Retrógradas, clasistas, en contra del perreo

Retrógradas, clasistas, en contra del perreo

Nota: Este artículo se enmarca en la sección de libre publicación de Pikara, cuyo objetivo, como su nombre indica, es promover la participación de las lectoras y lectores. El colectivo editor de Pikara Magazine no se hace responsable ni del contenido ni de la forma de los artículos publicados en esta sección, que no son editados. Puedes mandar el tuyo a participa@pikaramagazine.com. Rogamos claridad, concisión y buena ortografía.

02/04/2016

 

María Rovira y Teresa Vives

 

Si un espacio público acoge una exposición racista,
escándalo.
Si un espacio público acoge una exposición machista,
escándalo.
Si un espacio público acoge un concierto racista,
escándalo.
Si un espacio público acoge un concierto machista,
qué.

 

 

Comentarios en Facebook

 

El pasado 19 de febrero fuimos a ver a unos amigos tocar en el Festival Cara-B, en la Fabra i Coats. Como final de fiesta estaba programado Yung Beef y terminó siendo la Pxxr Gvng, casi al completo. Podíamos imaginar cómo iría la cosa; pero estábamos allí y nos quedamos a verlo. El espectáculo nos lo bajó todo hasta los pies (alcohol y alma), se nos acabó la fiesta con el cabreo y salimos a la mitad.

Había gente decepcionada, gente furiosa y gente pasándolo bien. Y, posteriormente, gente que lo había pasado bien que no entendía a la gente furiosa.

‘Retrógradas.

Clasistas.

En contra del perreo’.

(Decir esto último en tono tan serio no deja de ser divertido. Se tienen que entrecerrar un poco los ojos. Probad. Repetid de pura indignación. Es fantástico.)

Nosotros formamos parte (como muy perspicazmente ya habréis supuesto), de la gente furiosa. No por lo que pasó en el escenario, sino porque Pxxr Gvng y sus múltiples metamorfosis son uno de los ejemplos claves de la normalización de las violencias de género en nuestra sociedad. Tan normalizadas que actuaron en el BAM 2014 (el festival de música de la fiesta mayor de Barcelona). Tan normalizadas que el Festival Cara-B los programa en la Fabra i Coats. Espacios de titularidad pública, es decir, del Ayuntamiento de Barcelona. El mismo de la campaña #BCNantimasclista. Y no es por premeditación: no estar al corriente y sobre todo dejarlo pasar son las dos actitudes imperantes en este tipo de fenómenos.

Y no entendemos que a la gente no le moleste. Manifestamos nuestro profundo desacuerdo y nos contestan que:

“Esto es como todo. Y además, muchos otros grupos tienen letras iguales o peores pero a estos nadie les califica de machistas porque están legitimados culturalmente”. Los discursos machistas, de manera más o menos perceptible, están en todas partes porque se desprenden de nuestro sistema patriarcal. Y no existen géneros musicales machistas, sino discursos y actitudes machistas. También hay pop machista, y mucho. Y metal, rock, etc.

¿Que exista mucha música con discursos abiertamente machistas debe frenar que se denuncie? Conformismo, inmovilismo y perpetuación.

Por otra parte, un grupo editado por Sony muy deslegitimado dentro del mercado cultural-musical no creemos que esté. Y un género musical con una industria que mueve tanto dinero, muy fuera del sistema tampoco. Que su terreno de acción haya sido Youtube y redes sociales significa que las plataformas evolucionan, no que Pxxr Gvng esté al margen.

“Criticáis Yung Beef porque está en contra de la lucha de clases y la movilidad social”. ¿Hola?

Dos cosas: considerar el machismo intrínseco de la clase obrera es clasista y falso. Y considerar que una reivindicación estética y de clase justifica suprimir otras es absurdo.

“Las feministas (esa masa homogénea …) tenéis aversión al reguetón. Consideráis el reguetón un baile machista”. (En fin).

Este argumento lleva implícita la idea socialmente tan arraigada de negación de la sexualidad del género femenino. ¿O será que las “mujeres” no pueden disfrutar restregándose? Si una de las luchas del feminismo es el empoderamiento, ¿por qué debería molestarnos que las “mujeres” disfruten su sexualidad abiertamente?

