Las semillas de Vandana Shiva

Las semillas de Vandana Shiva

La ecofeminista india es motor fundamental en la oposición a los alimentos modificados genéticamente y en a favor de la protección de los bienes naturales: "Hay corporaciones que tienen el control sobre nuestra vida, salud y economía", afirma en un viaje al Vaticano durante el que Pikara habló con ella.

31/03/2017
Vandana Shiva, durante la entrevista con Pikara. / Foto: Lucía Muñoz

Vandana Shiva, durante la entrevista con Pikara. / Foto: Lucía Muñoz

“Las semillas son vida y la vida es libertad”. Vandana Shiva habla y se hace el silencio. En medio de una sala del Vaticano, rodeada de cuadros de imágenes en las que no cree y en las que incluso señala como responsables de la creación de patentes y del ecocidio que comenzó ya en la Edad Media, la rock star de las semillas ofrece un discurso donde aparecen palabras como “ecofeminismo”, “bioimperialismo” y “biocivilización”, términos tan unidos entre sí y tan defendidos que ni la propia Iglesia se atreve a discutirle.

Feminista, filósofa, física y pionera del movimiento ecofeminista, recibió en 1993 el Premio Nobel Alternativo, un premio sin apenas reconocimiento que desde 1980 se entrega a personalidades luchadoras de los derechos sociales. Vandana Shiva no es de darle muchas vueltas a las cosas. Clara y directa. Transmite por los ojos, lo mismo que dice por la boca. Impone respeto. Así que, sin muchos rodeos, lo que sería una entrevista se convierte en una clase magistral. Nada más empezar, se posiciona. No he lanzado aún la pregunta, cuando ya reconoce que “continúa la lucha contra el cambio climático. Algo que debemos alcanzar a través de la agricultura ecológica, alejándonos de la economía centralizada y apoyando la producción a pequeña escala”.

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Shiva se ha convertido en un motor de la oposición a los alimentos modificados genéticamente y en a favor de la protección de los bienes naturales. Una lucha en defensa de las semillas y los pueblos originarios que le ha llevado a enfrentarse a grandes enemigos, principalmente a las transnacionales Bayer y Monsanto, que en breve serán una. Recientemente se confirmó la noticia de que Bayer compra la industria de Monsanto por 66.000 millones de dólares. “Existe un control antidemocrático de las semillas. Estas organizaciones tratan de controlar la agricultura mundial a través de las semillas transgénicas. Son organizaciones que desde la guerra [de Vietnam] utilizan gases tóxicos y que ahora los usan como pesticidas. Monsanto no es la única, aunque sí una de las más dañinas”.

“Existe un control antidemocrático de las semillas”

Esta unión podría suponer prácticamente la monopolización de los pesticidas y de las semillas transgénicas, llegando a controlar hasta así el 60 por ciento de las semillas, el 70 por ciento de los pesticidas, además de la mayoría de las patentes de transgénicos del mundo, según varias organizaciones ecologistas. “Esto puede suponer el fin de la agricultura originaria. Hay más corporaciones que tienen el control sobre nuestra vida, salud y economía. No solo Monsanto y Bayer, sino también Pionner, Syngenta, ChemChina, Dow y Dupont” [estas dos últimas también tienen planes de fusión].

Hablar de semillas transgénicas y de monopolios agrícolas es hablar también de acaparamiento de tierras; algo que para Vandana Shiva no es nuevo, sino fruto de la globalización y que se refleja en la historia de América desde el momento en que Colón puso el primer pie en lo que se llamó “nuevo mundo”.

“Cristobal Colón fue a América con una carta hecha por el rey de España. Esta fue la primera patente, ya que le daba el control de todas las tierras con la ayuda del Papa en Roma -reflexiona la ecofeminista-. Hoy ya no tenemos a Colón, pero tenemos una realidad en la que se están patentando las semillas. Se está patentando la vida y se está patentando la Madre Tierra”. En un mundo donde el uno por ciento de la población mundial posee más riqueza que el 99 por ciento restante, solo tiene una explicación para la filósofa: “La gente rica en el Norte, incluso en países en vía de desarrollo, es gente que ha robado las tierras de los indígenas, de la gente local”.

Nació en el norte de la India y creció bajo las enseñanzas de su madre, que dejó su trabajo en educación para vivir en el campo. Recuerda las inmensidades de los árboles de su infancia. Tanto que en 1977 formó parte del movimiento Chipko (que significa abrazar), una iniciativa en la que participaron miles de mujeres para impedir la tala de los bosques en su país y el avance desaforado de la industria maderera. “En India se han suicidado más de 300.000 personas porque estaban cultivando sus semillas y esto tendría que ser ilegal, porque las semillas pertenecen a la tierra y nunca se tendría que patentar”, cuenta Shiva, quien toca una y otra vez el bindi (el punto) de su frente durante la entrevista.

Por esto, en los 80, la defensora de la tierra creó la Fundación de Investigación para la Ciencia, Tecnología y Ecología, Navdanya, con el objetivo de luchar por los derechos de agricultores y agricultoras frente al avance del corporativismo, en general, y contra las semillas transgénicas, en particular. De hecho, rápido plantó cara a las semillas de algodón BT de Monsanto. “Los dos movimientos más importantes por los que tendríamos que luchar hoy son no a las patentes de las semillas y no a la expropiación y al robo de las tierras”, defiende con claridad.

“Los dos movimientos más importantes por los que tendríamos que luchar hoy son no a las patentes de las semillas y no a la expropiación y al robo de las tierras”

Pero para Shiva las mujeres son el centro de la vida como organización social, política y económica. De ahí, sus teorías sobre el ecofeminismo: “Si hay vida en la tierra es porque la tierra nos ha dado en abundancia todos los bienes que tenemos hoy. Y si la vida existe es porque la mujer es la que ha cuidado y nos ha dado la vida, también cuidando de todos los alimentos”. No solo eso, sino que realmente para ella “el ecofeminismo es aceptar que la vida sale de la tierra y que la vida la mantiene la mujer. Será la mujer la que hará que salgamos de esta crisis porque es la que tiene la resistencia, igual que la resistencia de la Madre Tierra nos hará salir del cambio climático”.

Y así, vuelve a mencionar a Colón, ya no como el creador de las patentes, sino también para situar en su tiempo el comienzo del patriarcado, “que ha considerado a la naturaleza como algo muerto y a la mujer como algo que no es útil, lo que ha dado ventaja al hombre sobre la mujer”. Para ella, este tipo de modelo solo puede ser el propulsor de una sociedad de la violencia: “Si tenemos un sistema en que la mujer se ve como un objeto y no como un sujeto y tenemos un concepto de la naturaleza como algo muerto, ¿qué tipo de sociedad nos queda? Hemos de decir que la mujer crea fertilidad, que la tierra nos da bienes y que es algo vivo. Solo de esta manera podemos traer la biocivilización de nuevo y luchar en contra de este sistema capitalista que está muerto. Tenemos que decir sí, porque la mujer tiene cerebro. Sí, porque la mujer es fértil y crea. Sí, todos podemos crear juntos”, transmite de esta manera la fuerza del optimismo.

Al igual que las grandes corporaciones dedicadas a los transgénicos están acabando con el medio ambiente, el sistema heteropatriarcal asesina a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Y cuando le preguntamos por esto a Shiva, ella ni lo duda: “Nuestro sistema capitalista patriarcal considera y cree que lo humano es algo que no tiene valor, tan solo que se puede usar. Ésta es la raíz de la violencia contra las mujeres y además se ha agravado a través de la unión de corporaciones y con la globalización”.

En la India se estima que entre 25.000 y 100.000 mujeres son asesinadas al año, aunque es difícil de contabilizar según las onegés locales. No obstante, el Gobierno reconoció en 2012 que 8.233 mujeres fueron asesinadas en los distintos estados de la India, lo que equivale a una mujer cada hora. Ese mismo año, violaron, torturaron y asesinaron a una joven en un autobús de Nueva Delhi y Vandana Shiva escribió un artículo donde mostró su ira y la de todo el país, explicando el por qué de lo ocurrido y la “relación de los hechos con el sistema capitalista que forma parte de un ecocidio y que es un genocidio para las mujeres. Para acabar con esto tenemos que acabar con el sistema capitalista”, retoma la física.

Pero cambiar el sistema no está siendo nada fácil, aunque Vandana explique muy convincente por dónde habría que empezar. “Para cambiar este sistema capitalista patriarcal, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, porque lo primero que ellos hacen es colonizar nuestra mente. La naturaleza crea, la naturaleza no es una materia muerta. Las mujeres son las que crean vida, las que sustentan. No somos objetos pasivos. Por otro lado, el capitalismo es solo una parte del sistema que no crea nada, no produce nada de valor”.

“Descolonizar nuestra mente, para clarificarlo todo y crear alimentos sin químicos”. La luchadora por la biodiversidad y por la agricultura originaria defiende que si “descolonizamos nuestra mente nos daremos cuenta de la beneficencia de todo lo que podemos hacer con nuestras manos y de que nuestras manos crean: somos creadores y no necesitamos máquinas para producir”.

Sin embargo, la mecanización está reemplazando el trabajo humano y esto afecta en muchos lugares donde principalmente a las mujeres se le otorga las labores manuales y al hombre las mecánicas, creando una brecha de igualdad y social. La masculinización de la titularidad agraria ha reemplazado el trabajo productivo de la mujer a una tarea meramente colaborativa, lo que ha provocado una invisibilización y la nula participación en la propiedad de la tierra de las mujeres. “Existe una jerarquía y la mujer está abajo del todo. El trabajo, que no es considerado trabajo, de la mujer es muy importante porque sostiene la vida y el trabajo que da trabajo es el que crea destrucción y muerte. Por eso, tenemos que reclamar la creatividad y tenemos que reclamar que la mujer es la que crea”.

No obstante, Vandana Shiva no considera necesario “adueñar a la mujer de las tierras” porque eso sería comparar e introducir a la mujer en el modelo patriarcal del que huimos. “La mujer es la que crea, la que protege el bien común. Para poder caminar en el futuro juntos, no podemos privatizar los bienes comunes: el agua, la tierra, el aire,…Tienen que ser comunes. La mujer tiene que crear esa economía de bienes comunes para no avanzar hacia la privatización”, añade, “la única forma de conseguir el ecofeminismo es teniendo los mismos derechos y las mismas propiedades”.

Vandana no le teme a los caprichos del capitalismo y pone en el punto de mira los conceptos de este “sistema en crisis”. Autora de decenas de libros, ha dejado de ser soñadora por ser una lideresa de la biodiversidad libre, donde el agua y la tierra sea de las comunidades originarias. Pero también una lideresa por la igualdad en la que para ella es sinónimo de libertad, tanto de ser como de estar. Y así, concluye: “La liberación de la tierra y la naturaleza, la liberación de la mujer, la liberación de la humanidad, es la liberación de todas”.

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