de multi-amores y poli-conflictos

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30/04/2016

Yaiza Blanch

multi: muchos, poli: diversos

Ilustración de Laura Olivas

Ilustración de Laura Olivas

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Me di cuenta de que a la hora de establecer relaciones íntimas y ‘de pareja’, me oprimía tanto la categoría de monogamia como la de poliamor. Sentí que ninguna de ellas tenía sentido si únicamente quería sentirme amando en libertad. Y vi que la libertad era serme fiel a mí misma y a mi propia esencia; amar desde un sentimiento de calma y confianza.

Así, no se trata de marcos discursivos sino de personas y la singularidad de los vínculos que generamos entre nosotrxs. Y esto me sitúa en un tránsito relacional entre dos polos aparentemente opuestos. Amar desde un no lugar, sin referencias, sin proyecciones pre establecidas y sin manual de instrucciones.

Estoy en un proceso de aceptación difícil. Huí de la imagen de mujer sumisa y dependiente que proyectaba a través del estereotipo monogámico de las relaciones y elaboré un disfraz de ‘mujer desprecia hombres’ y de ‘yo sola puedo’ que me ha causado mucho dolor; y consecuentemente yo lo he causado a los hombres con los que he compartido íntimamente. He sentido en mi propio cuerpo la batalla de la militante feminista versus la princesa Disney, y no he sabido qué hacer. Y sigo aún investigando, con ciertas dificultades, qué es esto del amor sencillamente libre.

Estoy comenzando a aceptar que soy una persona que busca estar en relación íntima con otra persona, hombre o mujer; que soy celosa y que la dependencia no es necesariamente un arma de destrucción masiva. Hasta ahora, negaba estas partes de mi porqué creía que una feminista trabajada, leída y politizada no puede habitar espacios de debilidad y vulnerabilidad.

Duro y difícil responder a estereotipos, sean cuales sean.

He procurado no caer en la trampa del ‘todo se soluciona amándose a unx mismx’; o al menos a mí, este mantra no

Ilustración de Laura Olivas

Ilustración de Laura Olivas

me funciona. Me amo y me respeto y me siento tan feliz con lo que soy y lo que tengo que hay una necesidad enorme en mí de compartirlo y hacer que se multiplique. Y así sucede con mi gente más cercana y toda mi red de afectos, amplia y diversa. Y lo siento insuficiente, hay en mí la voluntad de generar un vínculo todavía más íntimo, más comprometido y estoy empezando a aceptar, que esto no es dañino, ni me hace menos feminista, ni menos autónoma, ni menos auto-suficiente. Y releo lo que escribo y me emociono.

En estos últimos años he navegado de punta a punta, del así a priori y sencillo, abanico de modalidades relacionales; he leído los libros y artículos de lxs gurus que habían de guiarme y he acabado enfadándome. Entiendo que una función importante de los discursos es generar nuevos espacios que permitan la emergencia de nuevas prácticas. La categoría poliamor o amor libre, nos permiten ubicarnos en otro lugar fuera de la monogamia y nos dan aire y apoyo para (de)construir, reflexionar y escapar hacia delante.

Pero pienso que hay una cara B de elitización de esas prácticas y discursos. Se convierten en el cliché al que las personas politizadas debemos aspirar, empezando a reproducir otro tipo de vínculos y espacios relacionales que, sin un trabajo personal y un desarrollo de los cuidados, se convierten en campos minados. Y estoy de acuerdo en que todo es aprendizaje y el proceso de prueba y error es potente y transformador; pero nuestros cuerpos y alrededores siguen supurando patriarcado a mansalva.

Ilustración de Laura Olivas

Ilustración de Laura Olivas

Y en este espacio de conflicto no he encontrado cobijo.

Muchas de lxs autorxs que reproducen estos discursos emancipadores, y a lxs que les doy las gracias de todo corazón, lo hacen desde un lugar de privilegio, pues han cumplido con sus funciones sociales; han estado casadxs, viviendo en monogamias estrictas, con su casa ajardinada, han dado a luz nuevas personitas, etc. y de repente ¡boom! Acaban con todo esto y se vuelcan a predicar el milagro, han descubierto la verdad.

¿Pero qué pasa con las mujeres de 30 que seguimos solteras y queremos ser madres?, ¿Cómo encajamos en toda esta deconstrucción? ¿Dónde está nuestro nuevo lugar ahora que el punto del que partieron estxs autorxs y gurús, ya no es válido?

No les responsabilizo de mi orfandad en cuanto a referentes vinculo-sexo-afectivos, sólo refuerzo mi apuesta por construir nuestro propio relato, que beberá del romanticismo clásico y también de la necesidad de empoderarnos como mujeres y hombres amantes.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que mis compañeras y referentes viven en pisos con sus parejas, bajo una modalidad de monogamia descafeinada, y paro ahí mi tren; ¿Qué he estado haciendo todos estos años? :) Qué mal llevado este rechazo frontal al patriarcado :)

Y nunca es tarde para tomar aire de nuevo, revisar qué nos define y proclamar que comienzan nuevos tiempos para la ternura, con una misma, permitiéndome y abrazando mi propia esencia; y ternura para los demás con lxs que comparto mi vida y con lxs que compartiré mi cama; en ese no lugar, fuera de cualquier marco discursivo cargado de instrucciones.

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