El género no es un juego. Construcción de género y difusión de estereotipos en un vídeo promocional de juguetes

El género no es un juego. Construcción de género y difusión de estereotipos en un vídeo promocional de juguetes

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28/01/2017

Eliana Cabrera Silvera

“Hay dos clases de personas a las que se los puede ganar con oro: los bandidos y las muchachas”. Es una de las frases pronunciadas por el protagonista de una breve película promocional de los juguetes Playmobil. En 2015 la marca alemana fue acusada de perpetuar estereotipos raciales. ¿Qué supone perpetuar estereotipos de género en productos para la infancia y en narraciones que se ofrecen como pautas de uso del juguete?

Durante las últimas vacaciones hice un curioso hallazgo que suscitó enormemente mi interés: se trataba de un producto cinematográfico (en realidad, fuertemente ligado a la promoción comercial) destinado a la infancia, pero lo que me impactó fue el tratamiento que se le daba en el mismo a la figura femenina, especialmente tratándose de una película para niñxs. Fue precisamente un niño de seis años quien abrió mis ojos a este descubrimiento, a través de un vídeo colgado en internet. Al parecer, algunas compañías productoras de juegos y juguetes, como Playmobil, producen breves películas utilizando el diseño de sus juguetes y los mezclan con animación. La compañía alemana pone en su página oficial de Youtube y en su web algunos vídeos donde se recrean historias utilizando sus productos (que aparecen en la película reflejados con gran fidelidad a los juguetes reales). Estos vídeos están destinados a lxs usuarixs del producto, es decir, lxs niñxs. Y al parecer tienen bastante éxito: el vídeo, en los varios idiomas a los que se ha traducido, supera los tres millones de visualizaciones en Youtube.

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En este texto querría poner de relieve algunas particularidades de uno de esos vídeos, analizándolos en relación al género. También sería extremadamente pertinente un análisis interseccional en relación a otras categorías, como por ejemplo la orientación sexual o la etnicidad: ¿qué consecuencias pueden derivar de la representación estereotipada y banal que se ofrece de las culturas originarias de América, y particularmente de las mujeres indígenas? También podría ser interesante un análisis desde el punto de vista antiespecista, pero en este texto, para mayor brevedad y claridad, me centraré sólo en el género, con sólo alguna muy breve mención a la coincidencia género-etnicidad.

La película

Se trata de una ficción que se inserta en el género literario/cinematográfico del “Oeste”. La historia está ambientada en el territorio estadounidense del siglo XIX y ve los conflictos entre los soldados de la Unión (ejército colonizador), los bandidos y los “indios” o nativxs americanxs[1]: en este sentido parece un “Western” bastante clásico. La minipelícula, de unos diez minutos, está protagonizada por dos jóvenes indios: Nube Roja y Garra Fiel. Nube Roja debe hacer méritos para convertirse en guerrero y para ello deberá superar una dura prueba impuesta por el sabio de la tribu: “ganarse el corazón de una muchacha”.

–Sabio Mapache: [El Dios] quiere otra prueba de valor tuya.

–Nube Roja: ¿Otra prueba de valor?

–Sabio Mapache: Debes ganarte el corazón de una muchacha.

–Garra Fiel: Ay, pobre

–Nube Roja: ¿De una muchacha? Buuuh, qué asco.

–Sabio Mapache: Y nada menos que el corazón de Pluma Brillante.

–Garra Fiel: Mapache fiel, pide clemencia al Gran Manitú.

–El sabio mapache ha hablado.

El joven, acompañado siempre por su amigo, decide diferentes estrategias. En la primera, los dos amigos buscan oro en una mina, ya que, como dice el protagonista, “hay dos clases de personas a las que se las puede ganar con oro: los bandidos y las muchachas”. Tras conseguir una gran pepita de oro, Nube Roja presenta el regalo a la muchacha que debe “conquistar” ­–Pluma Brillante, hija del jefe Garra Afilada– recitando cumplidos (totalmente vacíos, pues ya sabemos qué es lo que piensa de las muchachas en general y de Pluma Brillante en particular, así como de su afición por el oro). Pero Pluma Brillante desprecia el regalo y lo rechaza con malos modos.

La segunda estrategia consiste en ofrecer la pepita de oro a unos bandidos a cambio de un servicio: los bandidos deberán simular un ataque en grupo durante uno de los paseos solitarios de Pluma Brillante; de ese modo Nube Roja podrá aparecer como defensor ante la indefensa Pluma Brillante simulando ahuyentar a los bandidos, consiguiendo su admiración o gratitud y, por consiguiente, su amor.

–Nube Roja: Saludos, bandidos.

–Bandido: Dadme una razón para que no os vuele esas plumas de la cabeza.

–Nube Roja: Tomad, una pepita enorme de oro. Y tendréis una más si me ayudáis con mi plan. Pluma Brillante va por las tardes a pasear por la zona fronteriza. Vosotros iréis a por ella y fingiréis que las vais a asaltar.

–Bandido: ¿Eh? Eso me gusta.

–Nube Roja: Poco después, llegaré yo sobre mi orgulloso caballo, lanzaré mi tomahawk y os espantaré para que huyáis.

–Bandido: Ja ja ja ja este chico sería un fantástico bandido.

Los bandidos acceden a participar, pero el plan no funciona porque en mitad de la escena, cuando ya los bandidos han rodeado y empiezan a amedrentar a la mujer, aparece la caballería estadounidense, que los pone en fuga antes de que Nube Roja pueda realizar su aparición triunfal. Al llegar, la caballería se desentiende de la escena de violencia (sorprendentemente, ya que la misma Pluma Brillante considera que llegan en su defensa) y en su lugar deciden detener a la mujer por haber traspasado la frontera (lo cual sucede accidentalmente, durante el percance con los bandidos). En el vídeo no se explica de qué frontera se trata ni por qué traspasarla merece una pena de cárcel. Sospecho que el problema latente radica en que Pluma Brillante es india (ya que es su apariencia lo que la identifica probablemente como extraña o extranjera que ha sobrepasado la frontera): por lo que sus problemas derivarían no sólo de ser mujer, sino además de ser mujer indígena. En todo caso la cuestión no queda clara y Pluma Brillante pasa a ser realmente secuestrada, en una peripecia totalmente inesperada para los protagonistas.

Los oficiales se llevan por la fuerza a Pluma Brillante y la cargan sobre el caballo (la cargan, literalmente, como un saco), mientras ella patalea infructuosamente. Se ignoran completamente las palabras de la mujer (que a veces cuesta entender o transcribir, porque suelen sobreponerse a otras voces y ruidos) y se la trata normalmente como un objeto en escenas de tono incomprensiblemente cómico.

Mientras tanto los jóvenes indios lamentan la situación porque el padre de la joven, el jefe Garra Afilada, “les va a cortar la cabellera” (o sea, que realmente consideran que el problema es la reacción del padre, y no los daños que pueda sufrir Pluma Brillante). Garra Fiel y Nube Roja planean la liberación de Pluma Brillante y tras varias vicisitudes, incluyendo una batalla final con los soldados, consiguen acceder al fuerte y sacarla de la prisión.

Al final, Nube Roja no consigue “ganarse el corazón” de Pluma Brillante (“soy mucha mujer para él”, dice ella), pero en la escena final el sabio decide igualmente concederle el estatus de guerrero a Nube Roja, para evitar, según dice, que se meta en más líos. Obviamente no hay sanciones, sino premios, para el joven protagonista, que consigue pasar oficialmente a la edad adulta a pesar de (o incluso a causa de) los perjuicios ocasionados a Pluma Brillante.

La mujer como objeto

Hay muchos elementos estridentes en el tratamiento que hace este vídeo de los roles de género. Haciendo un recorrido rápido, diría que llaman la atención:

–El uso clarísimo del “principio de la pitufina”, o sea, una trama caracterizada por un grupo de varones más una sola mujer definida de manera estereotipada.

–La idea del amor (“ganarse el corazón de una muchacha”) como prueba ardua y desagradable que puede superarse a través de manipulaciones, falsedades y hasta violencia[2];

–La violencia intrínseca de algunas escenas (por ejemplo, el ataque en grupo a la mujer sola), escena que, sin embargo, aparece representada con un tono de cierta ligereza.

–Y, en general, el desprecio hacia las mujeres, formulado de manera explícita (“hay dos clases de personas a las que se los puede ganar con oro: los bandidos y las muchachas”) e implícita: la figura de Pluma Brillante no tiene más interés que el de convertirse en prueba y trofeo; su comportamiento, además, parece confirmar el desprecio que Nube Roja siente por ella –aparece como una figura arbitraria, antipática y desagradecida– aunque, en realidad, sabemos desde la primera escena que, más allá del comportamiento específico de esta mujer, lo cierto es que Nube Roja y su compañero desprecian a todas las mujeres a priori; también notamos una completa falta de empatía hacia Pluma Brillante, no sabemos nada de sus sentimientos, y los mismos personajes parecen desentenderse de los sufrimientos que le ocasionan (los bandidos, los soldados y los indios).

