que antes se ajusten bien las gafas violetas, que se mentalicen de que lo que van a ver es una historia de violencia de género, que el contexto sea un instituto es solo eso, un contexto, no una justificación y que el hecho de que en ningún momento se etiqueten las agresiones como machistas, es porque los mismos realizadores no son conscientes de ello, pero no por eso dejan de serlo.

Si hacéis eso, puede que la serie os resulte útil, sino mejor dejarla de lado y ver “Freaks and Geeks”, serie también sobre adolescentes que sí recomiendo.