El problema no es el perreo, el problema es el machismo que se desprende de las letras, actitudes y videoclips.

Si no se puede perrear no es nuestra lucha; si no hay igualdad, tampoco.

“Ahora os dais cuenta?”. Sí. Escribimos a partir de un evento que nos ha hecho reflexionar sobre este tema. Estábamos en un espacio de titularidad pública y nos encontramos con un grupo que hace apología de las violencias de género. Aquí un videoclip de D. Gómez, componente del grupo y presente en el Cara-B.

No nos gusta agarrarnos a frases o imágenes concretas, pero creemos que es bastante ilustrativo. Quizás somos nosotras que no lo hemos entendido y lo estamos descontextualizando. Pero vaya, cloroformo, cinta aislante y un hotel. La Culturadelaviolación Records se ha movido con la producción. Y en la letra ni entramos. Contenido colgado en la red, libre, descontextualizado y sin mención alguna que invite a una lectura alternativa a la de apología de la violación. No los estamos juzgando ni desde el ámbito estético ni el musical, sino por esto.

Total: que son algo nuevo que llega desde abajo. Son machistas, pero bueh, lo justo y normal. Tienen flow, ¿no? Continuamos.

Puede que te guste bailar la música que hacen y que las letras no. Todo llega y el trap se reinventa y reapropia. La escena del trap ahora mismo es clamorosamente machista, adjudica un rol y discurso a cada sexo. Pero no estaríamos ahora mismo donde estamos si el cambio no fuera posible.

Todo el mundo parece tener muy asumido que el machismo mata y que no solo son los golpes. Pero esta conciencia parece convivir muy tranquilamente con asistir a estos conciertos, aplaudir la Pxxr Gvng y hacerse fotos con ellos. Si fueran un grupo abiertamente racista posiblemente no habrían experimentado este boom ni disfrutarían de todo el público que tienen, sino de otro bien concreto. Y posiblemente, si fueran un grupo abiertamente racista no habrían ido a otros escenarios públicos como el BAM, ni tocarían en este Primavera Sound, ni en el Sónar, ni tendrían las redes a sus pies. Pero su música ha calado fondo y su machismo es un aspecto tangencial, inevitable y no relevante de estos “traviesos muchachos de barrio marginal”.

No deja de ser curioso cómo una esfera como la musical, cada vez más concienciada con los feminismos (denuncia del manifiesto patriarcado dentro de la cultura pop, visibilización del problema de los abusos en los conciertos, reivindicación de la paridad de cartel, etc.), parece estar haciendo la vista gorda con la Pxxr Gvng. Un debate similar al de Kanye West. Nos parece necesario abrir el debate sobre esta flagrante contradicción.

Evidentemente Pxxr Gvng no es el eje de la problemática sino una manifestación. Si hoy dejaran de tocar, los discursos machistas dentro de la música seguirían existiendo, y no precisamente como tendencia minoritaria. Pero el espacio público es el de todas, y lo que no haremos será callar, encogernos de hombros y decir que sí.

Y sí, este es un ataque frontal y directo al trap machista. Y aunque no hablamos de ello, no obviamos el hecho que la mayoría de grupos del festival estuvieran formados por “hombres”, que puede que letras y actitudes de otros grupos fueran machistas también (pero como son en inglés no las entendimos) y que el equipo de técnicos estuviera formado, una vez más, por “hombres”. Tres puntos que se dieron en el Cara-B y que se dan en la inmensa mayoría de festivales, tanto en espacios privados como públicos, y que tenemos tan integrados que ni nos chocarán ni nos harán salir de un concierto a la mitad.

Como nos decía una compañera, la reflexión final no debe centrarse en el hecho que el Festival Cara-B programe a un grupo con una capa discursiva claramente machista, sino que en un sistema patriarcal existen festivales (y el público que asistimos) que no se paran a cuestionar el funcionamiento de este sistema.

Quien piense que estamos criminalizando la música no ha entendido nada.

Download PDF
Etiquetas: ,

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba