Hoy me apetece hablaros sobre abusos sexuales en la infancia

Hoy me apetece hablaros sobre abusos sexuales en la infancia

Nota: Este artículo se enmarca en la sección de libre publicación de Pikara, cuyo objetivo, como su nombre indica, es promover la participación de las lectoras y lectores. El colectivo editor de Pikara Magazine no se hace responsable ni del contenido ni de la forma de los artículos publicados en esta sección, que no son editados. Puedes mandar el tuyo a participa@pikaramagazine.com. Rogamos claridad, concisión y buena ortografía.

Texto anónimo

Algo muy duro, asusta con sólo leer el título, ¿verdad?

ABUSOS SEXUALES EN LA INFANCIA.

suscribete al periodismo feminista

Suena muy grande, muy lejos. Menuda tentación pasarlo de largo, no tener que leerlo para no sentir esa angustia en el pecho, esa tensión en las manos y las tripas.

Como esas noticias en los periódicos de personas que mueren en los límites de nuestras fronteras, esto también pasa, aunque sea más cómodo no pensar en ello.

A diferencia de todas las personas que mueren por nuestra culpa, mi única opresión es el patriarcado, yo no tengo que luchar también con el racismo, el colonialismo ni la pobreza.

Yo os escribo desde los privilegios que me permiten hacerlo, que me permiten decidir cargarme el muro de la invisibilización a la que es sometido esta… ¿lacra? ¿Problemática? ¿Opresión?

Tengo la oportunidad de hacerlo, gracias a mis múltiples privilegios como mujer, blanca, de clase media, pansexual, con estudios medios, con solución habitacional, con red de mujeres feministas, con conciencia social y política.

Soy una de esas mujeres (me lo comen los porcentajes y cifras) que sufrió abusos sexuales en la infancia, además yo, como muchas otras, borré mis recuerdos.

Mi sabio cuerpo decidió bloquear mi vida a partir de ese momento, cada día que pasa entra en un agujero negro. Era la manera de cuidarme que encontré con 8 años.

No fue una decisión consciente, por supuesto.

En noviembre, después de casi dos años de terapia gestalt, de muchos cambios en mi vida, después de iniciar una serie de procesos, mi cuerpo decidió que era el momento de sacar la verdad, que estaba preparada para gestionarla.

Me dio el regalo del recuerdo, la consciencia, la comprensión.

Yo vi mi dolor, lo toqué, lo admiré y respetándolo le di espacio en mi interior.

Ahora convivimos juntos de forma consciente, negociamos los tiempos de cada una de nuestras expresiones y nos desarrollamos.

Ahora sé de dónde vienen todas las etiquetas que a lo largo de estos años, la patologización y medicalización del sufrimiento me han ido colgando.

Tengo una lista llena de palabras largas, “consecuencia” de los abusos, que me definen de alguna manera y de muchas otras se quedan cortas.

A saber: deprimida, ansiosa, bulimaréxica, drogodependiente, alcohólica, maltratada…

De esto no se sale, lo sabe todo el mundo.

Menudo pasado, ¿no?

“Yo, si fuera tú, me relajaría, es normal que te sientas así después de todo eso”, “claro que quieres llamar la atención, ¡has estado muy sola!”, “normal que te den miedo los hombres, pero en cuanto lo superes, ¡ya verás como dejan de “gustarte” las mujeres!”, “tu lo que tienes es un montón de traumas, que modifican tus comportamientos y emociones”, “si todo esto no te hubiera pasado, estarías casada y tendrías hijos, tú tranquila, en cuanto lo superes, conseguirás tener una vida normal”.

Ummmm.

¡Vaya chapa, chavales!

Pues sí, me follaron y yo no quería. Y no solo cuando tenía 8 años, es algo que me ha seguido pasando, es algo que nos pasa a todas.

El patriarcado nos anula, nos anuláis, pensáis que necesitamos que vengáis a decirnos cómo sentirnos o cómo deberíamos ser.

No, mira. Me follaron y yo no quería, sí.

¿Y qué?

¿A ti no? ¿Seguro? ¿Cuántas veces has llorado después de salir de casa de un hombre? ¿Cuántas veces te sentías mal y no sabias por qué? ¿Cuántas veces te han insistido hasta hacerte cambiar de opinión? ¿Cuántas veces te han incomodado de cualquier manera con comportamientos sensuales o sexuales?

¿Tú no has violado o agredido sexualmente? ¿Alguna vez has tenido una relación con alguna mujer que no quería mirarte, que se apartaba? ¿Nunca has emborrachado a una mujer para acostarte con ella? ¿Nunca has elevado el tono para que se acostaran contigo? ¿Nunca has coaccionado a una mujer para acostarte con ella?

Déjalo, no te esfuerces, si eres un macho jamás conseguirás entenderlo, eres tú el sujeto violador y claro, quizá no en tus circunstancias, pero si tuvieras la necesidad de hacerlo, el mundo te concede la oportunidad de conseguirlo.

Sin ninguna consecuencia, seremos siempre nosotras las cuestionadas.

Tú viola tranquilo, que seremos nostras las que tengan que buscar después en Google las circunstancias psicológicas de vuestras agresiones.

Serán nuestras madres las que lloren.

O quizá ha llegado el momento de organizarnos, hermanas.

 

Si quieres comentar este artículo, hazlo en el Foro de Debate Feminista de Pikara. ¡Te esperamos!

 

Download PDF
master violencia de género universidad de valencia

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba