Está pasando en la puerta de mi casa
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Tensi
Llevo varios días viendo un coche de la policía nacional aparcado en mi calle, las vecinas cotillas hemos hecho varias hipótesis pero ya se han verificado los motivos de esta custodia policial.
A una vecina le pegaba su marido, que es muy simpático, de estos que cuando te cruzas con él en el portal siempre te sujeta la puerta y te espera para subir en el ascensor. Pero la pegaba en plan que otro vecino, una noche, de lo que sonaba la paliza llamó a su puerta y le dijo que como él oyese que le ponía la mano encima a su mujer otra vez le partía la cabeza. Ya no se escucharon más hostias. Yo llevo un par de meses viviendo aquí y, efectivamente, no he escuchado el más mínimo atisbo de golpe. Si le pega en silencio o no lo hace, como ya no hacen ruido no lo sabemos, pero el coche de policía que hay en el portal no está ahí por este matrimonio, contra todo primer pronóstico.
Esta mañana bajando en el ascensor con una vecina ya me he enterado, resulta que están porque una mujer, que vive en la calle paralela a la nuestra, está ya en casa tras tres semanas en el hospital porque su ex-pareja le dio una señora paliza, de esas con costillas rotas y todo.
No contento con tenerla tres semanas en el hospital, este señor le juró que ya terminaría lo que empezó, que hasta que no la mate, él tranquilo no se queda.
Total, que le han puesto un coche patrulla a la mujer en una calle paralela a la suya. Mi reflexión es: ¿y este señor tendrá policías en la puerta de su casa? ¿habrá este revuelo en su vecindario? Sabemos que no, las ordenes de alejamiento se ponen en el perímetro de la víctima, de ella, la pobre, a la que hay que proteger.
Él, este maltratador, está haciendo su vida, expectante de que su instinto asesino le dé la voz de alarma cuando los policías de dos calles más atrás de aquella, la que fue su casa, estén distraídos o simplemente está en estado de latencia, esperando que prescriba la orden de alejamiento y las medidas protectoras.
Pero lo que me decía mi vecina, que en lo que la cose a apuñaladas o la tira por la ventana, los policías de la calle de atrás están bajándose aún del coche, que si la quiere matar la va a matar, faltaría más, que lo juró por sus santos cojones.
Esta semana son policías, espero que la próxima no sea la prensa la que esté por el barrio, no sé, que yo por esperar también espero un barrio libre y sin miedo a las agresiones machistas.