Podría opinarse que el vídeo no es necesariamente machista: por ejemplo, en realidad podría verse como una crítica a esa visión del amor y de las mujeres, ya que, de hecho, el protagonista no consigue su objetivo (aunque quizá más por la torpeza del protagonista y la mala suerte que no por la ineficacia de las estrategias en sí). La mujer, por otro lado, ostenta un carácter decidido, fuerte y valiente, en contradicción con la oposición sexista más típica de la representación patriarcal, que haría de ella una figura frágil y condescendiente con los deseos de los demás. Hay elementos que forman parte del bagaje de ese género cinematográfico: por ejemplo, podría considerarse coherente con el Western el hecho de que la mujer dependa de sus compañeros varones (los cuales poseen “naturalmente” caballos y armas) para la defensa de su integridad y seguridad. Y, además, el tono de comicidad parecería ironizar sobre las escenas, podría pensarse.

Pero aún así me parece evidente que un elemento sexista predomina y permea toda la trama: porque la función de Pluma Brillante como trofeo/prueba es reificante hacia la única figura femenina. Además, el uso masivo de estos estereotipos, especialmente en un producto para niñxs, consigue difundir estas ideas y generalizar esos tópicos. Mi joven compañero de juegos, por ejemplo, utilizaba las correspondientes figuras recreando las escenas de la película, y era reacio a cambiar el guion metiendo en la prisión a cualquier muñeco que no fuera la figurita femenina.

Problemas de “género”

Uno de los temas que encuentro más complejos es la relación de este vídeo con el género literario-cinematográfico al que se remonta, el western. Se trata de un género que tuvo su momento de máximo esplendor a mediados del siglo XX (estaba hecho, pues, para un público poco concienciado en temas de género) y que además hace referencia a un periodo que podemos imaginar bastante oscuro, en términos de sexismo y racismo. Hoy en día es posible ver esas creaciones desde la conciencia de que son hijas de su época, del supuesto machismo del siglo XIX (hablo de supuesto ya que, en realidad, no puedo nutrirme más que de nociones muy básicas de esa historia, y de la imagen que transmiten las mismas películas, cuya fidelidad a la historia real me es desconocida) pero también, y sobre todo, del machismo de la industria cinematográfica de mediados del XX. Sin embargo, esa condescendencia, que podemos aplicar como espectadores a las películas clásicas, no es necesariamente aplicable a las producciones actuales; y resulta completamente inútil (o sea, ni siquiera tiene el valor de cita o guiño al espectador) cuando encima se trata, como en este caso, de una producción destinada a un público infantil, que ni siquiera disfrutará de las alusiones a un género que probablemente aún no conoce.

Por otro lado, en este vídeo, el género cinematográfico en parte sí se adultera modernizando algunos elementos, al poner como protagonistas a dos jóvenes indios (en lugar de los vaqueros), y transformar todo en una comedia ligera un poco absurda (las explosiones sin heridos, o el uso de un castor a la hora hacer un agujero para acceder al fuerte). No se puede decir, pues, que los roles de género que se presentan obedezcan necesariamente a las convenciones del género cinematográfico, convenciones que, de hecho, han sido transformadas en esta versión moderna e infantil del Western. La comicidad del filme contribuye, por otra parte, a normalizar, a hacer más asimilables, más naturales y creíbles todas las escenas, favoreciendo una identificación: con los protagonistas, con los bandidos que atacan en grupo por una complicidad con el protagonista, o incluso con los simpáticos soldados que bromean mientras encarcelan arbitrariamente a una persona en función de una frontera que actúa como legitimadora de un auténtico secuestro. Ni siquiera los percibimos como personajes negativos: de alguna manera, “la mala” de la película realmente es la antipática Pluma Brillante.

Creo, en suma, que el género cinematográfico, el western, no puede actuar como atenuante a la hora de juzgar el sexismo de esta película. En primer lugar, porque no es un western clásico; y en segundo lugar, porque ni siquiera pretende serlo. Es estructuralmente una película infantil (o incluso un juego, la narración de un juego de niñxs, potencialmente) que literalmente se disfraza de western. La estructura de la trama en la que la mujer es un elemento totalmente pasivo y un medio para que el protagonista alcance su promoción social no tiene nada que ver con el género cinematográfico. Más allá de los arcos, las flechas o los caballos, lo que se representa es una manera de entender las relaciones sociales. Y significa que todavía consideramos creíble –y posible– un cierto modo de relacionarse con las mujeres.

