Pornografía: ¿violencia aceptada?

Pornografía: ¿violencia aceptada?

Nota: Este artículo se enmarca en la sección de libre publicación de Pikara, cuyo objetivo, como su nombre indica, es promover la participación de las lectoras y lectores. El colectivo editor de Pikara Magazine no se hace responsable ni del contenido ni de la forma de los artículos publicados en esta sección, que no son editados. Puedes mandar el tuyo a participa@pikaramagazine.com. Rogamos claridad, concisión y buena ortografía.

23/05/2016

Marta L.

Me encontraba manteniendo una charla con unas compañeras de la Universidad, cuando ha salido el tema de la pornografía. Es sorprendente ver lo polémico que llega a ser un tema como este, como es casi imposible llegar a una opinión consensuada, como fácilmente nos sentimos atacados cuando hablamos de ella o como a veces se nos hace insoportable pensar en ella.

Lo que más me ha sorprendido, es ver cómo se ha filtrado en nuestra mente. Cómo hemos llegado a aceptar la violencia que hay tras ella, y cómo hemos normalizado las prácticas que se llevan a cabo. Todo esto, incluso entre las propias mujeres que son, teóricamente, las víctimas de la violencia de la pornografía.

En medio de la conversación que estábamos manteniendo, se me ocurrió decir una frase – medio en broma, medio en serio – que vino a decir: ”¡Algún día me haré activista antiporno, estoy harta!”, a lo cual una de mis compañeras – también, medio en broma, medio en serio -me respondió: ”Pues entonces deja de tener sexo, ¿no?”. ¿Qué me estaba diciendo con esto?

Es posible que la mayoría de personas no le den importancia a estos comentarios, pero una vez que tienes metida la perspectiva de género en la cabeza, no puedes evitar aplicarla a todos los momentos de tu vida, y este no iba a ser menos. ¿Cómo que entonces tengo que dejar de tener sexo? ¿El porno construye la realidad del sexo? ¿Si no me gusta el porno, entonces no debería gustarme el sexo? ¿Soy una estrecha, porque el porno no me gusta? ¿Qué puede aportarme el porno?

Cuando haces una búsqueda rápida en las páginas donde se muestra contenido pornográfico, encuentras fácilmente cuestiones relacionadas con violaciones, vídeos donde eyaculan uno o varios hombre sobre el cuerpo de una mujer, videos donde se practica sexo oral hasta el punto de estar ahogando a la mujer que lo está practicando. Vídeos, que en definitiva, usan a la mujer como si fuera un objeto, algo que está dando placer al hombre. ¿Debería satisfacerme esto? ¿Debería satisfacernos a las mujeres? Evidentemente, hay vídeos de contenido pornográfico que no muestran contenido de este tipo. Existen vídeos pornográficos que no muestran violencia, o al menos, no una violencia tan explícita. Pero la cuestión, es que durante la conversación que he mantenido hoy con mis compañeras, no se han mencionado estos matices. No se ha hablado de que el porno sea violento y vaya contra las mujeres, no me han respondido que ”bueno, hay porno violento y porno que no”. No, simplemente se ha aceptado como era, y se ha dado a entender que si no te gustaba, te aguantabas. De hecho, parecía que el porno fuera un daño colateral de las necesidades sexuales de los hombres. Un daño colateral que había que aceptar.

”El porno está hecho para los hombres. Es lo que hay. ¿Qué esperabas?”

Sigo sin entender por qué debería aceptar la pornografía o por qué mi sexualidad debería girar en torno a ella. No creo que tenga nada que aportarme, ni que tenga que aceptar la violencia que desprende solo porque socialmente se entiende que los hombres tienen ciertas necesidades que tienen que cubrir mirando vídeos de este tipo.

La pornografía enseña patrones, es una forma de educación sexual que se ha filtrado en nuestra sociedad y tiene mucha fuerza. Nos quejamos de millones de problemas relacionados con la sexualidad, de cómo muchos hombres no trabajan los preliminares y solo se dedican al ”mete-saca” y de todas las agresiones sexuales y abusos sexuales que tienen lugar, entre otras cosas. Pero, no enfocamos la vista en un elemento socializador como es éste, que precisamente, fomenta todo esto.

La pornografía, tal y como está siendo producida actualmente, es violencia.

La pornografía, transmite la violencia de la pantalla a las relaciones sexuales reales.

La pornografía, construye la realidad sexual de muchas personas. Si la aceptamos, la aceptamos con todas sus consecuencias.

 

 

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba