Sobre las formas de amar

Sobre las formas de amar

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17/09/2016

@BertaLC 

La falacia de la no monogamia dentro del heteropatriarcado.

La no-monogamia es un estallido popular de los que acaban con la guillotina en la plaza del pueblo, asesinando viejos reyes y dictadores para al final acabar dejando el hueco libre para que nos dominen otros.

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Cortamos la garganta de innumerables tabúes, nos expresamos, jugamos, aprendimos y nos divertimos, las calles se llenaron de gente clamando libertad y revolución, todas nuestras amigas y nosotras mismas probamos todos los tipos de relación no monógama desde el poliamor a la anarquía relacional y como resultado, nos vimos envueltas una por una en un sinfín de complicaciones añadidas, falta de cuidados y situaciones que no estábamos preparadas para enfrentar física o emocionalmente.

Todas las mujeres que conozco que intentamos la no monogamia con hombres cis, nos metimos en relaciones “muy libres” en unas condiciones en las que tuvimos que hacer el trabajo de siempre, los cuidados y la resignación ante su incapacidad emocional, la agradabilidad hacia el macho, pero multiplicado exponencialmente, no solo con cada relación nueva que emprendíamos nosotras, si no también con las de ellos. No supuso una evolución emocional en ellos, no revisaron sus privilegios, no se volcaron trabajando los cuidados.

Metimos en las ya tóxicas relaciones heteropatriarcales el componente de la “libertad de amar” y la jodimos. Quisimos ir muy rápido y comenzamos a construirnos alrededor de una moda en vez de ser un estallido de creatividad y trabajo personal.

En mi opinión, este trabajo no se puede hacer sin reconocer nuestros patrones de pensamiento, conducta y relación, comprender las raíces patriarcales que tienen nuestros deseos y la forma de alcanzarlos, así como la base capitalista de consumo de nuestros cuerpos como productos.

“Pero ¡uf! Eso es un montón de curro y yo lo que quería es follar mucho, no bien” (eso leo yo tras la mirada de cualquier hombre cis que tenga relaciones no monógamas). No creo que sean todos ellos adalides de la lucha aliada, no han rebuscado en sus adentros hasta encontrar toda la culpa que tienen sus cuerpos, sus almas y sus actos. Porque si lo hubieran hecho, sabrían que lo único que hace un hombre en una relación monógama o no, es ejercer poder y control. Por muy “deconstruído” que digas estar.

Hazte un favor, aliado, ¡córtatela!

Para comenzar la revolución de los afectos, en mi opinión, solo necesitas una amiga.

Una vez que sacas a los hombres cis de la ecuación, todo va suave.

Para mí no se trata tampoco del nombre que le pongas a la relación ni de qué se comparte físicamente. Se trata, como se debía de haber tratado siempre, de lo que aprendes, disfrutas y compartes emocionalmente, del apoyo, los cuidados, el respeto y la ternura, el “todo cabe” sin juicios, sin armas. Dejando de competir en las relaciones, creando espacios de seguridad compartida. Es un trabajo de ensayo y error, de nuevas formas de expresión, de nuevos sentires, búsqueda de otros placeres, generación en común de nuevas herramientas de cuidado, apoyo mutuo y autocuidado.

Es sacar el amor del cuerpo, plantarlo, regarlo y dejarlo crecer en una misma y extenderlo hasta cubrir a las demás. Es poder compartir hasta el pozo más negro de tu alma sabiendo que vas a ser escuchada con ternura y respeto.

No es fácil y tampoco es un objetivo en sí mismo, es un proceso.

Para mí no se trata de algo que se consiga, ningún tipo de relación es un trofeo a tu esfuerzo, es un apoyo en el proceso de crecimiento y empoderamiento personal y colectivo de las mujeres, es una red, no una competición.

La realidad desde la que emprendemos este camino es una sociedad mercantilizadora de afectos, capitalista y patriarcal: los celos, el miedo, la culpa son los sentimientos sobre los cuales nos han enseñado a edificar nuestras relaciones para anularnos y poder someternos como individuos aislados y rotos.

En mi opinión, tenemos que tomar la sinceridad, el respeto y la colectivización como armas de resistencia durante el asedio de todos estos sentimientos tan tóxicos.

Generar vínculos, afectos y nuevas relaciones fuera del poder hegemónico heteropatriarcal, no es para mí una opción sentimental, es una opción política, es la lucha por generar un nuevo modelo de socialización horizontal.

Si llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, debemos empezar a formarnos y trabajarnos para dejarlo crecer y hacerlo común. Si no, estamos construyendo las “nuevas relaciones” sobre la sangre de las relaciones monógamas ya guillotinadas.

Por eso te quiero, porque quererte es el mayor acto revolucionario.

Caminar contigo, colectivizar el dolor y la alegría, es personal, es político.

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