Los juguetes

Si, más allá del vídeo, observamos el juguete, creo que las figuras merecerían también un análisis, por el modo en que distribuyen y caracterizan las figuras masculinas y femeninas. Entre las que yo he visto, se aprecia que las mujeres se representan con pestañas muy visibles (¿ojos pintados?), sonrisa abierta (son las únicas que dejan ver los dientes, en una sonrisa de color blanco) y falda, una falda que, por ejemplo, no permite a la figura femenina sentarse en la montura de un caballo donde sí pueden insertarse todas las demás figuras. Se trata, pues, de personajes poco dinámicos marcados por una cierta idea de femineidad. Sin embargo, no he podido realizar una observación detallada de todas las imágenes, y por ese motivo no puedo hacer una valoración al respecto. Por otro lado, existe abundante bibliografía sobre el sexismo de los juguetes, lo cual hace innecesario alargar ulteriormente este texto.

Sí que me parece pertinente traer a colación una noticia de The Guardian a propósito de las quejas formuladas en el Reino Unido por una línea de juguetes Playmobil acusada de perpetuar estereotipos: en ella se representa un hotel donde los y las clientas son figuras blancas, mientras que las únicas figuras de piel oscura corresponden a lxs trabajadorxs del hotel. La respuesta de la marca a esa queja fue que “algunos de los trabajadores y clientes del hotel están morenos para reflejar el hecho de que las vacaciones se toman en sitios soleados”. También en Estados Unidos se han recibido quejas por una figura de piel oscura a la que según las instrucciones del juego se debe poner una cadena al cuello. De nuevo, la respuesta de la marca explicando que se trataba de un “pirata que anteriormente había sido esclavo”. En ambos casos, se advierte un tono evasivo y poco creíble que muestra una responsabilidad muy relativa de la marca hacia la sensibilidad social de sus mismxs clientxs y hacia la importancia educativa de sus propios productos.

Conclusión

Volviendo al vídeo, creo que sería interesante hacer una valoración seria y detenida de este tipo de materiales que están a disposición de niñas y niños, ya que, aunque se trata de un producto comercial y de ocio, acaba convirtiéndose en un instrumento pedagógico, de divulgación y normalización de ideas y costumbres. El vídeo en castellano tiene cerca de 800.000 visualizaciones en Youtube, y un número similar tienen también los vídeos en francés y en alemán. La película va más allá de los juguetes e incluso de la publicidad: ofrece una narración que pone a los personajes representados en relación mutua en función de su rol social, hombres-indios-adultos, hombres-indios-jóvenes (aspirantes a guerrero), hombres-bandidos-blancos, hombres-soldados-blancos. Y mujer-india… o mujer-objeto. Personajes con los que, después de la película, niños y niñas juegan recreando esos roles e identificándose, siguiendo el patrón que les ofrece un vídeo.

Me pregunto qué control reciben este tipo de producciones, que no pasan por la televisión ni por los cines, pero que niñas y niños, de un modo u otro, consumen habitualmente, que suscitan enormemente su interés porque utilizan como protagonistas a sus juguetes, y que por su breve duración son un concentrado de informaciones que los usuarios asimilan con gran facilidad y a repetición. Y más allá del control externo, ¿cómo puede ser que una empresa de esta envergadura realice y divulgue un producto tan mediocre en relación a un tema clave como el problema de género en los juguetes? ¿Ignora la problemática? ¿O considera compatible con el entretenimiento de lxs niñxs y con la promoción de sus productos la difusión de estereotipos machistas?

Concluyo este texto agradeciendo la lectura, sugerencias y estímulos de Valeria Borsotti, Stefania Prandi, Aurora Pulido Vacas, Javiera Cubillos y Gabriele Bugada. Y a mi amigo de seis años.

Algunos diálogos de la película

–Sabio Mapache: [El Dios] quiere otra prueba de valor tuya.

–Nube Roja: ¿Otra prueba de valor?

–Sabio Mapache: Debes ganarte el corazón de una muchacha.

–GarraFiel: Ay, pobre

–Nube Roja: ¿De una muchacha? Buuuh, qué asco.

–Sabio Mapache: Y nada menos que el corazón de Pluma Brillante.

–Nube Roja: Mapache fiel, pide clemencia al Gran Manitú.

–Sabio Mapache: El Sabio Mapache ha hablado.

–Nube Roja: Hay dos clases de personas a las que se los puede ganar con oro: los bandidos y las muchachas.

–Nube Roja: ¿Por qué tiene que ser Pluma Brillante, la hija del jefe precisamente?

–GarraFiel: Acéptalo como un guerrero, hermano.

–Nube Roja: Saludos, jefe Garra Afilada. Traigo un regalo para Pluma Brillante.

–Pluma Brillante: ¿Un regalo? ¿Para mí?

–Jefe Garra Afilada: Adelante, Nube Roja.

–Nube Roja: Ejem, ejem, “Pluma Brillante: Para mí eres bella [saca la piedra de oro] como esta pepita de oro”.

–Pluma Brillante: ¿Quieres regalarme una piedra y quieres decir que soy como una pepita? ¡Tú no estás bien de la cabeza! [Empuja la piedra haciendo caer a Nube Roja y se va enfurecida].

Nube Roja va a ver a los bandidos.

–Nube Roja: Saludos, bandidos.

–Bandido: Dadme una razón para que no os vuele esas plumas de la cabeza.

–Nube Roja: Tomad, una pepita enorme de oro. Y tendréis una más si me ayudáis con mi plan. Pluma Brillante va por las tardes a pasear por la zona fronteriza. Vosotros iréis a por ella y fingiréis que las vais a asaltar.

–Bandido: ¿Eh? Eso me gusta.

–Nube Roja: Poco después, llegaré yo sobre mi orgulloso caballo, lanzaré mi tomahawk y os espantaré para que huyáis.

–Bandido: Ja ja ja ja este chico sería un fantástico bandido.

–Garra Fiel: Va a pensar que eres el guerrero más valiente que ha visto en su vida.

–Nube Roja: Cuidado, ahí están los bandidos.

–Pluma Brillante: Largo de aquí.

Cuatro bandidos a caballo rodean a Pluma Brillante y Nube Roja se dirige al lugar.

–Pluma Brillante: Como os pille mi padre os echará a los buitres. Largaos.

Llega la caballería.

–Bandido: ¿La caballería forma parte del plan? Nos largamos, vamos. La próxima vez te vas a enterar, muchacha india.

–Pluma Brillante: Ahora estáis muertos de miedo, ¿eh?

–Nube Roja: Oh, maldita sea, qué hacen esos aquí.

–Soldado: Jovencita, lo lamento pero está usted en los Estados Unidos de América. Queda detenida provisionalmente.

Se la llevan como un saco en el caballo.

–Soldado: Tranquila, tranquila, no patalee tanto, tranquila, jovencita. Está poniendo nervioso a mi caballo.

–Soldado: Eh, Arturo, ¿qué nos traes por aquí?

–Soldado: Traigo una presa, ha cruzado la frontera.

–Nube Roja: Como le toquen un pelo a pluma Brillante, les… les…

–Garra Fiel: Garra Afilada nos va a cortar la cabellera.

–Nube Roja: Pluma Brillante.

–Pluma Brillante: Nube Roja, por fin.

–Nube Roja: Pluma Brillante, no tengas miedo.

–Pluma Brillante: No tengo miedo.

–Sabio Mapache: Nube Roja, no has conseguido ganarte el corazón de Pluma Brillante.

–Pluma Brillante: Soy mucha mujer para él.

–Sabio Mapache: Sin embargo voy a nombrarte guerrero.

–Nube Roja: Pero, Sabio Mapache, ¿por qué?

–Sabio Mapache: Esta noche he vuelto a conversar con Manitú. Dice que debería nombrarte guerrero antes que tú y Garra Fiel os metáis en más líos.

[1] En este texto hablaré de “indios” refiriéndome con esta palabra a las figuras con las que las películas del género Western representan a las personas pertenecientes a grupos humanos indígenas, también llamados pueblos originarios o nativos americanos. El término “indios” es cada vez menos usado: derivado de una visión europea que asimiló estos pueblos a los de la India, hacen clara referencia a una visión colonial de los mismos. En este texto, sin embargo, prefiero utilizarlo, porque no es mi intención referirme a las personas de esos pueblos, sino a la caricatura con que la cinematografía capitalista del siglo XX los representó.

[2] Sobre la construcción del amor recomiendo la lectura de los textos de Coral Herrera, varios de los cuales han sido publicados por Píkara https://www.pikaramagazine.com/author/coral-herrera/

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